‘American Psycho’: una retrospectiva feminista sobre la terrorífica obra maestra de Mary Harron
American Psycho (2000) ha demostrado ser una obra maestra del terror que combina crítica social y horror psicológico de formas innovadoras y provocadoras. Dirigida por Mary Harron, la película se distingue por su mirada aguda y penetrante a la masculinidad tóxica y el vacío emocional en el corazón del consumismo desenfrenado.
American Psycho: la masculinidad tóxica en la lente de Mary Harron
El protagonista, Patrick Bateman, interpretado magistralmente por Christian Bale, es la personificación de este sistema de valores corruptos. Bateman es un narcisista obsesionado con la imagen, la riqueza y el estatus. Tras su apariencia de éxito y estabilidad, esconde una personalidad psicópata. Bale ofrece una interpretación icónica, creando un personaje frío y calculador que mantiene al público en un estado de incertidumbre y miedo.
La belleza de American Psycho radica en su capacidad para mezclar géneros y crear una obra de arte cinematográfica que se burla y critica a su sociedad. La película combina elementos del thriller, el terror, la comedia negra y la sátira social, lo que genera una obra única e intrigante.
Mary Harron, la directora, hace un trabajo brillante al manejar este material tan delicado. En lugar de glorificar la violencia y la misoginia, Harron las utiliza para criticar la hipersexualización y objetivación de las mujeres en la sociedad.
La elección de Harron de centrarse en la perspectiva de Bateman resulta en una película profundamente incómoda que pone de relieve la crueldad inherente en su misoginia y egocentrismo. La película se atreve a tomar a un personaje que podría haber sido retratado de manera glamorosa y en su lugar lo muestra como lo que realmente es: un monstruo.
La visión feminista de Harron trae una nueva perspectiva a la adaptación de la novela homónima de Bret Easton Ellis.
La novela de Bret Easton Ellis
La novela American Psycho de Bret Easton Ellis, publicada en 1991, proporciona la base narrativa para la película de Harron. La historia sigue a Patrick Bateman, un banquero de inversiones en Wall Street, a medida que desciende a la locura y comete una serie de asesinatos brutales.
El libro de Ellis fue extremadamente controvertido en el momento de su publicación, y fue ampliamente criticado por su descripción gráfica de la violencia y la misoginia. A pesar de esta controversia, o quizás a causa de ella, la novela se ha mantenido como un importante punto de referencia cultural y literario.
El atractivo de la novela radica en su crítica satírica del materialismo y la vacuidad de la cultura yuppie de finales de la década de 1980. A través del personaje de Bateman, Ellis ofrece una crítica mordaz de una sociedad obsesionada con la apariencia y el estatus.
La elección de Mary Harron de adaptar la novela para la gran pantalla fue valiente, dado su contenido controvertido. Sin embargo, Harron logró llevar la historia a la vida de una manera que conservó la crítica social de la novela mientras limitaba su representación gráfica de la violencia.
La novela American Psycho sigue siendo un pilar de la literatura contemporánea y su adaptación cinematográfica es un testimonio de su persistente relevancia y capacidad para incitar a la reflexión sobre la sociedad en la que vivimos.
La cultura del consumismo y la obsesión por la imagen
Uno de los temas recurrentes en American Psycho es el consumo desenfrenado y la obsesión con la apariencia. El personaje de Bateman es una representación extrema de esta cultura, pero Harron sugiere que esta obsesión es un problema generalizado que afecta a la sociedad en su conjunto.
Bateman se obsesiona con la imagen perfecta, tanto que asesina a aquellos que amenazan su percepción de sí mismo. Este rasgo es tanto una crítica de la cultura de la imagen como un reflejo de la mentalidad de “sálvese quien pueda” que a menudo se asocia con el capitalismo.
En última instancia, American Psycho es una película que debe ser vista no solo como una película de terror, sino también como una crítica de la sociedad contemporánea. Con su visión incisiva y su enfoque feminista, Mary Harron ha creado una película que sigue siendo relevante y provocativa más de dos décadas después de su lanzamiento.
Christian Bale: encarnando a un psicópata consumista
El nombre de Christian Bale se ha convertido en sinónimo de Patrick Bateman en el mundo del cine, y por una buena razón. La actuación de Bale en American Psycho es una de las mejores y más recordadas de su carrera, caracterizada por su dedicación, transformación física y su capacidad para encarnar el espíritu de un personaje tan oscuro y perturbado.
Bale interpreta a Patrick Bateman con una mezcla de encanto superficial y escalofriante frialdad. Su actuación mantiene un equilibrio cautivador entre la comedia negra y el terror psicológico, al tiempo que pone de manifiesto la vacuidad emocional de su personaje.
Uno de los aspectos más impresionantes de la interpretación de Bale es su dedicación física al papel. Bale es conocido por su habilidad para transformar su cuerpo para los roles que interpreta, y American Psycho no es una excepción. Adoptó un riguroso régimen de dieta y ejercicio para conseguir el físico musculoso y esculpido de Bateman, una manifestación física de la obsesión del personaje con la perfección y el control.
El monólogo interno de Bateman, que en la película escuchamos con su voz en off, ayuda que le echemos un vistazo a su psique. A través de estos monólogos, Bale revela la desconexión de Bateman con la realidad y su falta de empatía, dos rasgos clave de su psicopatía.
La interpretación de Christian Bale de Patrick Bateman es memorable porque consigue hacer de un personaje despreciable alguien fascinante. A través de su actuación, la visión de Mary Harron de una crítica a la cultura de la apariencia, la masculinidad tóxica y el consumismo desenfrenado cobra vida de una manera que sigue resonando con los espectadores más de dos décadas después.
Los referentes culturales de American Psycho
Para entender completamente la riqueza de American Psycho, es esencial considerar sus referentes culturales. La película es un producto de su tiempo y lugar, retratando el apogeo de la cultura yuppie de la década de 1980 en Nueva York. Sin embargo, también se nutre de una rica tradición cinematográfica y literaria, así como de la obra original de Bret Easton Ellis.
En términos de cine, la película toma prestados elementos de la tradición del cine de terror y suspense. Hay ecos del trabajo de Alfred Hitchcock, particularmente en la forma en que se construye el suspense y se crea una sensación de paranoia y miedo. También se pueden encontrar referencias a la cultura de películas slasher, con su énfasis en la violencia gráfica y la muerte.
La influencia literaria más obvia es la novela de Bret Easton Ellis. Ellis es conocido por sus agudas críticas sociales y su estilo provocador. Su representación de Bateman como un hombre obsesionado con la apariencia y la imagen fue la inspiración perfecta para la visión de Harron.
Por supuesto, la película está profundamente arraigada a la década de los 80. Las referencias a la música, la moda y la cultura pop de la época son constantes a lo largo de la película. Desde la música de Phil Collins y Huey Lewis and the News hasta los trajes de diseñador y las tarjetas de visita, todo se utiliza para pintar un retrato incisivo de una cultura obsesionada con la riqueza y el estatus.
American Psycho no es simplemente una historia de terror, sino una crítica mordaz de la sociedad contada a través de los ojos de una directora que no tiene miedo de confrontar los aspectos más oscuros de nuestra sociedad.
Mary Harron y la visión de género
La dirección de Mary Harron en American Psycho no es simplemente una demostración de destreza cinematográfica, sino una afirmación de la necesidad de perspectivas femeninas en el cine. Al adoptar una novela conocida por su violencia gráfica y su misoginia, Harron hizo un acto de valentía, reinterpretándola a través de una lente crítica que destaca la vacuidad de su protagonista y el mundo que lo rodea.
Harron es una cineasta canadiense conocida por su habilidad para contar historias impactantes y por su enfoque crítico hacia los géneros tradicionales. Antes de American Psycho, Harron ya había ganado reconocimiento por su trabajo en I Shot Andy Warhol (1996), una película biográfica sobre la vida de la radical feminista Valerie Solanas, y hace poco que os hablamos de su serie para Netflix, Alias Grace, donde adapta a la maravillosa Margaret Atwood.
En American Psycho, Harron emplea una estética deliberada y calculada que refleja la obsesión de Bateman por la superficie y el control. Cada escena es meticulosamente compuesta y estilizada, evocando un sentido de irrealidad que refleja la desconexión de Bateman con el mundo que le rodea.
Harron también se enfrenta a la violencia y el sexismo de la novela de manera audaz y desafiante. En lugar de explotar la violencia gráfica por su valor de shock, Harron la utiliza para cuestionar y criticar la cultura de la objetivación y la violencia de género.
La visión de Harron para American Psycho nos recuerda la importancia de contar historias desde diferentes perspectivas. Su interpretación feminista de la novela de Bret Easton Ellis demuestra que incluso las historias más controvertidas pueden ser reinterpretadas y utilizadas para provocar discusiones significativas sobre las normas y valores de nuestra sociedad. En última instancia, el trabajo de Harron en American Psycho es un ejemplo brillante de cómo la dirección con conciencia de género puede transformar y revitalizar el material fuente, creando una obra cinematográfica duradera y significativa.
American Psycho hoy en día
El legado de American Psycho ha perdurado, y la película sigue siendo un punto de referencia cultural. La visión de Harron ha influido en una generación de cineastas, y la película se ha convertido en un clásico del cine de terror y de la sátira social.
El núcleo de su legado, sin embargo, es el mensaje de la película: una crítica incisiva de la masculinidad tóxica y el capitalismo salvaje. En una era de creciente conciencia social, American Psycho sigue siendo una llamada de atención sobre las sombrías realidades de la sociedad contemporánea. Este es el verdadero poder de American Psycho: su capacidad para impactar y provocar al público a reflexionar sobre los problemas actuales y, según parece, imperecederos, de nuestra sociedad.