‘Revenge’: el rugido femenino de Coralie Fargeat en el cine de terror
Revenge (2017), dirigida por Coralie Fargeat, es una pieza de cine visceral y profundamente feminista que subvierte los tropos del género de terror. Con una historia centrada en la supervivencia y la venganza, se sitúa en el intersección de horror, suspense y acción. Pero va más allá del simple entretenimiento; Fargeat aprovecha el lienzo brutal para explorar temas de género, poder y resistencia, convirtiéndolo en una audaz declaración de la fuerza y determinación femeninas.
Revenge: un estudio sobre la feminidad y la fuerza
A primera vista, Revenge puede parecer otra película de explotation que se deleita en la violencia y la tortura. Sin embargo, su autenticidad radica en la forma en que reinventa la violencia en la pantalla. Fargeat toma las convenciones del género – el despojo, la humillación, la explotación – y las convierte en un comentario mordaz sobre la objetivación y el abuso de las mujeres. En lugar de glorificar la violencia, la utiliza como medio para abordar el problema real y perturbador de la violencia de género.
La protagonista, Jen (Matilda Lutz), no es simplemente una víctima, sino que se transforma en una heroína en el verdadero sentido de la palabra. A lo largo de la película, presenciamos su viaje de ser una mujer objetivada a una superviviente, una guerrera, una vengadora. La violencia, por lo tanto, se convierte en un medio para su empoderamiento.
A lo largo de Revenge, Fargeat desafía las nociones convencionales de feminidad y fuerza. Jen comienza la película como una especie de Barbie del desierto, todo rosado y pulido. Es un cliché andante, y la vemos a través de la mirada masculina: un objeto de deseo y diversión. Sin embargo, tras el ataque, Jen se transforma, y es aquí donde Revenge brilla.
El viaje de Jen desde la vulnerabilidad hasta la autoafirmación y la resistencia refleja una realidad con la que muchas mujeres pueden identificarse. A través de esta lente, Fargeat argumenta que la feminidad y la fuerza no son mutuamente excluyentes, sino que pueden coexistir y alimentarse mutuamente.
Los personajes masculinos en Revenge: el espeluznante reflejo de la toxicidad
Los personajes masculinos en Revenge, Richard (Kevin Janssens), Stan (Vincent Colombe) y Dimitri (Guillaume Bouchède), son igualmente fundamentales para la trama y el mensaje de la película. Son un trío de hombres que personifican las diversas facetas de la masculinidad tóxica: la dominación, el sentido de propiedad sobre los cuerpos de las mujeres, la violencia y la complicidad.
Richard, el protagonista masculino principal, es un retrato inquietante de un hombre poderoso que se cree por encima de las reglas. Su relación con Jen al principio de la película es condescendiente y posesiva, y es él quien orquesta la violación y el intento de asesinato de Jen, demostrando su completa falta de respeto por su humanidad y dignidad.
Stan, por otro lado, es quien comete el acto de violación. Su personaje ilustra la peligrosa mentalidad de “derecho” que algunos hombres pueden tener hacia los cuerpos de las mujeres, creyendo que su deseo justifica la violación del consentimiento.
Dimitri, aunque no participa activamente en la violación, es cómplice por su falta de acción. Al ignorar el ataque, se convierte en un partícipe pasivo, y su personaje sirve para destacar la complicidad y el silencio que a menudo permiten que la violencia contra las mujeres persista.
Los personajes masculinos en Revenge no son simplemente villanos unidimensionales; son un espejo de la realidad, reflejando actitudes y comportamientos que son muy reales y dañinos. Al retratarlos de esta manera, Coralie Fargeat exige a los espectadores que confronten las formas en que la masculinidad tóxica puede manifestarse y las consecuencias devastadoras que puede tener.
Revenge y sus referentes
Cuando se observa Revenge a través de una lente crítica, es difícil no ver las influencias de otros géneros y películas. Fargeat parece estar conscientemente en diálogo con un linaje de películas que desafían y redefinen los roles de género.
El subgénero de la “violación y venganza”, que incluye películas como I Spit on Your Grave y Last House on the Left, es un claro referente. Sin embargo, Revenge se distingue al no centrarse en el acto de violación en sí mismo, sino en la transformación de la protagonista y su búsqueda de justicia.
También hay paralelismos con las películas de Quentin Tarantino, en particular Kill Bill. Al igual que The Bride en Kill Bill, Jen es una heroína que busca venganza contra los hombres que la han dañado, pero Revenge va más allá al confrontar directamente las actitudes y comportamientos tóxicos que permiten la violencia contra las mujeres.
La estética visual de la película también parece inspirada en el género neo-noir y las películas de acción de los años 70 y 80, con su cinematografía colorida y saturada, sus escenas de acción intensa y su protagonista femenina fuerte y determinada.
No obstante, a pesar de estos referentes, Revenge sigue siendo una obra única y original. Fargeat se apropia de estos elementos y los usa para subvertir las expectativas del género, creando una película que es a la vez familiar y sorprendentemente innovadora. A través de esta mezcla de homenaje y subversión, Fargeat logra su objetivo de redefinir el género de terror desde una perspectiva feminista.
Empoderamiento a través de la supervivencia
En Revenge, la supervivencia no se trata simplemente de sobrevivir, sino de reclamar el poder. A medida que Jen enfrenta a sus agresores, recupera su agencia y se apodera de su narrativa. En lugar de ser la víctima, se convierte en la heroína de su propia historia.
La fuerza y resiliencia de Jen hacen eco de la lucha feminista en un sentido más amplio. La historia de supervivencia de Jen se convierte en una metáfora del feminismo: la lucha contra el patriarcado, la resistencia frente a la opresión y la reivindicación del poder.
Revenge es un hito en el cine de terror, no sólo por su valiente representación de la violencia y la venganza, sino también por su enfoque feminista y su reflexión sobre la feminidad y la fuerza. A través de la historia de supervivencia y resistencia de Jen, Fargeat lanza un desafío al género de terror, exigiendo una representación más auténtica y empoderada de las mujeres.
Más que una simple película de terror, Revenge es una celebración de la resistencia femenina y una crítica a la violencia de género. Nos invita a todos, como espectadores, a reflexionar sobre cómo percibimos y representamos a las mujeres en la pantalla y fuera de ella. En última instancia, nos deja con un mensaje potente y resonante: las mujeres no son objetos para ser explotados y desechados, sino seres humanos con fuerza, resiliencia y poder para reclamar su lugar en el mundo.
Coralie Fargeat: innovando el cine de terror
Coralie Fargeat es una directora de cine francesa que ha irrumpido en la escena internacional con su primer largometraje, Revenge. Antes de esta película, Fargeat había dirigido varios cortometrajes, demostrando ya un estilo visual distintivo y una inclinación por las narrativas provocativas. Sin embargo, con Revenge, ha conseguido reinventar un subgénero que históricamente ha estado dominado por una perspectiva masculina.
Lo que destaca en la obra de Fargeat es su habilidad para abordar temas serios y pesados, como la violencia de género, con una sensibilidad única. Su aproximación al cine de terror es refrescante, logrando equilibrar el horror y la acción con comentarios sociales incisivos.
Revenge es audaz, tanto visualmente como en su narrativa. La cinematografía es impresionante, llena de colores saturados y composiciones impresionantes que contrastan con la brutalidad de la historia. A nivel narrativo, la película reta a sus espectadores a enfrentar la realidad de la violencia de género, presentando una protagonista que no sólo sobrevive, sino que se empodera y lucha.
Fargeat ha demostrado que no teme desafiar las convenciones del género ni confrontar los problemas sociales. Con Revenge, ha transformado la narrativa de la violencia y la venganza, y en el proceso, ha redefinido lo que puede ser el cine de terror cuando se ve a través de una lente feminista.
Coralie Fargeat es una voz emocionante e innovadora en el cine contemporáneo. Su contribución al género de terror y al cine en general es innegable, y su carrera es una prueba de que las mujeres pueden (y deben) tener un lugar prominente en la dirección de películas. Es una cineasta que no sólo promete, sino que ya está entregando narrativas potentes y transformadoras. Sin duda, nos mantendrá al borde de nuestros asientos en sus próximos proyectos (¡Que lleguen pronto!).