Entrevista a Victoria Luengo, la verdad en forma de actriz
Este año se estrenó una serie que ha dado mucho que hablar y ha elevado las cotas de calidad de la ficción nacional a niveles nunca antes vistos. Esa serie es Antidisturbios. La protagoniza la actriz Vicky Luengo y nos regala la que es, sin la menor duda, la mejor interpretación del año.
Vicky Luengo, es una actriz que ha trabajado a las órdenes de Joaquim Oristrell, Mateo Gil, los hermanos Pastor, Fernando Colomo, Dani de la Orden y ahora, Rodrigo Sorogoyen.
Su trabajo en Antidisturbios junto a actores de la talla de Roberto Álamo o Raúl Arévalo nos ha hecho sentir la tensión y conflictos internos de un personaje, Laia Urquijo, que tardaremos mucho en olvidar.
Desde la impactante escena que presenta a su personaje, Vicky, nos lleva de la mano junto a Laia para hacernos partícipes de una historia en la que se pondrá en cuestión nuestra propia ética y capacidad de pensamiento crítico.
Vicky es más verdad que nunca. No interpreta. Es. Vicky Luengo marca el camino que las nuevas actrices y actores deberán andar para alcanzar el resultado que vamos a esperar desde su trabajo en Antidisturbios.
Hablamos con Vicky Luengo
– Hola, Vicky, ¿Dónde estudiaste?
Con diez años empecé en una escuela de teatro musical que se llama Memory, en Barcelona. Allí hice ocho años de canto, claqué, baile, interpretación… Luego me fui apuntando a diversos cursos. En el Col.legi del Teatre de Barcelona con Boris Rotenstein y más tarde, en las épocas que venía a trabajar a Madrid, me formé con Raquel Pérez, que ahora tiene una escuela en Madrid, pero en ese momento impartía cursos sueltos.
Siempre he tenido una formación no muy ordenada pero sí muy continua. He tenido la suerte de poder ir combinándolo con el trabajo y me he podido apuntar a cursos para mejorar cosas que yo creía que debía mejorar.
Como todos los oficios, se aprenden estudiando, pero también trabajando y todos los trabajos que he tenido me han ayudado a seguir aprendiendo.
– ¿Qué prefieres, actuar en proyectos audiovisuales o teatro?
No tengo una preferencia, creo que tiene que ver un poco con el tipo de proyecto que sea y que me guste el personaje. Me da un poco igual el medio. Tiene que ver más con la historia que se cuenta que con el medio.
– ¿Cuáles fueron tus referencias para interpretar a Laia?
Referentes a nivel interpretativo no tuve, pero sí que cuando empecé, Rodrigo, me dio bastantes imágenes o yo le proponía a él películas o cosas del color que me parecía que debía tener Laia Urquijo. Un ejemplo podría ser, Emily Blunt en Sicario (2015), en ningún momento para copiar su trabajo, pero sí para inspirarnos de él. Me vi un montón de pelis y series, creo que vi todas las series de policías que se han hecho en la historia (risas).
– Trabajaste con Sorogoyen en La Pecera de Eva ¿Cómo fue volver a trabajar con él?
De la etapa de La Pecera de Eva, no me acuerdo mucho (risas). Me reencontré con él y debería hacer unos diez años que no lo veía. Tenía 20 años cuando hice La Pecera. No recuerdo mucho de cuando rodé la serie con él. Recuerdo que nos lo pasábamos super bien y que era muy divertido rodar porque las escenas no estaban dialogadas. Realmente no lo recuerdo a él rodando, hace muchos años y eran muchos directores. Me parece una locura que hayan pasado ya diez años.
A partir de ahora nunca más podré decir lo mismo, pero trabajar con él ha sido increíble. He aprendido muchísimo con él, le admiro muchísimo. Me parece uno de los mejores directores de este país. Tiene un talento desbordante que va acompañado de muchísima sensibilidad e inteligencia y eso es un gusto como actriz.
Me gustaba mucho su trabajo anterior, pero ahora me gusta aún más como director. Cuando conoces a alguien y entiendes porque esa persona toma las decisiones que toma, es fascinante. Normalmente suele ser al revés.
Ver a alguien trabajar desde fuera suele ser mejor que desde tan cerca. De cerca se pueden ver las imperfecciones. En su caso no es así, cuando más lo he conocido, más me ha fascinado.
– ¿Estás de acuerdo con la visión que se da de la policía nacional?
Si me preguntas si estoy de acuerdo con la serie, al 100 por 100. En la serie no hay una visión de la policía nacional en general ni la serie va de eso. En la serie hay unos personajes que pertenecen a la policía nacional y, dentro de esta historia, estoy 100 por 100 de acuerdo con la visión que se da de estos personajes. Lo que se cuenta me interesa y como espectadora de ficción me parece la mejor elección que se podía tomar.
– ¿Consideras que hay un salto hacia adelante en tu carrera gracias a tu personaje de Antidisturbios?
Sí, por supuesto, te mentiría si te dijera que no. Ha supuesto un reto profesional de los más grandes de mi carrera, he aprendido muchísimo y la responsabilidad que yo tenía a mis espaladas ha sido mucho más grande que en proyectos anteriores.
Nunca había participado en un proyecto con la visibilidad que ha tenido este. He alucinado, no me lo esperaba, yo vivía en mi planeta (risas). Te lo llegas a plantear y te mueres del miedo. A nivel de reto es lo más grande que he hecho nunca.
– ¿Cómo trabajaste a este personaje? ¿Cuáles son tus trucos?
A ver, creo que, si no hubiera hecho todo lo que he hecho antes en mi vida, no hubiera podido hacer antidisturbios como lo he hecho. No podría haberlo hecho bien. Antidisturbios me pedía mucho rigor y precisión para mi personaje. Al no tener todas las escenas de acción que tenían mis compañeros, me pude dedicar a saber de qué manera generar la tensión que pide Rodrigo en todas las secuencias, sin que yo tuviera esa tensión a nivel físico y emocional. Entonces, me acerqué muchísimo al rigor y a la precisión, para agarrarme a la palabra en todos los momentos en que Laia habla con otros personajes y cargarle en sus discursos esa tensión por debajo.
Otra cosa por añadir es Rodrigo. Él y Borja Soler, los dos directores de esta serie. Si no hubiera trabajado mano a mano a mano con ellos y no me hubieran dado la confianza que me han dado, no podría haberlo hecho así.
A Rodrigo le proponía muchísimas cosas, le he podido llamar a las 12 de la noche para decirle que no estaba a gusto con la secuencia del día siguiente, por tal motivo u otro y se avisaba a guion, se hablaba con Isabel Peña, con Eduardo Villanueva… He podido hacer un trabajo tan en equipo, con gente tan buena, porque todos eran buenísimos, tan entregada y tan a favor de obra y no tanto de uno mismo, que fue super bonito. A veces te encuentras en otros trabajos a gente que solo mira por lucirse él, que trabajan para sí mismos. Aquí sentía que todo el mundo estaba a la una para hacer este proyecto.
Otro punto es el guion que he tenido, ser actriz y trabajar un personaje con un buen guion te cambia todo. Se habla demasiado poco del guion y se les da muy poca importancia a los guionistas, se les deja en una especie de segundo plano y a mi me parece que sin lo que han hecho Isabel Peña, Eduardo Villanueva y Rodrigo Sorogoyen para esta serie, no hubiera sido ni la mitad de lo que es. Se merecen todo el reconocimiento del mundo.
Al final, lo he podido hacer así por rodearme de gente muy buena, un equipo extraordinario, desde guion, hasta vestuario o maquillaje y peluquería, con los que he podido hablar y decirles que huyéramos de la típica protagonista que va impoluta, con su ‘Rimmel’ y su línea en el ojo, para poder ir hacia otra cosa.
He podido crear lo que yo quería crear, que, a la vez, era lo mismo que Rodrigo quería y he estado preparada para hacerlo. Esto me pilla con 25 años y otro gallo hubiera cantado. Si el primer día de rodaje yo estaba cagada, que no me lo podía creer, que pensaba que Sorogoyen se había equivocado eligiéndome a mí. No quiero saber lo que me habría pasado con 25, me habría desmayado.
– Corporalmente, ¿cómo trabajaste el personaje? Con el personaje de Laia Urquijo, te vemos muy enfocada y con una evolución corporal muy interesante.
Cuando empecé a ensayar con Rodrigo, una de las cosas que me dijo de primeras fue que no me moviera tanto. Yo, cuando hablo, muevo mucho las manos, soy muy expresiva, me muevo mucho. Me levanto, me siento, soy muy nerviosa. Rodrigo, desde el casting, me dijo que de eso nada.
Cuando empecé a crear el personaje, a crear a una mujer que tuviera la palabra como su herramienta principal, a la que todo le pasa por la cabeza, que piensa muy rápido. Que es muy mental, controladora y que todos sus impulsos tienen que ver con lo racional. Empecé a pensar en personas de mi alrededor que tuvieran estas características y encontré a un par de amigos que tienen un poco eso.
Me fijé en cómo se movían y me di cuenta de que todo lo que en mí tiene que ver con mover las manos, esa cosa que tengo yo de mover tanto la boca cuando hablo, los ojos, las cejas… todo eso tiene que ver con algo muy emocional, muy de querer llegar al otro, de pasión. Entonces pensé que Laia lo debería expresar por otro sitio y no creía que fuera una persona a la que el impulso le saliera a través del cuerpo.
Entre eso y que yo sabía que a Rodrigo era lo que le interesaba, empecé a generar como una especie de rigidez, o más bien, que el personaje tuviera algo rígido en el cuerpo. No quería que fuera una persona que se desenvuelve bien en un espacio físico. También busqué que, en el espacio, Laia ocupara menos de lo que yo ocupo. Mido 1,70 y creo que en la serie se me ve aún más pequeña.
Laia debía tener rigor y precisión en todo lo que decía, en todas las miradas. Uno de mis trabajos con la Urquijo, era pensar en voz alta. Quería que el espectador supiera lo que Laia pensaba en todo momento. Me hice un guion interno, entonces mientras rodábamos, a través de la palabra y de la mirada intentaba expresar continuamente eso. No sé si lo conseguí, pero esa fue mi intención.
– ¿Podemos hablar de un nuevo tipo de interpretación mucho más realista, hiper realista, desde interpretaciones como la de Adèle Exarchopoulus en La vida de Adele (2013), Félix Maritaud en Sauvage (2018), Stephen Graham en The Virtues o tu Laia Urquijo?
No sé exactamente si hay un nuevo tipo de interpretación. Para mí hay una máxima que es que yo quiero creerme lo que veo en la pantalla. Las películas que a mí me interesan y que me conmueven, tienen que ver con cosas que yo me creo al 100 por 100 cuando las veo. A lo largo de la historia del cine, las interpretaciones han ido cambiando con los años, pero luego también, los proyectos te piden cosas muy diferentes. En este caso, en Antidisturbios yo no podía hacer otra cosa que no fuera eso.
Las películas y series que me gustan tienen que ver con ese tipo de interpretaciones, así que me gustaría, o sí, te podría decir, que se está cambiando.
Hay mucha gente que dice a la hora de interpretar de forma creíble y realista a un personaje que ‘menos, es más’, pero yo siempre les digo que no, ‘menos es menos’, de toda la vida. El problema es como haces ese menos y como haces el más. Por ejemplo, el trabajo que he hecho con el personaje de Laia es enorme, no es pequeño. No es como cuando un director te dice: ‘no muevas la cara, no cambies la mirada’, en este caso no es así hay todo un trabajo detrás. Mi trabajo ha sido, por qué estoy mirando así, cuál era la intención de la mirada y qué quería provocar en el actor que tenía delante. Para mí eso no es hacer menos, es más. Es hacer mucho.
Creo que este tipo de interpretaciones de las que hablas también tiene que ver con creer en la inteligencia al espectador. Cuando consideras que el espectador no va a ser tan inteligente o no va a estar tan despierto como para captar ciertos matices, a veces tiendes a agrandarlos. Yo di por sentado que las personas que iban a ver la serie eran espectadores inteligentes. Que iban a entrar en la historia de una manera profunda y no iban a necesitar que les subrayara nada, porque con un guion tan bueno, unos planos que cuenten así de bien y mi trabajo, lo van a llegar entender.
– ¿Hay algo de tu personaje Laia que te hayas quedado?
Interpretar a Laia me ha hecho quedarme con muchas cosas. La que más te diría, que no es tanto del personaje, pero sí de la experiencia es lo que te he comentado antes del trabajo en equipo y confiar en la gente que tienes alrededor a la hora de contar una historia.
He podido crear lo que yo quería crear, que, a la vez, era lo mismo que Rodrigo quería y he estado preparada para hacerlo.
Vicky Luengo
He aprendido mucho de mi misma haciendo de Laia. He podido analizar cosas de mi que no me suelen gustar como, la ambición, el exceso de control o la superioridad moral que tiene Laia Urquijo.
Creo que una de las cosas que me llevo del personaje, es lo mucho que he aprendido de mi misma interpretándola a ella.
– ¿Qué nos puedes contar de tus próximos proyectos?
Sí, mañana empiezo a ensayar una obra de teatro con Andrés Lima, que se va a llamar Principiantes o ‘¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, que es un relato de Raymond Carver que ha adaptado Juan Cavestany y estoy con Javier Gutierrez, Dani Pérez Prada y con Mónica Regueiro. Durante el confinamiento grabé una película que se llama Chavalas de una directora novel que se llama Carol Rodríguez Colás y acabo de rodar una peli que se llama El Sustituto que ha dirigido Óscar Aibar que se estrenará, imagino, a finales del 21.
– ¿Cuáles son tus sueños en la interpretación?
¿Cosas que me gustaría hacer como actriz? Me apetecería muchísimo hacer una película pequeñita, protagonizar una peli que tuviera un guion muy bonito, una peli del rollo Estiu 1993 (2017) o Viaje al cuarto de una madre (2018). Eso me apetecería mucho hacerlo.
Tengo muchas ganas de expresarme a través de otro canal, quizá de la escritura, llevo tiempo haciendo clases de escritura. Tengo ganas de expresarme a través de otro lugar.
A nivel de sueños, uno de ellos puede ser conseguir un proyecto o hacer algo por mí misma y que me sigan llegando personajes interesantes que me modifiquen de alguna manera y que yo crea que pueden servir para modificar la consciencia de la persona que lo vea.
Cuestionario furioso de Vicky Luengo
Película favorita: El Hijo, de los Dardenne
Serie favorita: Six Feet Under
Libro favorito: Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan
Cómic favorito: La flamme de Jorge González
Cantante, grupo o músico favorito: Nacho Vegas
Artista plástico favorito: Basquiat
Miedo tecnológico: A través del docu que vi en Netflix de El dilema de las redes (2020) me da mal rollo el darme cuenta de que las redes puedan alterar tu autoestima, tu deseo, tu influencia o a ti mismo. Otra cosa que me da mucho miedo es ‘la imagen virtual’. Cómo tú te enseñas a través de la red. Están habiendo muchos problemas psicológicos en chavales, mujeres y hombres que se acostumbran a ver la imagen virtual que tienen de ellos mismos y después no se aceptan cuando se miran al espejo.