‘Jersey girl’: Snoochie Boochies (parte 6)
Tras enfangarse con “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”, el director favorito de Nueva Jersey se pegó una ducha, por así decirlo, se lavó el pelo, y se echó colonia en su siguiente película. “Jersey Girl” fue el primer gran volantazo de la carrera de Kevin Smith, abandonando temporalmente sus maneras habituales, y dirigiéndose al gran público. El resultado no entusiasmó demasiado ni a críticos ni a aficionados. Nosotros, sin embargo, tenemos valor para defenderla.
Después de la travesura onanista que fue “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”, Kevin Smith se decidió a dar el salto al mainstream con “Jersey Girl”.
La posibilidad de dejar de ser culturalmente relevante (aun a su revoltosa manera) le producía pánico. Y mientras que otros directores coetáneos suyos habían sido reconocidos globalmente, Smith seguía confinado en su pequeño nicho de seguidores tan leales como minoritarios.
Al mismo tiempo, el director de faltadas tan bastas como “Clerks” o “Dogma” tenía ganas de rodar una película que pudiera gustarle a su madre. Como persona que hace cosas (a infinitésima escala) puedo entender ese deseo. Todos queremos hacer algo que les guste a nuestras madres.
Por cierto, Mamá, esos tacos y expresiones malsonantes que aparecen en mis anteriores artículos no los he escrito yo. Es el 5G quien los pone ahí, Mamá, el 5G.
Indigesta salsa rosa
Para empezar, he de reconocer el hecho de que a muchas personas no les gusta Ben Affleck. Verdaderamente no tiene mucho rango como actor. Él también lo sabe. Si no me creéis, mirad los papeles que se da a sí mismo en las películas que dirige.
Pero en 2003 tenía todo el sentido que Smith lo quisiera en “Jersey Girl”. Para empezar, eran muy amigos, y habían trabajado juntos en multitud de ocasiones. Además, Affleck se encontraba en la cresta de la ola. Guapo y carismático, venía de petarlo con “Pearl Harbour” un par de años antes. También acababa de grabar “Daredevil”, que se presumía un taquillazo. Por si fuera poco, estaba en el foco de todas las luces de Hollywood por su relación con Jennifer López.
Esto último, sin embargo, jugó en contra de la película. El exceso de atención mediática terminaría por ahogarla entre titulares de prensa rosa. La inocente historia que Smith quería contar acerca de relaciones familiares y corazones rotos resultó arrasada por el monstruo sensacionalista que era “Bennifer”.
Los entendidos tampoco fueron amables con la primera incursión del director fuera del universo “View Askew”. Según sus propias palabras (recogidas en su libro autobiográfico “Tough Sh*t”), aquella fue la segunda vez que tuvo que “agacharse y recibir por el culo de parte de la crítica”. Lo dijo él, no yo.
¿Se mereció “Jersey Girl” esta mala acogida? Veremos.
Un chico de Jersey
La historia arranca con Ollie Trinke (Affleck), un exitoso publicista que trabaja para una empresa discográfica en Nueva York. Todo parece irle sobre ruedas, tanto en lo profesional como en lo amoroso. Su esposa es una mujer bella, inteligente y divertida, encarnada por Jennifer López, y de nombre Gertrude Steiney (un saludo desde aquí a la autora de “La Autobiografía de Alice B. Toklas”). Para alegría supina de Ollie, ella se queda embarazada. La vida no puede ser más maravillosa.
Sin embargo, Gertrude fallece a causa de un aneurisma dando a luz a su hija. El protagonista del film queda absolutamente devastado. Para colmo de males, no encuentra la forma de compaginar su exigente trabajo con su recién estrenada paternidad. Ollie está al borde del colapso. De modo que termina insultando a su cliente (ni más ni menos que Will Smith), perdiendo su puesto en la discográfica, y mudándose a casa de su padre (George Carlin) en un suburbio de Nueva Jersey.
La película pega un salto de siete años. Gertie (Raquel Castro) es una niña preciosa que vive feliz con su padre y su abuelo. Ollie, por su parte, se encuentra estancado. Trabaja con el viejo conduciendo una barredora vial que apoda (premonitoriamente) como “el batmóvil”. No gana mucho dinero, pero mantiene a su hija sin mayores problemas. En el plano sentimental, lleva sin salir con una mujer desde el fallecimiento de su esposa, a la que sigue añorando.
En estas que conoce a Maya (Liv Tyler), la joven dependienta de un videoclub. ¿Veis por dónde van los tiros? Ollie intenta alquilar una peli porno sin que su hija, que anda trasteando por la tienda, se de cuenta. De esta embarazosa situación surge una amistad con Maya. ¿Llegará esta relación al siguiente nivel? ¿Podrá Ollie retomar las riendas de su vida? ¿Y a qué precio?
Enamorados de Gertie
Como ya os habréis podido figurar, “Jersey Girl” no es ningún milagro de la pirotecnia.
Lo tiene todo para ser una gran comedia romántica, al nivel de “Cuando Harry Encontró a Sally” o “Atrapado en el Tiempo”. La historia conmueve y, pese a no ser tan exageradamente grosera como las anteriores películas de Smith, no está desprovista de actitud. Affleck luce más que correcto en su papel. López y Tyler son magnéticas, casi demasiado simpáticas y atractivas para la raza humana. Carling es, como siempre, una máquina cómica. La pequeña Raquel Castro es tan sumamente adorable que habría que ser un robot nazi para no enamorarse de ella. Y sin embargo… el resultado de esta película se muestra inferior a la suma de sus partes.
Pese a que esto sea cierto, no creo que pueda decirse honestamente que “Jersey Girl” sea mala. Diría, de hecho, que se quedó a tan solo un paso de ser francamente buena. Es predecible, sí, incluso tópica, en ocasiones, pero tiene un corazón de oro (afirmación que puede hacerse, en realidad, de todo el cine de Kevin Smith). Además, intenta hablar de temas relevantes (sin moralina) tales como las relaciones entre padres e hijos o el proceso de recuperación tras perder a un ser querido.
“Jersey Girl” no hace reír tanto como “Algo Pasa con Mary” o “Love Actually”, por ejemplo, pero no deja de divertir, y si no te provoca alguna lagrimilla de vez en cuando es que estás hecho del hielo que hundió el Titanic. ¿Qué puedo decir? A muchos nos gusta. El vitriolo que despertó en su momento solo puede entenderse por las expectativas preconcebidas de una película de Smith. Es como cuando una banda punki saca de pronto un disco de pop. Más o menos igual.
“Jersey Girl” es, en resumen, un cóctel lacrimógeno compuesto por un director buscando llegar al gran público, gente guapísima, una niña enternecedora, y un cómico excepcional. Y yo me la pongo más veces en casa de las que querría admitir…
Por el amor de una madre
La película se estrenó en marzo de 2004, y fue distribuida (como no podía ser de otra forma) por “Miramax Films”. Por aquel entonces, la tan cacareada relación entre Ben Affleck y Jennifer López ya se había disuelto (entendemos que por la presión de los medios, entre otras razones).
La recaudación total del film fue de treinta y siete millones de dólares, casi cuatro más que “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”. Aun así, Smith salió escaldado de su intento por encandilar a las masas. A través de múltiples entrevistas e intervenciones públicas, sin embargo, confirmó que “Jersey Girl”, efectivamente, había agradado a su madre. Tiene usted buen gusto, Señora Smith.
Con el rabo entre las piernas, quizá, el director volvió a sus raíces en su siguiente película: “Clerks 2”, la secuela de su primera intervención cinematográfica.
Y de esta, saldrá pronto otro artículo furioso.
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