Asalto al Capitolio ¿Qué responsabilidad tienen las redes sociales?
El miércoles nos sobresaltábamos con la noticia del asalto al Capitolio en Washington. Justo el mismo día en el que debía producirse la sesión de ratificación de Joe Biden como próximo presidente de Estados Unidos. Las redes sociales fueron las primeras en difundir la noticia con imágenes en tiempo real.
También fueron las plataformas en las parece que se organizó todo el tinglao días antes, después de años polarizando a las masas y siendo el principal medio de comunicación del todavía presidente Trump. ¿Qué responsabilidad tienen las redes sociales en el conflicto? ¿Qué papel deberían jugar a partir de ahora?
El final de la era Trump
Resultaba improbable que la era Trump terminase así como si nada. El afán de protagonismo y el ansia de poder y notoriedad del presidente republicano no le permitían marcharse sin hacer ruido.
Después de que la justicia estadounidense haya desestimado en 60 ocasiones el supuesto “fraude electoral” que alega Trump, el mandatario se ha vuelto a apoyar en su bastión: su crispado electorado, muy activo en redes sociales, con los QAnon y los Proud Boys, supuestamente, como principales movilizadores del asalto al Capitolio.
Los QAnon, junto a los Proud Boys, son el conocido como “Ejército de Trump”; grupos con gran influencia en redes sociales capaces de movilizar a millones de personas, no solo en Estados Unidos, sino también en el resto del mundo. Lo han venido haciendo durante todo su mandato y todo apunta a que seguirán dando la batalla.
Asalto al Capitolio: La ola de odio
La crispación y la ola de odio, alentada por el entorno de Trump, ha campado a sus anchas en redes sociales durante los últimos años. Y después de años de violencia online, parecía cuestión de tiempo que la explosión hater pasara de Internet al asalto por la fuerza del principal símbolo de la Democracia en Estados Unidos.
Ya en el recién terminado 2020 veíamos como las calles se convertían en el escenario en el que dar rienda suelta a la crispación alimentada durante años en redes. Y el comienzo de 2021 ha sido la guinda del pastel, el golpe perfecto que ha pillado al mundo por sorpresa, mientras estábamos todos enfrascados con la pandemia.
Asalto al Capitolio. Las redes sociales durante el conflicto
Twitter, Facebook, Instagram, YouTube y Snapchat bloquearon las cuentas de Donald Trump a las pocas horas del asalto para, según informaron, “tratar de disminuir el riesgo de violencia”. Twitter bloqueó la cuenta de Trump por infracciones graves y repetidas de su política de integridad cívica y eliminó sus tres últimos tuits. Finalmente, la red del pajarito ha desactivado el perfil del aún presidente de forma definitiva.
Facebook, Instagram y YouTube respaldaron la decisión de Twitter durante las primeras horas del asalto bloqueando la cuenta de Trump, y Snapchat hizo lo propio unas horas después. En un principio, la sanción estaría activa entre 12 y 24 horas. Durante el día del asalto a la Cámara de Representantes, las redes también decidieron bloquear las publicaciones que detectaban bajo el hashtag #StormTheCapitol.
El bloqueo de Zuckerberg hasta el 20 de enero y el bloqueo definitivo de Twitter
Las últimas decisiones a este respecto es que el fundador de Facebook y dueño de Instagram, Mark Zuckerberg, ha decidido extender el bloqueo al presidente estadounidense durante las próximas dos semanas, hasta que se complete el traspaso de poder el próximo 20 de enero. También, en las últimas horas, Jack Dorsey , presidente de Twitter, ha decidido suspender permanentemente la cuenta de Trump ante el riesgo de incitación a la violencia.
Sin embargo, a pesar de estas decisiones de bloqueo de los perfiles del presidente, muchas son las voces que apuntan a estas redes sociales como las herramientas que han proporcionado un altavoz sin filtros a su discurso de odio, logrando polarizar a la sociedad como hace décadas no veíamos. Las redes han dado un par de azotes a Trump durante los últimos días, es cierto, pero ¿es suficiente? Y lo más importante: ¿ha sido demasiado tarde?
La ética en las redes sociales durante la era Trump
A nadie se le escapa que si Trump ha llegado a ser el presidente número 45 de Estados Unidos ha sido gracias, en gran parte, a las redes sociales, especialmente a Twitter, su principal canal de comunicación en campaña y durante su mandato.
Mensajes cortos y directos que apelan a las emociones y respaldan el “conmigo o contra mí” desempolvando conflictos raciales, xenófobos, religiosos, armamentísticos, derechos reproductivos y demás artillería pesada de la extrema derecha que llega como una flecha a su principal perfil de votante: hombre blanco, sin estudios superiores, afectado por la crisis y que vive fundamentalmente en zonas rurales o en el cinturón del óxido.
Como veíamos en el exitoso documental de Netflix El dilema de las redes sociales, las redes están controladas por un reducido grupo de hombres blancos y jóvenes que manejan los hilos desde su atalaya de Silicon Valley. Con sus algoritmos, logran tomar partido en las decisiones que afectan a 2.000 millones de personas en todo el mundo, modificando creencias, opiniones y comportamientos, y extremando la política en todos los continentes.
¿El objetivo? Obtener más minutos, horas y días de nuestro limitado tiempo y, como no, nuestros datos, el dorado del momento. ¿La consecuencia? Una sociedad altamente polarizada que no se aguanta a sí misma. La propaganda política ha alcanzado su máxima expresión.
Asalto al Capitolio: Las consecuencias de tener un presidente hater
Pero más que en este documental (que a ratos se pone un poco telefilme de antena 3) te recomiendo ver la película Hater en la que se muestra cómo campañas en redes sociales plenamente orquestadas por empresas contratadas para conseguir un fin concreto, logran dirigir las mentes hasta llegar a unos extremos que no te voy a destripar, pero que resultan muy peligrosos.
Porque más allá de anticipar nuestros deseos y ofrecernos publicidad ad hoc, las redes, tal y como apunta el analista Jaron Lanier en su libro Contra el rebaño digital, están siendo capaces no solo de anticipar nuestros deseos, sino más bien de crearlos y dirigirlos hacia un fin indeterminado. Y es aquí donde entra la tan necesaria tecnoética aplicada a las redes sociales. Los límites son también necesarios en la tecnología para garantizar un uso responsable y beneficioso para el ser humano.
Por lo pronto, el conflicto en el Capitolio ha dejado cinco víctimas mortales y catorce heridos. Después de más de 200 años de democracia ininterrumpida en Estados Unidos, en 2020 y lo que llevamos del 21 se está dibujando un escenario convulso.
Asalto al Capitolio ¿Cómo evolucionará el conflicto en las próximas semanas?
Durante los últimos días algunos expertos en política exterior como Carlota García Encina, investigadora principal de Estados Unidos y Relaciones Trasatlánticas en el Real Instituto Elcano, en una entrevista concedida a Televisión Española, alertaba sobre los mensajes ambiguos que sigue lanzando Trump a sus acólitos: “Por un lado dice que se debe hacer una transición ordenada, pero por otro alienta a que es el comienzo de una nueva lucha para hacer América grande otra vez”.
Trump será presidente de Estados Unidos hasta el 20 de enero, por lo que hasta entonces tiene plenos poderes. Durante las próximas semanas, estaremos atentos a sus movimientos y veremos el papel que juegan las redes en darle voz y alas a un mensaje de odio que ya ha llegado demasiado lejos.
¿Cuál es tu opinión? ¿Qué postura deberían tomar los responsables de las redes sociales?