‘Princess Peach: Showtime’, análisis de la princesa a lo largo de su historia
Es una voz tan reconfortante como aventurera. Anya Taylor-Joy puede ser reconocible espada mutante en mano, sumergida en un tablero de ajedrez o durante una última noche en el Soho. Sin duda alguna, que sea la dobladora de la princesa Peach en el espectacular largometraje animado Super Mario Bros.: la película (2023) no es únicamente un acierto de casting, asimismo representa la oportunidad de empezar a saldar una deuda histórica.
Sorprende poco que actualmente Nintendo esté apostando en sus promociones por mostrar un rostro de la heroína mucho más expresivo y que se acerque a este diseño de Illumination Studios Paris. El guion de Matthew Fogel, aunque muy respetuoso con la esencia del rico universo de tuberías concebido por Shigeru Miyamoto, ha abierto varias puertas de interés en el castillo para redefinir a una figura clave en el marco de uno de los héroes más queridos dentro del décimo arte.
Con tino e ingenio, Taylor-Joy, ya anunciada como una versión juvenil de Furiosa en la frenética franquicia de Mad Max, advirtió algunos elementos que tuvo en consideración para su doblaje: “Lo primero y principal es que la princesa Peach es una líder increíblemente capaz. Si realmente piensas en ello, tiene sentido porque es la manera en la que siempre se la debería haber representado. Porque, si eres la monarca del reino Champiñón (técnicamente, una sociedad floreciente) y estás siendo constantemente secuestrada y movida entre castillos, realmente no estás siendo muy buena en tu liderazgo”.
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Sorry, Mario, you princess is in another castle
Aquella frase se convirtió en una de las más frustrantes para toda una generación, consciente de que les quedaban más saltos para poder frustrar los malvados planes de Bowser. Corría el año de 1985 y Super Mario Bros. daba los primeros pasos para ser considerado uno de los pilares de la cultura pop, además de convertirse en objeto de referencia metaficcional para futuros personajes tan célebres como Sheldon Cooper.
Ciertamente, el primer papel de Peach parecía aprisionado en algunos de los clichés más clásicos, si bien ya presentaba algunos puntos de interés. Era una damisela en apuros a rescatar, pero también la única capaz, una vez liberada, de deshacer el daño que había provocado la magia del malvado rey de los koopas.
Shigeru Miyamoto y Takashi Tezuka acababan de abrir una caja de Pandora que dura todavía a día de hoy. Dentro del elenco de súbditos de Peach, pronto sobresalió Toad. Aunque había varias setas antropomorfas que aparecían en la aventura gráfica, pronto se conocería como Toad a un personaje concreto que sería un frecuente compañero de aventuras para los fontaneros y fiel ayudante de su soberana.
Previamente, el héroe había aparecido en el primer juego de Donkey Kong (1981), si bien todavía nos faltaba tiempo para que supiéramos su verdadero nombre italoamericano. Pronto se le dio un hermano gemelo llamado a Luigi; el equipo de Miyamoto tuvo el acierto de ir acentuando cada vez más las diferencias físicas entre uno y otro para hacerlos distinguibles.
Como bien ha rastreado el canal de YouTube de The Mentok (El verdadero origen de Peach), algún manual en inglés (no en la edición japonesa) hablaba del padre de Peach, lo cual le haría el monarca del territorio y explicaría el título de princesa para su hija.
Super Mario Bros.: The Great Mission to Rescue Princess Peach: Arqueología del anime
Lejos de días con muchos más dispendios y efectos especiales, resulta importante reseñar la curiosa animación japonesa Super Mario Bros.: The Great Mission to Rescue Princess Peach (1986), surgida justo para aprovechar el tirón del videojuego. Masami Hata dirigió este curioso experimento donde Mario liberaría de su encantamiento al príncipe Haru del Reino Champiñón, tornado en perro por brujería. La apariencia de la heroína seguía el modelo de Yoichi Kotabe, padre gráfico de Peach.
Pese a volver a lograr triunfar sobre la malvada fuerza con caparazones, tanto Luigi como Mario quedarían un poco descorazonados al descubrir que Kibidango, el nombre animal del pobre Haru, es el legítimo prometido de Peach, anulándose cualquier posible interés romántico del hermano mayor de los fontaneros. Hideo Takayashiki, responsable del guion, regala una adaptación muy libre del clásico de las plataformas, siendo el punto de mayor ingenio el curioso castigo que le espera a los quelonios por sus fechorías.
La dobladora Mami Yamase presta su voz en esta ocasión a Peach, chantajeada a través de la salud de sus súbditos a contraer nupcias con un tipo desagradable en una fecha tan pintoresca como un viernes 13. Si bien no era ningún hito para el séptimo arte, la cinta permitió constatar la gallina de los huevos de oro que tenían entre manos. La colaboración de Nintendo con los estudios de Grouper Production se tradujo en un fuerte merchandiging que iba desde cintas VHS a publicidad en las populares cajas de ramen.
En el futuro, estos pioneros dibujos serían referenciados en futuros productos de la franquicia, además de darse restauraciones para mejorar la calidad de imagen. Eso sí, para Peach lo mejor estaba todavía por llegar.
Super Mario Bros. 2: una auténtica rareza
Fuera del archipiélago nipón salió al mercado como Super Mario Bros. 2 (1992), si bien su diseño no era original, puesto que se basaba muchísimo de un antiguo producto del Famicom Disk System. Un juego 2D, donde el grupo heroico no podría saltar sobre sus adversarios para derribarlos como en un clásico plataformas; de hecho, deberían hacerlo a través del lanzamiento de verduras, si bien también se permitía arrojar a los enemigos entre sí.
Lo más llamativo de esta creación de Nintendo era que transcurría en Subcon, un país de los sueños donde no solamente dispondríamos de la pareja de fontaneros, puesto que era posible escoger de igual manera a Toad y a la princesa Peach. De hecho, debido a la dificultad de algunas pantallas, la noble heroína era una de las preferidas porque tenía mayor capacidad de sostenerse sobre el aire que el resto del elenco. Al finalizar la aventura, se hacía un recuento de cuántos niveles se habían superado con cada una de las opciones presentadas.
Todo resultaba singular en esta obra que es un punto y aparte dentro de la ludoteca de Mario. Resultó de sumo interés tener a Peach como jugadora activa, si bien a nivel de trama quedaba la inquietante sensación de que toda la aventura gráfica podía interpretarse únicamente como un sueño del saltarín con bigote. Ya puestos a desmitificar, tal vez sería más útil convertir en marcos oníricos las cuestiones de los progenitores de la heroína en los cómics de Valiant donde se insistía en este espinoso asunto para la Corona del reino Champiñón.
Las buenas medidas que dio el enfrentamiento con Wart, no tuvieron especial seguimiento y la aristócrata debería conformarse con variables tan modestas como los relojes impulsados por McDonald’s donde ella era una de las escogidas para protagonizar mini-aventuras.
Super Mario Bros: ¿una película sin Peach?
Pocas veces una promoción se ha vuelto tan en contra del producto patrocinado. Super Mario Bros (1993) provocó que críticos como Chester Bateman afirmaran que los responsables de la adaptación de la obra de Shigeru Miyamoto no habían probado un videojuego en su vida. El film dirigido por Annabel Jankel y Rocky Morton se movería pronto entre las aguas de la sátira feroz y alguna consideración de objeto de culto por diseños como Dinohattan.
Aunque Bob Hopkins encarnaba de maravilla el aspecto que debía poseer Mario, resultaba curioso que el bueno de John Leguizamo no luciera siquiera bigote para dar vida a Luigi en un universo más distópico que semejante al reino Champiñón adorado por la comunidad gamer. El carismático Dennis Hopper regalaba un Bowser realmente atípico, si bien con algunos de los mejores momentos del film. Entre otras cuestiones, ¿qué demonios habría ocurrido con la princesa Peach en esta versión?
Simplemente, había desaparecido en beneficio de Daisy, la gobernante de la pintoresca Sarasaland en el videojuego para portátil Super Mario Land (1989). Creada inicialmente para que Luigi tuviera su propio interés romántico, Daisy iría cobrando su propia fuerza, gracias en parte a la popularidad que le dio la actriz Samantha Mathis, una auténtica compañera de los fontaneros que escapaba a los corsés de la damisela en apuros. Sumada a la mítica última escena de Frank Langella como Skeletor en Masters del universo (1987), suya era la promesa más interesante de una secuela más digna y guerrillera que, naturalmente, no iba a materializarse.
Por aquellos días, solía decirse que The Adventures of Super Mario Bros. 3 (1990) era la mejor adaptación del mito, ya fuera simplemente por respetar la banda sonora y alejarse del ambiente carnavalesco de The Super Mario Bros. Super Show! (1989).
Peach: personaje jugable
Un hecho llamativo de las primeras aventuras gráficas de Mario era que nunca se planteó que finalmente se convirtiera en testa coronada como consorte de Peach en el reino Champiñón. En una atmósfera apta para todos los públicos, el heroico fontanero parecía más que satisfecho con un cariñoso beso en la mejilla de Peach, quien se iba a ver beneficiada por la auténtica fiebre de productos derivados de la franquicia.
Por ejemplo, podía presumir de haber sido la primera conductora en Super Mario Kart (1992), un auténtico hito para la consola Super Nintendo y que posteriormente ha tenido muchas secuelas en diferentes soportes. La ligazón de la princesa con la línea de deportes ha sido permanente, siendo reconocible en Mario Golf o Super Mario Strikers, una cuestión que ha permitido que Peach siempre se mantenga reconocible para el gran público.
No es una cuestión nada baladí. Grandes personajes femeninos han encontrado en el décimo arte un acomodo fundamental para no caer en un ingrato olvido. Viene a la cabeza el particular caso de Harley Quinn, realmente destacada durante la serie animada del Batman de Bruce Timm, pero que en época de vacas flacas de popularidad supo hacerse una elección muy querida por la comunidad gamer de distintos juegos de lucha de DC.
Por ejemplo, en shows noventeros como Captain N and the New Super Mario World podíamos ver a la princesa Peach tomando decisiones curiosas desde el punto de vista de este universo de la ficción. Prefería arrojar una flor de fuego a Mario en mitad de múltiples esbirros de Bowser (y el propio rey koopa) en lugar de usar el poder ella misma para ayudar a su amigo en peligro. Si la revolución rosa debía alcanzarse, debía acontecer en su medio original.
Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars: punto de inflexión para Peach en RPG
Paula Rivera Donosa es una de las autoras que mejor han escrito en lengua castellana sobre nuestra protagonista, especialmente a través de un delicioso artículo titulado “Los verdaderos apuros de la princesa Peach”. En él mismo acentúa con mucho criterio que la primera aventura propiamente rolera del exitoso fontanero, Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars (1996) marca un giro de tuerca fundamental. Se trató de un lanzamiento ya en los últimos estertores de la SNES.
Como acertadamente indica Rivera Donosa, es una de las primeras veces donde se intenta dar una pátina más al desarrollo conceptual alrededor de Peach, algo que ya iba siendo necesario. Aunque será secuestrada por Bowser y Booster en algunos momentos de la trama, sería una de las primeras oportunidades de la comunidad usuaria de acceder más a los pensamientos e inquietudes de la gobernante. Una heroína que estaba todavía en apenas un esbozo al que hacía falta mucho más pulido, aunque indicativo de que los tiempos, lentamente, iban cambiando.
Una escena significativa sería su habilidad para eludir la excesiva preocupación paternalista de su canciller y acompañar a Mario en la aventura, no resignándose a la función de mera observadora, además de poder permitirse a la persona portadora del mando que ella misma intentara huir de su cautiverio sin aguardar a nadie.
Era apenas un esbozo, si bien ya se estaban colocando los cimientos de algo importante. Entre bambalinas, algunas intentonas como Mario & Luigi: Superstar Saga o Mario & Luigi: Partners in Time introdujeron varias curiosas paradojas temporales sobre la infancia de los fontaneros y su círculo cercano, bebé Peach incluido. Bien aclamadas por su humor, esas aproximaciones tampoco despejaban demasiadas incógnitas, si bien marcaban una línea donde las figuras secundarias iban cobrando peso paulatinamente.
Mario & Luigi: Viaje al centro de Bowser: un viaje alucinante
Recordando al célebre clásico de la ciencia ficción, Mario & Luigi: Viaje al centro de Bowser (2009) es una de las aportaciones más pintorescas para la saga en el soporte de la Nintendo 3DS. Asimismo, el inicio de su trama permite ver a Peach en sus funciones y tareas gubernamentales, debiendo decidirse cómo actuar por una extraña epidemia que está ocurriendo por culpa de una malvada figura llamada Fawful.
En lugar de progresar a través del botón de saltar, la persona que juegue a esta curiosa aventura rolera debía armarse de paciencia para aprovechar al máximo sus turnos de atacar. A nivel argumental, el videojuego tiene un envidiable sentido del humor y provoca una insólita alianza de los hermanos fontaneros con Bowser, puesto que ellos son reducidos a tamaño microscópico y se introducen en el cuerpo de la tortuga para buscar una cura, asimismo infectada por Fawful.
Un hecho curiosísimo, y canónico de acorde a que estamos ante una aventura oficial, es que Peach va a recurrir a unos asombrosos poderes telequinéticos que le permiten enviar a otras personas a lugares remotos del reino Champiñón. No se trataría de un hecho aislado o por conveniencia argumental, puesto que la princesa volvería a hacer gala de dicha habilidad a lo Jean Grey en Mario & Luigi: Dream Team Bros (2013), otra vez para la Nintendo 3DS.
¿Por qué no había empleado semejante don con mayor frecuencia en situaciones anteriores donde le habría venido de perlas? La situación es bastante parecida a la que encontró John Byrne cuando tomó las riendas de Los Cuatro Fantásticos en la década de los ochenta. Con argumentos sólidos, el autor se dio cuenta de que Sue Storm, muy minusvalorada en algunos cómics anteriores, controlaba una fuente de energía que podía noquear al mismísimo Hulk.
Super Princess Peach: el feminismo como estado de ánimo
Jeff Ryan, autor de un divertido libro titulado Super Mario: How Nintendo conquered the America (2011), dedica un interesante párrafo a una fórmula que debió haber sido mucho más notable en caso de haberse efectuado con mejor ánimo: Super Princess Peach (2005). La premisa de Nintendo era realmente prometedora: cambiar los roles y tener secuestrado a Mario (y Luigi) con la princesa como única posible salvadora de la crisis.
Azusa Tajima y Akio Imai tenían entre manos una bonita subversión del orden establecido. En opinión de amantes de la saga como el propio Ryan, una parte del encanto de ver a Peach en esta misión sola ante el peligro se trunca un tanto por la temprana irrupción de un parasol parlante que otorgara poderes que dependen del estado emocional de la heroína. Teniendo en cuenta los precedentes, bien podría haberse apostado por otra fórmula o hacer esas ayudas algo esporádicas en determinados niveles.
El diseño de Takayuki Ikeda, Akira Mochizuki y Yuichiro Nakayama recibió buenas críticas, aunque la comunidad gamer se quejaría de la excesiva facilidad con la que el personaje podía evitar morir, riesgo que siempre da mucha salsa a cualquier aventura de plataformas que se precie de serlo. Sea como fuere, se había dado un importante paso que podía ser incluso mejor si Nintendo daba los pasos adecuados para comprender que debía lanzar una oferta al público femenino del shōjo de la que hacía al shonen masculino.
O, mejor todavía, ni anquilosarse en fronteras tan difusas y artificiales para comprender que con Peach albergaban un personaje con potencial para atraer a cualquiera si el cartucho venía acompañado de buenas ideas y emociones gráficas. Precisaba de hallar su propio mundo, repleto de colorido e identidad.
Princess Peach: Showtime
Este mes de marzo se ha producido el lanzamiento para Nintendo Switch de Princess Peach Showtime, un juego que puede marcar un punto de inflexión en la carrera de nuestra protagonista. Bajo el escenario que propicia el Teatro Esplendor, sin la alargada sombra de los célebres fontaneros, la aristócrata deberá afrontar la amenaza de la Compañía Malaúva, liderada por Grape.
Realmente, la promesa es curiosa en cuanto a que la misión de la persona que lo juegue debe ser volver a liberar al escenario, haciéndose varios homenajes, a través de Peach, a algunos grandes iconos de las tablas: la espadachina, la sagaz detective, las coreografías de lucha más peligrosas…
Resulta evidente que la Peach de la última cinta animada ha colocado unos precedentes de sumo interés que han hecho a Nintendo considerar seriamente que debe apostar por intentar dar una auténtica saga propia a la heroína, de igual manera que en el pasado se hizo con otras figuras como Wario. A nivel de marketing, se confirmó que el lanzamiento vendría acompañado de un par de Joy-Con especiales para la ocasión con el característico tono rosado de la protagonista.
Medios tan prestigiosos como Retro Gamer han dedicado páginas muy elogiosas en su número 46 para elogiar este día D y hora H para la líder que, ahora sí, hace justicia a las intuiciones que había dado Taylor-Joy en sus declaraciones sobre aquello que realmente podía atesorar dentro de su vestido de Cenicienta nintendera.
Missing oportunities
Mario Is Missing! (1993) se yergue como exponente de una de esas oportunidades perdidas. Desarrollado por la compañía The Software Toolworks, se trató de un encargo de Nintendo para hacer un juego educativo alrededor del mundo sin más trascendencia donde, sin embargo, se daba una premisa excelente: Mario era el secuestrado y su hermano Luigi, en aquella época realmente opacado, debía encargarse de rescatarlo. Probablemente, de haberse hecho en una buena aventura de plataformas y con alguna innovación podría haber sido un objetivo de culto para Super Nintendo.
Un error con respecto al enfoque que algunos sectores del público tienen hacia el empoderamiento en la ficción de algunos personajes femeninos es pensar que eso implica la inutilidad de sus compañeros de aventura. La Peach de la última cinta animada de Super Mario permite brillar de igual manera al fontanero, puesto que resulta lógico que si la princesa es quien lleva desde pequeña en ese mundo de bloques de interrogación, sea la primera mentora de un héroe valiente que acepta el desafío de aprender nuevas reglas.
De la misma forma, el Luigi que supera sus miedos para tapar con su improvisado escudo las llamadas de Bowser hacia su hermano mayor conecta con el que pudimos disfrutar, ahora sí, en Luigi’s mansion, saga muy apreciada que juega con intercambiar los roles entre la pareja de familiares. No sería ningún error que en algunos futuros juegos Peach pueda ser prisionera o rehén de alguna fuerza malvada (¡la propia Sarah Connor comienza Terminator 2 en un terrible psiquiátrico!), únicamente se precisa mayor versatilidad en estas ficciones.
De hecho, tal y como mostraron los dos estupendos Odyssey, Mario y Peach pueden mostrar una serie de complejos sentimientos el uno hacia el otro, escapando de los clichés.