‘Black Beach’: en la búsqueda de un alma
Camino a los Goya 2021
Esteban Crespo, es el director de uno de los cortos que más me ha sorprendido de los últimos años, Aquel no era yo, nominado a los Oscar en 2013. Un cortometraje sobre los niños soldado en África, rodado con gusto, muy bien interpretado y técnicamente impecable. Más tarde rodaría una incomprendida película sobre amor adolescente y ahora vuelve a África con Black Beach, un interesante thriller político.
La película, nominada a los premios Goya 2021, cuenta la historia de Carlos Fuster (Raúl Arévalo) el consejero delegado de una importante empresa petrolera estadounidense. Su mujer está embarazada y ambos tiene el sueño y esperanza de que la empresa ofrezca a Carlos ser socio y mudarse a vivir a New York.
Carlos, vivió durante un tiempo en África y por ese motivo, sus jefes lo mandan a negociar el supuesto secuestro de un ingeniero americano. Además, todo indica que el secuestrador es un antiguo amigo de Carlos. Parece ser que, si cumple con su cometido, la empresa le ofrecerá ser socio.
Una vez allí y aún con la ayuda de su amiga Alejandra (Candela Peña), todo comenzará a complicarse hasta puntos insospechados llenos de muerte, sangre, corruptelas, intereses ocultos, helicópteros, secretos y venganza. Nada es lo que parece. La búsqueda de unos misteriosos documentos será el motor de la peli.
Black Beach: Todo no tiene por qué ser fácil
En un primer momento te puedes sentir abrumado por la información que se da en la película. Está claro que los diálogos que rodean una película sobre los intereses políticos y económicos de corporaciones, gobiernos y la ONU, son más ‘complicados’ que los de The Fast and the Furious. Pero todo lo que llegamos a ver en la película es muy aclaratorio.
Además, la película también habla sobre el poco valor de la vida para los de arriba, el racismo (hacia ambos colores), machismo, el amor y la familia.
La acción se desarrolla en una isla africana de la que, creo recordar, no dicen el nombre. La desigualdad de la realidad socio política que nos muestra de esa isla es sobrecogedora.
A nivel técnico, la película es maravillosa. Recuerda a grandes producciones de Hollywood como Diamantes de sangre. Se rodó en diferentes localizaciones de Bélgica, las Canarias y Ghana. Los lugares en los que se desarrolla la historia muestran infinidad de contrastes, tantos como los que existen entre las interpretaciones del reparto de Black Beach.
El reparto de raza negra está genial. Actrices y actores como: Lidia Nené, Emilio Buale, Jimmy Castro o Aída Wellgaye, logran dar mucha verdad a sus personajes. No puedo decir lo mismo de Raúl Arévalo y Candel Peña. Ambos parecen funcionar en piloto automático. Sus interpretaciones no tienen alma.
Bajo la sombra de Aquel no era yo
En resumidas cuentas, Black Beach (exitazo mundial en Netflix), es una entretenida y buena película a la que se le echan de menos, por parte de las estrellas protagonistas, unas interpretaciones más creíbles y apasionadas en las que poder ver la reacción a lo que muestra la desgarradora historia de la película.
¡Saludos furiosos!