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Entrevista a Alice Waddington y Boré Buika: “el hombre más fuerte de África es blanco y se llama Tarzán, pero no aceptamos que la Sirenita sea negra”

La semana pasada se estrenó en Prime Video la segunda temporada de la renacida serie, Historias para no dormir. Alice Waddington, Nacho Vigalondo, Jaume Balagueró y Salvador Calvo, dirigen la nueva temporada que, de la mano de los mejores directores de género de nuestro país, vuelve a adaptar los episodios más emblemáticos de la serie de Chicho Ibáñez.

La directora Alice Waddington dirige uno de los episodios que más nos ha gustado, La pesadilla, una historia de vampiros que transcurre en la Galicia más oscura y supersticiosa, protagonizada por Mina El Hammani, Boré Buika y Álvaro Morte.

Alice Waddington es la genial directora de Disco Inferno, un fascinante cortometraje personal y único, protagonizado por Ana Rujas y Aitana Sánchez Gijón, y de Paradise Hills, film feminista sobre una distopía patriarcal más cercana a nuestra realidad de lo que podría parecer en un primer momento.  

Boré Buika es un carismático actor conocido por su participación en series como Elite, Mar de plástico, Dos vidas, o películas como Palmeras en la nieve.

Ambas nos cuentan qué significó para ellas trabajar en una serie tan emblemática como Historias para no dormir.

Hablamos con Alice Waddington y Boré Buika

– ¿Dónde estudiasteis?

B: Estudié en El Estudio Recabarren en La Latina. Eduardo Recabarren fue uno de los profesores de Cristina Rota cuando arrancó todo el boom y acabó creando su propia escuela. Allí me formé y después hice otro tipo de cosas con La Joven, compañía de teatro. Después comencé en el teatro con Los negros, una obra de Miguel Narros. Ahí arranqué y hasta ahora.

A: Yo estudié publicidad en la UPV, nada que ver con el cine. Mis padres no podían permitirse una educación en moda, que era lo que yo quería estudiar para ser diseñadora de vestuario o teatro.

Cuando acabé de estudiar me fui a Madrid y trabajé como fotógrafa. Empecé a hacer fotografía de sets de cine y eso me llevó a hacer mi primera colaboración con un director, que fue Carlos Vermut en Magical Girl. También ayude en el diseño del vestido de la niña que llevaba la trama.

Gracias al éxito de la película, pude hacer más trabajos de vestuario. Colaboré con Nacho Vigalondo y terminé atreviéndome a escribir y dirigir mi primer cortometraje, que fue Disco Inferno.

El corto tuvo mucho éxito y le dio más relevancia al mensaje que yo quería contar: las mujeres tenían que hacer más cine de terror y de género.

– Qué significó para vosotras recibir la llamada para participar en Historias para no dormir?

B: Yo recibí una llamada para hacer una prueba para Historias para no dormir, y la verdad es que me emocioné en cuanto leí el texto. Como ya le comenté a Alice, normalmente no tengo la posibilidad de tener personajes tan chulos y que tengan un arco tan claro y tan bonito. Me hizo mucha ilusión y a la prueba fui con todo.

Recibir la llamada fue muy emocionante y después, la tensión de saber si el personaje era para mí o no. Son unos días que se pasan con un poco de tensión, sobre todo cuando te hace tanta ilusión un proyecto como este.

Boré Buika en La pesadilla. Historias para no dormir.

A: Para mífue extraordinario ver la cantidad de talento de los actores negros en España. La verdad es que, unos años atrás dejé nuestro país con un pelín de desilusión en ese aspecto, ya que mucho de lo que hago se centra en historias de gente no blanca.

Boré estuvo en un proceso en el que vimos a decenas de actores racializados para el papel y la realidad es que su casting fue innegable. Nos impresionó muchísimo.

Sobre cómo llegué al proyecto, se hizo un homenaje a Chicho en el que estaban J. Bayona y Paco Plaza, en el que hablamos de su legado en la Academia de Cine. Tras eso se me ofreció realizar uno de los primeros episodios de la primera temporada de Historias para no dormir, pero yo no estaba disponible. Estaba intentado establecerme en EEUU.

Finalmente, este año, que ya vivo entre España y EEUU, tengo la capacidad y la posibilidad de hacer proyectos como este.

Cuando recibí la propuesta me hizo retrotraerme a esos momentos de las cintas VHS que me grababa mi madre de los episodios de Historias para no dormir y que veía mientras me comía el bocadillo en la cocina de pequeña. A los miedos atávicos que Chicho sabía utilizar y manipular muy bien para hablar de historias en los márgenes.

Para mí, cuando leí las historias que quedaban disponibles, fue muy evidente que La Pesadilla era la más adecuada, porque era una narrativa matriarcal y de redes de apoyo norteñas que podían llevarse muy fácilmente hacia el fanatismo. Hacia la manipulación de masas. Hacia lo negativo.

Cuando cuentas un cuento, hablar de temas como el racismo o la xenofobia es más sencillo de abordar.

Alice Waddington.

– ¿Conocíais el episodio original de Chicho?

A: Yo tengo un tipo de recuerdo inconscienteen el que conozco estos personajes, conozco esta historia y esta narrativa. Es muy posible que lo viera cuando era adolescente.

La magia del trabajo de Chicho es que forma parte de un inconsciente colectivo. Es una imaginación nostálgica que se puede utilizar para hablar de temas a veces complicados de contar de otra manera. Cuando cuentas un cuento, hablar de temas como el racismo o la xenofobia es más sencillo de abordar.

Creo que a veces no consideramos el impacto internacional que tuvo el trabajo de Chicho. Es uno de los directores favoritos de Edgar Wright, que lo contó en Sitges y puedo corroborar que es verdad. Es maravilloso tener a alguien que ha abierto camino para gente como yo, que mi primera película estuvo influenciada por La residencia, o para gente como Carlota Pereda, Macarena Astorga o Denise Castro en nuestro país.

B: Yo ya lo conocía, lo que pasa es que… ¿sabes esas películas antiguas que has visto pero que se te nublan en la mente? ¿Esas de las que no estás seguro de haberlas visto hasta que las vuelves a ver? Pues eso me ocurrió. Cuando lo volví a ver se me empezaron a conectar recuerdos de la infancia con imágenes de esas teles de color madera.

La pesadilla. Historias para no dormir.

– ¿Os gustan los vampiros?

B: Los energéticos no (risas), pero sí, hay una fascinación alrededor de todo lo que es vampírico y todo lo que lo rodea. El encanto, la sensualidad, el vestuario, la manera de hablar, la elegancia… Para mí es inevitablemente atractivo. A veces extrañamente atractivo, pero sí que todo lo vampiresco y nocturno tiene una línea que no está dibujada y que rellenamos con nuestra imaginación. Una oscuridad que cada uno se lleva a su imaginario. Me parece fascinante, la verdad.

A: El vampirismo siempre se ha convertido en una tendencia de conversación social en los momentos en los que se han vivido algún tipo de transmisión, pandemia o epidemia, desgraciadamente.

Un buen ejemplo de esto es The Hunger (El Ansia), de Tony Scott, una película que vino a golpear a las audiencias en un momento en que el SIDA se estaba cobrando una cantidad enorme de vidas en EEUU.

No es extraño que el remake en serie de Entrevista con el vampiro, precisamente con un hombre negro como protagonista, se estrene este año, que, por cierto, es excelente.

En las referencias que hice ver al equipo había mucho cine clásico de la Hammer, películas como Capitán Kronos, Drácula y las mellizas, Cuando las brujas arden… terror folk.

Como referencias más actuales, desde el punto de vista de la cinematografía, nos interesaba mucho el ambiente de Let the right one in pasado por ese filtro de época estilo Sleepy Hollow, con una oscuridad y niebla permanente hasta el punto de resultar angustiosa.

– ¿Qué es lo que más os gustó de trabajar juntos?

B: A mí, el hecho de que Alice fue un golpe de aire fresco que no me acababa de creer. Que nos diera la posibilidad a Mina El Hammani y a mí de tener ese tipo de personajes. Los dos nos mirábamos y decíamos: “¡Qué maravilla!”

A pesar de sentirnos afortunados por ser una actriz y un actor que trabajamos bastante con personajes no directamente del origen de donde son nuestros padres, no tenemos la posibilidad de hacer personajes de esa época o con esas inquietudes.

Normalmente no estanos en ese foco, normalmente seríamos la camarera o la gente del servicio y los protagonistas serían otros. Que estuviera en nuestras manos llevar una historia tan bonita, para mí fue espectacular. Alice venía con entusiasmo, libertad y las ideas muy claras, pero también nos dejaba mucho espacio para explorar. Fue maravilloso.

Alice Waddington, Mina El Hammani, ÁLvaro Morte y Boré Buika en La Pesadilla, de Historias para no dormir.
Alice Waddington, Mina El Hammani, ÁLvaro Morte y Boré Buika en La Pesadilla. Historias para no dormir.

A: Qué vergüenza, ¡gracias Boré! Aprecio un montón que digas esto. Desde luego, era mi intención. Para mí fue muy importante el proceso de ensayos, que se inspiró en el que hizo Coppola para su Drácula. Coppola cogió a sus actores los llevó a su casa del Valle de Napa, leyeron el libro al completo, ensayaban e improvisaban.

Para mí era muy importante que todas ellas tuviesen la oportunidad de ponerse de pie en un momento dado de una escena durante esos ensayos y decirme que cambiarían de cada una de esas secuencias.

Intentaba que cada vez que los veía incómodos o incómodas con una elección que habíamos hecho mi coescritora Rocío Martínez Llano y yo, se manifestase en la lectura de guion. Siempre estaba allí Alexandra Santocildes, nuestra script, para tomar nota e incorporarlo después a la historia. Esa fue la base del proceso.

Hace unos años solía empezar la construcción del personaje de una forma más superficial, incluido cuando hice Paradise Hills. Me hubiese encantado poder tener todo este trabajo con las actrices. De alguna manera sentía que se lo debía a la gente con la que trabajase en adelante. Intenté que así fuese.

– ¿Os gustaría volver a trabajar juntos?

A: Por mí, sí, absolutamente.

B: Por supuesto, vamos, totalmente.

A: Tenemos métodos parecidos de trabajo, nos lo tomamos a la vez, todo en serio y todo a coña.

B: ¡Total!

A y B: (Risas).

– ¿Cuál es el cambio más diferencial entre La Pesadilla de 1967 y la de 2022?

A: Quiero pensar que lo que ha cambiado es la sociedad. Pero al mismo tiempo, la historia tiene todavía potencial para levantar ampollas, algo que algo que me entristece.

Creo que es España hay una serie de reparaciones raciales y culturales que todavía estarían muy bien realizar, y eso es parte de lo que trata la historia. De ese diálogo, de esa conciliación entre posturas. Es algo que ha Chicho le obsesionaba, la comunicación entre facciones. En La Pesadilla de 2022, el mensaje es más actual en ese sentido.

En los dos últimos años, hemos vivido un momento en el que la religión y la ciencia han chocado frontalmente. Aquellas personas que tenían una posición ambigua respecto a cualquiera de ellas, han sufrido en esos márgenes. Quiero pensar que es un tema sobre el que el autor de las Historias para no dormir originales hubiese realizado al menos un episodio.

B: Creo que hay poco que añadir. Es una historia que pasa hoy en día, ocurrió en aquella época de una forma más virulenta y está a la orden del día.

Alice Waddington en el rodaje de de La pesadilla. Historias para no dormir.
Alice Waddington en el rodaje de de La pesadilla. Historias para no dormir.

– Tanto en Paradise Hills como en La Pesadilla el reparto es interracial, ¿qué opináis de la polémica surgida por Los Anillos de poder, Sirenita o La casa del dragón?

B: A mí, por momentos me hace mucha gracia, porquecuando escucho todos esos comentarios, no me infunden nada más que sorpresa de la persona que me lo diga. porque entonces revela, de alguna manera, qué tipo de problemas tiene que resolver todavía en ese aspecto.

Al final, si nos medimos a lo meramente técnico, es ficción, es televisión. Socialmente podemos aceptar que históricamente el hombre más fuerte de África es blanco y se llama Tarzán, pero no podemos aceptar que la Sirenita sea negra.

Siendo negro y habiendo nacido en España, no me entero de que soy negro hasta que la sociedad me lo pone de frente.

Cuando me presentan un proyecto, yo solo me emociono con la historia. Las reacciones del resto de la gente son las que me hacen ver cuál es su problema. Al final, estoy aquí para contar una historia. Y también soy una persona que tiene sus sentimientos y problemas como cualquier otro que va a contar una historia. Entonces, desde el momento que destacas el color de piel, es como, “estamos contando una historia, el color de piel no incide en nada”.

Cualquier detalle que se quiera cambiar en pos de hacer una sociedad más plural, se convierte en un gran problema. Y es entonces cuando dices que todo el mundo necesita tiempo para entender, pero para otras cosas el tiempo no existe. Podemos ver a Tom Cruise siendo el último samurai y no pasa nada.

Los niños no distinguen colores, es cuando se es adulto que se empiezan con estas dudas. No creo que haya ningún niño que viera a la Sirenita negra y dijeran: “mama, es negra”.

También falta un punto de empatía. Hace poco estuve en una boda con ingleses y alucinaban con que yo no tuviera ningún referente negro al que fijarme en España. Me he tenido que acostumbrar a verlo todo blanco. Los protagonistas y los más guays eran blancos, yo he crecido así. De repente, cuando por una vez, en una historia meten un elemento diferente, alucino. Por un momento, la gente podría pensar en los no blancos que han estado toda la vida viendo el mundo que parecía que tenía un solo color.

No lo encuentro tan escandaloso, pero como no todo el mundo tiene los mismos altavoces, pues al final se oyen más unas cosas que otras.

Boré Buika en La pesadilla. Historias para no dormir.

A: No hay más que ver esos vídeos que han ido floreciendo por las redes de las reacciones de las niñas negras al ver a la Sirenita. Los padres estaban casi más emocionados que ellas. Para ellas, es una nueva realidad.

Somos los adultos quienes politizamos ese punto de vista, para las niñas es una forma de entretenimiento más y una nueva realidad.

Entiendo que haya personas blancas como yo, que vean factores culturales que cambian y se sientan asustadas. Que piensen que va a ser reemplazadas. Pero la realidad es que todas las historias tienen cabida al mismo tiempo.

El hecho de que haya un remake con Halle Bailey, no hace que el original vaya a desaparecer. Siempre va a existir. Pero creo que esas niñas se merecen esa representación. Es la misma razón por la que yo hice Paradise Hills.

Como Paradise Hills tenía el aspecto visual de una película de arte y ensayo y el corazón de una película para niñas pequeñas, fue interpretada de formas muy diferentes. Pero, para mí, las críticas que más cuentan son las de las adolescentes que me dicen que se han puesto a estudiar cine por esa película. Todo lo demás se acaba diluyendo.

– ¿Se puede vivir solo del cine?

A: Hay una frase de John Waters que a mí me gusta mucho que dice: “No es que yo no quisiera venderme es que nadie querría comprar” (risas). A veces, para las directoras que trabajamos en el cine de terror, de ciencia ficción, de género, la forma que tenemos de sobrevivir, en ocasiones, es colaborando en proyectos internacionales y realizar proyectos comerciales.

En EEUU hay una frase que es, “one for you, one for me”, que viene a decir que hay que hacer una para las personas que quieren ver una película más comercial, y otra absolutamente personal, que cuente algo basado en tu vida y que es inexcusable no hablar de ello. Suele ser una película más pequeña e independiente. Hay directores y directoras que lo hacen muy bien, por ejemplo, Jennifer Kent, que hizo seguidas The Babadook y The Nightingale. Es un ejemplo extraordinario, la admiro muchísimo.

Pero, para mí, eso significa alternar proyectos de estudio con proyectos independientes. La idea de un proyecto independiente en EEUU, tiene que ver con películas que están por debajo de los 30 millones de dólares, algo que en España resulta ser una barbaridad. Por eso resulta complejo responder a la pregunta. Porque los medios que hay en EEUU son mucho mayores, pero en ocasiones, la libertad creativa en esos proyectos más grandes está bastante limitada.

La cuestión es, cómo aprender a manejarse en un sistema de estudios que está diseñado para que el mensaje original de la obra se diluya. Ese es el reto con el que yo ahora mismo me estoy peleando.

B: Yo, si me tengo que basar en mi carrera, del cine no podría vivir. Pero afortunadamente puedo decir que, de momento, sí puedo vivir del audiovisual. Me siento muy afortunado y soy un privilegiado por ello, pero, como siempre digo, como antes era masajista y he sido camarero, llevo siempre el abridor en el bolsillo y la camilla preparada, por lo que pueda pasar.

Es un sí, sin poner el punto en la “i,” porque da hasta miedo.

Alice Waddington en el rodaje de de La pesadilla. Historias para no dormir.

– ¿Qué proyectos tenéis pendientes?

B: Esta semana se estrenó en Netflix la serie Si lo hubiera sabido, en la que participo, y también apareceré en La Mesías, la nueva serie de los Javis.

A: En estos momentos tengo la película Dept H, que es uno de los proyectos de estudio que estoy desarrollando con Dark Horse Comics, los de Umbrella Academy. Y así mismo, también tengo Scarlet, que se desarrolla en Nueva Orleans, en el siglo XIX. Esos son mis dos proyectos principales que tienen potencial para rodarse en los próximos años.

El tipo de proyectos que hago, suelen ser películas que se ruedan cada tres o cuatro años. Nunca me he visto con la capacidad de hacer una película por año. Admiro mucho a la gente que lo puede hacer (risas).

Como estoy entre EEUU y España, también me interesa seguir realizando televisión en nuestro país, pero siento que el siguiente paso tendrá que ver potencialmente con ser Showrunner. En España hay muchas historias que se tienen que contar.

Cuestionario Furioso de Alice Waddington y Boré Buika

Película favorita:

A: Me debato entre Orlando, de Sally Potter o Drácula, de Francis Ford Coppola.

B: Adivina quién viene a cenar esta noche, de Stanley Kramer, que, además, hice el monólogo de Sidney Poitier.

Serie favorita:

B: Atlanta, de Donald Glover.

A: Entrevista con el vampiro, de Rolin Jones, como serie actual y Hannibal, de Bryan Fuller en el 2015.

Libro favorito:

B: Tuareg, de Alberto Vázquez Figueroa

A: Su cuerpo y otras fiestas, de Carmen María Navarro yMexican Gothic de Silvia Moreno-García.

Cómic favorito:

A: Ahora mismo me estoy leyendo House of Whispers, de Nalo Hopkinson y Dominike Stanton y me está apasionando.

B: Cuando era pequeño leía una colección de cómics que te contaba los grandes clásicos, Moby Dick, etc… Siempre me han gustado los cómics didácticos.

Cantante, grupo o músico favoritx:

B: Concha Buika, barro para casa (risas).

A: Siouxsie & the Banshees, sigue siendo mi grupo favorito para cantar en Karaokes, y Janelle Monáe, una artista 360.

Artista plástico favoritx:

A: Chiharu Shiota.

B: Albert Pinya.

Miedo tecnológico:

B: Las Alexas, los cacharros tecnológicos que controlan la casa y te encienden la luz, todo lo domótico (risas).

A: No tengo ningún miedo tecnológico, creo que la tecnología es nuestra aliada, no me intimida… quizá lo que me puede dar más miedo sería el ciber acoso y la despersonalización, la idea de que desde el anonimato se haga daño.