‘Miles en París’: Juliette Gréco y Miles Davis, una suerte de tristeza
El curioso encuentro en París de una figura de la canción francesa y del artista más vendido de la Historia del jazz, narrado por dos artistas españoles. “Miles en París”, un cómic de triste actualidad tras la reciente muerte de ella que gustará a los aficionados al género y a los amantes del cómic en general. La estación de los amores no dura eternamente, pero siempre podemos revivirla en viñetas o en canción. Si tu t’imagines…
Descubrí a Juliette Gréco este verano. Mientras mi amiga Silvia le daba cera a Éric Rohmer, yo me ponía al día con la filmografía de Jean Cocteau. Así somos en la comunidad furiosa, gente cultivada, joder.
De Cocteau había leído “Los Niños Terribles” y visto un par de películas. El caso es que me puse “Orfeo (1950)”, un drama mitológico y surrealista. En él aparecía un personaje de nombre “Aglaonice”, basado en la hechicera de la Antigua Grecia del mismo nombre. La mujer que lo interpretaba era una belleza imponente, elegante y misteriosa. Vestía toda de negro, como su cabello, y su nariz formaba un ángulo agudo que le otorgaba distinción y personalidad a un rostro pálido y de grandes ojos felinos.
Juliette Gréco poseía un magnetismo irresistible. Nacida en 1927, su infancia distó mucho de ser fácil. Después de ser abandonada por su madre y secuestrada por la Gestapo, Juliette se instaló en París en 1945, donde llegó a convertirse en una de las figuras más interesantes de la contracultura del siglo XX.
El que quiera saber más sobre ella (y sepa leer francés) puede echarle un vistazo a “Gréco: Les Vies d’une Chanteuse”, obra del periodista Bertrand Dicale. Y después que me cuente, por favor.
Actriz y cantante de chanson, Juliette nos ha dejado, además de una considerable filmografía, melodías para ejercitar el músculo de la nostalgia tales como “Si tu t’imagines” o “La Fourmi”.
Uno de los episodios más curiosos de su vida, es el relatado en el cómic que nos ocupa. “Miles en París”. Y es que Juliette tropezó con toda una variedad de artistas notorios. Entre ellos, un tal Miles Davis…
Miles en París, un chute de añoranza en vena
Miles y sus orejitas picudas nacieron un año antes que Juliette, en 1926, en Alton, Illinois. Como reza el propio cómic, “a los nueve años recibió una trompeta y ya no miró atrás: su futuro estaba en la música”.
Su carrera musical comenzó en St. Louis, con tan solo 18 años. Entonces, una carambola del destino propició que comenzase a tocar la trompeta en la banda de Billy Eckstine. Desde este momento en adelante continuó tocando con los mejores jazzistas del mundo, y participó en la transición del bebop al cool jazz.
Suyo es el disco más exitoso en la Historia del género. Hasta la fecha, “Kind of Blue” ha vendido más de cuatro millones de copias. Publicado hace más de seis décadas, es una delicia armónica que no pasa de moda y sigue cautivando con su particular suerte de tristeza.
Once años antes de “Kind of Blue”, en 1948, Miles Davis fue a París por primera vez y se encontró con la horma de su zapato. Y de esto va este cómic, un chute de añoranza en vena que suena tan bien como luce.
Jazz y París, Juliette y Miles
La historia comienza cuando a su protagonista se le ofrece la posibilidad de salir de Estados Unidos por primera vez, a tomar parte en una serie de conciertos junto a leyendas tales como Charlie Parker o Lester Young.
A finales de los 40, París era una ciudad completamente loca por el jazz, inmersa en una batalla campal entre tradicionalistas y adeptos al bebop. En este contexto aterriza Miles, hastiado de la vida en Nueva York. Musicalmente trae consigo un sonido nuevo, basado en tempos lentos, improvisaciones ponderadas, e instrumentos infrecuentes en el jazz que armonizan entre sí y recuerdan a voces cantando.
El choque cultural entre la mentalidad francesa y la de su país natal coge a Miles por sorpresa. En París se admira a los músicos como tales, sin tener en cuenta su raza, y se respira un ambiente de libertad sexual e intelectual. Es la época de, entre otros, Jean Paul-Sartre, Simone de Beauvoir y Boris Vian.
Es este último quien le presenta a la imponente Juliette Gréco, la “Lady Bird”. El flechazo entre ambos es instantáneo. Miles no ha conocido nunca a una mujer así, con semejante carácter y experiencia vital. A ella, por su parte, le asombra el talento de él, tan raro y especial como una escultura de Giacometti. Lo suyo es inevitable, una tormenta perfecta, como quien dice, imposible de eludir.
Salva Rubio y Sagar Forniés
El guion corre a cargo de Salva Rubio, escritor e historiador madrileño. Salva se ciñe lo máximo posible a los hechos reales en los cuales se basa el cómic, en una labor minuciosa, con gran cariño. Fabula poco, tan solo para llenar los huecos de la intimidad entre los personajes de la que, obviamente, no tenemos registro histórico. Tanto Miles como Juliette son presentados de forma honesta, sin pasar por alto sus defectos y contradicciones, lo cual les dota de credibilidad y una cualidad orgánica que se agradece en la lectura.
El dibujo, sin embargo, es el gran protagonista del cómic. Sagar Forniés es un ilustrador zaragozano, conocido también por su labor como director artístico y escenógrafo. En “Miles en París” realiza con gran éxito la difícil tarea de relatar de forma gráfica una historia que es, en esencia, musical. El cómic es dinámico y ágil, y traduce a la página el espíritu indomable del jazz. Los personajes están dotados de una notable plasticidad, y los escenarios aparecen reflejados al detalle, aportando al mood melancólico y reminiscente de la narración.
Publicada por “Norma Editorial”, la edición incluye un amplio dossier en el que se proporciona información adicional sobre los dos protagonistas, así como de las muchas referencias seguidas por los autores. Del mismo modo, aporta una lista de sesenta y cuatro canciones (una por página) que acompañan perfectamente a la historia.
El viaje de Juliette Gréco
“Miles en París” es un cómic que encanta a la vista y ayuda a conocer más en profundidad al propio Davis, así como a descubrir a la increíble mujer que fue Juliette Gréco.
Gréco falleció el pasado día 23 de septiembre, en Saint-Tropez, lo cual hace esta obra todavía más relevante.
Para conmemorar su muerte, recordamos el poema de Raymond Queneau que ella hizo famoso en forma de canción: “Si tú te Imaginas”.
“Si tú te imaginas,
pequeña, pequeña,
que va… que va
a durar para siempre
la estación de los amores
es que te equivocas,
pequeña, pequeña,
es que te equivocas”.
Raymond Queneau