Una aproximación al cine de Éric Rohmer gracias al ciclo de Filmin
Aquel que haya tenido algún tipo de contacto conmigo durante la cuarentena sabrá que, gracias a Filmin, descubrí a Éric Rohmer y con tan solo una película se convirtió en mi director de cine favorito, confirmando que la nouvelle vague es un movimiento hecho para mi deleite.
Entiendo que mucha gente, y más hoy en día con la cantidad de contenido que hay, se niegue a ver cine en el que “no pasa nada”, con ritmo lento, muchos diálogos y en francés. Pero voy a intentar explicar lo que a mí me transmite este cine para ver si algo se contagia.
Las colecciones Rohmer
Ante todo, Rohmer es un narrador y, como tal, algunas de sus películas pueden agruparse. Así tenemos los Cuentos de las cuatro estaciones (formado por cuatro filmes), Comedias y proverbios (compuesto por seis) o Los cuentos morales (que también son seis, pero en Filmin solo hay cuatro).
Quien tenga algo de TOC puede verlas en orden decidiendo a qué grupo acercase primero, pero yo lo que recomiendo es: go with the flow.
Suelo elegir lo que veo/leo según mi estado de ánimo y recomiendo hacer esto cuando uno se quiere aproximar a una obra más o menos profunda. Dejándome ya de rollos estas son las cintas del francés por las que yo empezaría:
Cuento de verano (1996)
Probablemente una de las más accesibles de su cine y tercera parte de los Cuentos de las cuatro estaciones. Es una historia de un amor (o varios) de verano entre jóvenes que veranean cerca de Saint-Malo.
El largometraje es refrescante y las actuaciones, especialmente la de Amanda Langlet como Margot, espectaculares. No deja de tener la profundidad típica de Rohmer, pero es perfectamente asumible por parte del espectador más perezoso.
Las noches de la luna llena (1984)
Una de mis favoritas de toda su carrera. Louise vive con su novio a las afueras de París. No obstante, ella ha decidido no alquilar su apartamento en el centro de la ciudad. Necesita espacio y su pareja no se lo da. Por eso, su decisión es que cada vez que quiera salir con sus amigos en París se quedará a dormir en su apartamento.
Rohmer habla de independencia y dependencia emocional. De lo difícil que le resulta a Louise estar sola. Llega a confesar, incluso, que desde los 15 años nunca ha estado realmente sola y ahora quiere probar qué se siente.
La trama explora estos temas y Rohmer nos regala una escena, casi al final de la película, preciosa. En ella Louise habla con un desconocido en un café, de madrugada, sobre la influencia de la luna.
El rayo verde (1986)
Tanto esta como la anterior son entregas de Comedias y proverbios. El rayo verde está inspirada en la novela homónima de Julio Verne, que se menciona durante el metraje. Delphine es una parisina ocupada que se queda sin plan para sus vacaciones de agosto. Atrapada en la ciudad deambula de un sitio a otro de París, va y vuelve a la costa y no sabe en qué ocupar su tiempo. Mientras, varios la increpan sobre su vegetarianismo, sobre que no supere a su ex o sobre el tiempo que hace que no tiene pareja. Marie Rivière interpreta a Delphine maravillosamente.
Algo muy curioso de este largometraje es que no tenía guion. Todos los diálogos son improvisados por los actores. Entendemos que Rohmer les daría alguna pauta, pero no unas líneas que memorizar. Quizá de ahí salga la frescura de las conversaciones entre los artistas y esas ganas por subir a una montaña y tratar de ver el rayo verde que se te quedan como espectador al acabar la cinta.
Si después de ver estas tres te sientes con fuerzas y ganas para seguir, en Filmin hay 16 de sus títulos, aunque él rodó como el doble, entre las que están Pauline en la playa (1983), Mi noche con Maud (de 1968 y espesita nivel Dios) o La rodilla de Claire (1970).
Puedo ser muy poco objetiva con esto, pero animo a todo el que ame el cine a ver a Éric Rohmer que, como ya he comentado, era un narrador interesado en el amor y los dolores más profundos del alma.