‘Almas en pena de Inisherin’: el ‘ghosting’ irlandés es de otro nivel
Este viernes podremos disfrutar en nuestros cines de Almas en pena de Inisherin, la nueva película de Martin McDonagh, uno de los directores más estimulantes de los últimos años. Además, vuelve a contar con Colin Farrell y Brendan Gleeson como protagonistas, la formidable pareja de actores que protagonizó su genial Escondidos en brujas, la película con la que este excepcional dramaturgo irlandés debutó en el cine.
Martin McDonagh no es un director muy prolífico, ni tampoco es de los que hace mucho ruido. Tan solo alberga cuatro películas. Cuatro joyas atemporales que son un auténtico gusto revisionar en cualquier momento. Cine de personajes construidos sin prisa, de una forma precisa y detallada. Con particularidades originales y características que los hacen inolvidables.
Todo en el cine de Martin McDonagh está hecho con mucho gusto, estilo y su indiscutible autoría. Como decía, su nombre es el de uno de los dramaturgos irlandeses contemporáneos más importantes, y eso se nota en su cine. Los diálogos son exquisitos, y todo lo que ocurre en la escena tiene sentido. Como en el teatro, los escenarios y todos sus elementos, de alguna u otra manera, tienen que ver con la historia. Las circunstancias dadas externas siempre suelen ser tan importantes como las internas, y lo mismo podríamos decir de sus conflictos.
No es casualidad que en Almas en pena de Inisherin, la acción se desarrolle a comienzos del siglo XX en una recóndita y pequeña isla irlandesa, quizá, el peor lugar para hacerle ghosting a alguien y esperar no volver a encontrártelo nunca más.
Almas en pena de Inisherin: respuestas, consecuencias y venganzas
La película nos plantea una historia de dos personajes aparentemente sencilla, en la que es fácil empatizar con ambas partes. Pádraic, el personaje que interpreta Colin Farrell, es muy amigo de Colm, interpretado por Brendan Gleeson, pero un día, y sin previo aviso, Colm no quiere volver a saber nada de Pádraic.
Pádraic se siente fatal, no entiende que ha podido ocurrir, qué ha podido hacer mal. Empieza a pensar en qué cosas pudo hacer que le pudieran sentar mal a Colm. Se siente culpable de algo que no sabe qué es. Algo por lo que Colm no le abre la puerta de su casa, ni le dirige la palabra.
Hasta la gente de la isla se pregunta qué pudo pasar entre estos dos, antes uña y carne, para que Colm no quiera volver a saber nada de Pádraic.
El vacío que uno siente por no saber cuál ha sido su error, es algo que corroe, el dolor es brutal y desesperado. El ser humano necesita respuestas para poder sanar ese dolor. Así se siente el personaje de Colin Farrell. Pádraic vive con su hermana Siobhán (maravillosa Kerry Condon) y esta, harta de ver por la casa a su hermano como alma en pena con su burra, decide visitar a Colm para exigirle respuestas a ese cambio de comportamiento con su hermano, pero muchas veces es mejor vivir en la ignorancia y no conocer la verdad.
Este es uno de esos casos, el motivo de Colm, es tan cruel, como comprensible para el resto, e inaceptable para Pádraic, que sigue acosando y persiguiendo a Colm.
Colm le advierte a Pádraic y Siobhán de cuáles serán las sangrientas e impredecibles consecuencias si Pádraic sigue acosándolo y reclamando su atención, pero aún así, Pádraic no desiste en su esfuerzo de retomar la amistad con Colm. Tanto es así, que las consecuencias de los actos de Pádraic serán tan radicales como la venganza que espera agazapada tras las puertas de las casas de los dos antiguos amigos.
Almas en pena de Inisherin: porque una tiene derecho a cambiar, ¿o no?
La película funciona como una fábula perfecta, con moraleja incluida. Pero tendréis que ver Almas en pena de Inisherin si queréis conocerla, ya que yo no os la contaré.
Qué difícil es no empatizar con sus dos personajes, ¿quién no ha desaparecido para alguien alguna vez?, ¿quién no ha buscado mil respuestas para encontrar los motivos por los que alguien ha dejado de estar?
Hoy en día, que vivimos en una sociedad cada vez más artificial, hipócrita y llena de postureo, en la que nos comunicamos y vivimos de forma virtual, el ghosting se ha convertido en una mala práctica, cada vez más utilizada. Se ha convertido en algo convencional romper con tu pareja con el móvil o no responder nunca un mensaje. Ahora se bloquea para desaparecer de forma virtual y real de la vida de alguien sin dar ningún tipo de explicación. Dejando a esa persona víctima del hambre voraz e insaciable de un vacío que parece no tener fin.
Almas en pena de Inisherin, ambientada al final de la Guerra Civil Irlandesa, nos hace pensar en las relaciones que tenemos hoy, en nuestras vidas tan individualistas y egocéntricas. Nos hace reflexionar sobre nuestras relaciones, las de amistad o las amorosas. Almas en pena de Inisherin funciona como un espejo al mostrarnos cómo, viendo el daño que le hacemos o podemos hacer a otra persona, seguimos actuando de la misma forma estúpida e inapropiada. Cómo no dejamos de pensar en nuestros propios intereses por encima de los del resto, de los de nuestra gente querida, o de la misma sociedad a la que pertenecemos.
Almas en pena de Inisherin: un reparto de lujo para una película atípica
En Almas en pena de Inisherin, Colin Farrell y Brendan Gleeson bordan sus papeles y consiguen unas interpretaciones prodigiosas. El advenedizo, inocente y cabezón personaje de Farrell funciona como la contrapartida perfecta al músico, pasional e impulsivo personaje de Gleeson.
La película, que se podría enmarcar dentro de ese realismo mágico que indiscutiblemente posee el teatro, tiene a dos personajes que funcionan de una forma mucho más realista que sus protagonistas. Uno es el interpretado por Barry Keoghan, perfecto en su versión del “tonto del pueblo”, pero sobre todo, si hay un personaje al que la magia le parece resbalar, es el de la hermana de Pádraic: Siobhán.
En el cine de Martin McDonagh, y Almas en pena de Inisherin no es una excepción, los personajes más valientes, inteligentes, razonables, pacíficos y vehementes, son mujeres. Los personajes masculinos suelen ser niños grandes con irrefrenables impulsos belicosos, que viven en su propio mundo sin normas, pero por suerte, los personajes femeninos casi siempre suelen andar cerca para contenerlos y educarlos.
En Almas en pena de Inisherin ese personje es Siobhán y la actriz Kerry Condon lo borda. Consigue darle a su personaje la profundidad y realismo necesario para jugar al mismo nivel de excelencia de sus protagonistas y conseguir que queramos saber más de Siobhán en todo momento.
Almas en pena de Inisherin es otra excelente película de Martin McDonagh, que, junto a Tres anuncios en las afueras, Siete psicópatas o Escondidos en Brujas, demuestra que tenemos a un director comprometido por el Arte y mucho más preocupado en contar buenas historias, que por lo que marca el algoritmo. Merecidas son sus nueve nominaciones a los Oscar 2023.
Saludos furiosos.