Ismael Serrano: “Creo que no hay que dar por perdidas batallas que aún están en disputa”
Ismael Serrano acaba de publicar nuevo sencillo, La canción de nuestra vida, que dará nombre a su próximo disco. El nuevo tema del cantautor madrileño viene acompañado de un videoclip intimista que nos invita a viajar por nuestra memoria, a no perder la esperanza y a soñar con la idea de que lo mejor quizá aún esté por llegar.
Serrano nos reta a componer la canción de nuestra vida, el relato sonoro de todo lo vivido y lo soñado, así como a abrir nuevas páginas en blanco para llenarlas de nuevas experiencias lejos de la nostalgia de un pasado que siempre parece ser mejor. Ante un futuro incierto, el cuaderno nos muestra sus páginas vírgenes para escribir el futuro que deseamos, sin imposiciones ni yugos del pasado.
Hablamos con Ismael Serrano
-Tu nuevo sencillo La canción de nuestra vida es una invitación a celebrar el presente, a pesar de las incertidumbres. ¿De dónde nace esta canción y qué quieres transmitir con ella?
Es una canción que pretende celebrar la vida y también rendir homenaje a toda la gente que me ha acompañado desde los comienzos de mi carrera. Cuando empecé en esto de la música, el paso del tiempo era algo que me resultaba aterrador; creo que cuando uno es joven tiene la sensación de que todo pasa muy rápido y tiene ese miedo a que las cosas se pierdan en el olvido, a no estar a la altura de la fantasía que uno tiene con respecto a la madurez… Por eso creo que esta canción representa un ajuste de cuentas en ese sentido; pretende reconciliarme con el paso del tiempo y celebrarlo.
Precisamente, es ese paso del tiempo el que nos ofrece la posibilidad de vivir cosas maravillosas, también momentos difíciles, pero de los que podemos extraer alguna enseñanza. Esta canción pretende hacernos entender que por más cosas que hayamos vivido, aun cuando las cosas parecen torcerse y se hacen difíciles, a esa canción de nuestra vida todavía le faltan muchas estrofas por añadir. Aún tenemos la oportunidad de escribir nuevos versos y empezar a relatar nuevos capítulos de nuestra vida. La vida siempre ofrece nuevos retos y desafíos que, además, se pueden convertir en canciones.
-Hablando del paso del tiempo. ¿Qué queda del Ismael de los comienzos y cómo sientes que has evolucionado?
Bueno… queda mucho. La música sigue teniendo para mi ese poder terapéutico. Sigo entendiéndola como un lugar de encuentro para sobrellevar la adversidad, para sentirnos más fuertes ante la dificultad. También sigo fiel a ciertos principios éticos e ideológicos… Pero supongo que también he aprendido muchas cosas. Cuando empecé en la música y saqué mi primer disco, la industria musical me parecía hostil y estaba permanentemente a la defensiva. Cuando somos jóvenes solemos ser arrogantes y creemos conocer todas las respuestas. Con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que eso hace que uno se acorace y se llene de prejuicios.
El paso del tiempo te libera de todos esos prejuicios, te hace mucho más permeable. Puedes tomarte menos en serio a ti mismo. Eso es muy enriquecedor, porque disfrutas más y te das cuenta de que no siempre tienes que estar en el centro del relato. Te permites incorporar nuevas vivencias, otras miradas… En ese sentido creo que he crecido y los años me han permitido despojarme, como te decía, de esa coraza y no tomarme tan en serio a mi mismo. No todo es tan grave, tan urgente, ni definitivo.
Estamos ante una amenaza de retroceso en derechos y libertades muy preocupante.
Ismael Serrano.
-Dices en la letra de esta canción la frase “Enterraste algunos sueños en cenizas”. ¿Qué has tenido que dejar atrás o renunciar?
Madurar también supone entender que cada elección en esta vida supone una renuncia. Cuando elegimos cualquier camino en la vida, yo por ejemplo que decidí dedicarme a la música, renuncié a la carrera que estaba estudiando que era Ciencias Físicas… Podría haber sido astrofísico y mirar las estrellas… Ahora, pues también lo hago, pero desde otro lugar. Cualquier proyecto de vida conlleva siempre una renuncia y pienso que está bien amigarse con esa idea.
He tenido la suerte de cumplir muchos sueños, no sé si quizá es porque tengo grabado a fuego eso de que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”, y uno no deja de luchar. De todas formas, me han roto el corazón unas cuantas veces en la vida, así que eso también conlleva enterrar algún sueño en cenizas, ¿no?
– ¿Y qué has aprendido por el camino?
He aprendido que la música es importante, pero no lo más importante. A mí la música me da la vida, es mi oficio, me apasiona y es mi terapia, pero aprendes que no puedes ser feliz solo encima de un escenario. Cuando se lo das todo a tu carrera musical, renuncias a cosas quizá mucho más importantes como tu gente, tus amigos, tu familia… o también a la oportunidad de tener otras experiencias, sobre todo teniendo en cuenta que es de las experiencias de lo que te nutres para crear canciones.
Creo que se trata de entender que a lo que no se debe renunciar es a la vida que te permite tener experiencias que se pueden convertir en canción y encontrar, de alguna manera, la poesía en las cosas cotidianas que a veces no somos capaces de ver y la música nos las muestra.
No somos conscientes de la tiranía del algoritmo en la pérdida de libertad creativa.
Ismael Serrano.
-Este tema, como nos decías, también es un homenaje a quienes te han acompañado a lo largo de tu carrera. ¿Quiénes son esas personas que te han apoyado y por qué ocupan un papel destacado?
Mi familia, lo primero. Mis hermanos y mis padres. La primera guitarra me la regaló mi madre siendo un adolescente y era ella la que me llevaba a la academia de música en Entrevías, allí en Vallecas donde yo vivía, para aprender a tocar el piano, solfeo y demás. También es verdad que era la que me decía que no abandonara la carrera cuando la dejé por la música (risas). Pero más allá de esa contradicción, de ella, sin duda, he heredado el oído.
Y con mi padre, he estado escribiendo versos desde mi primer disco y, hoy en día, lo sigo haciendo. También con mis hermanos. De hecho, en este disco incluyo una canción compuesta con uno de mis hermanos que es una reinterpretación de un tema de mi primer disco. Mi otro hermano, que también he escrito canciones con él, es mi mejor crítico. Mis amigos también han sido parte fundamental, los de la facultad y los del instituto… Y los seguidores que me acompañan desde el principio, con quienes comparto mi pasión por la música y que me han acompañado desde los primeros cafés en los que yo empezaba.
-Podemos decir que La canción de nuestra vida no es un tema nostálgico, es más bien, un viaje abierto al futuro. ¿Qué escribirías en ese cuaderno en blanco, en ese futuro por escribir?
Creo que está bien diferenciar entre el ejercicio de nostalgia y el de memoria. Con la nostalgia tendemos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero en este caso es todo lo contrario. Lo que se dice es “tengo memoria”, he podido vivir cosas que han supuesto retos en la vida y me han aportado enseñanzas, pero aún me queda mucho por vivir.
En ese cuaderno en blanco me gustaría que me quedasen muchas canciones por escribir, viajes por hacer… En este disco hay una canción dedicada a mis hijos que se llama Estaré ahí, bueno, cuando ellos quieran (risas), porque tiene que ser terrible tener un padre omnipresente. Quiero decir que estaré ahí siempre que ellos quieran. Así que, acompañar a mis hijos sería otra de las cosas que escribiría en ese cuaderno.
Y, en cualquier caso, no perder la pasión por lo que hago. No perder la ilusión, la curiosidad y ser capaz de trascender de nuestras burbujas, que el mundo me siga interpelando y emocionando. Todo esto me gustaría que estuviera en ese relato que está por escribir.
-¿Qué podremos encontrar en el disco completo?
La canción de nuestra vida es una buena presentación porque en el disco hay mucho de esa idea de tratar de afianzarse en el presente y aceptarse tal y como uno es, sin los artificios que nos imponen las miradas de los demás, por ejemplo, en las redes sociales. En el disco existe un empeño por amigarse con el paso del tiempo y aprovecharlo. He querido hacer canciones que tengan mucha verdad. Desde el punto de vista musical, he querido que hubiera mucha guitarra; es un disco mucho más folk que mis trabajos anteriores. Es más íntimo, más recogido. Creo que hay una complicidad que sobrevuela todo el disco.
-A las puertas de unas elecciones, ¿cómo ves el panorama político actual?
Preocupante, en tanto en cuanto estamos asistiendo a la censura de obras de teatro, de películas … Nos encontramos ante la amenaza de un retroceso en cuanto a derechos y libertades que es muy preocupante y pareciera indicar que somos desmemoriados con respecto a la indiferencia con la que asistimos a ese retroceso, como si no fuéramos conscientes de esa amenaza. Confío en que la gente evite en las elecciones ese retroceso, porque creo que todos somos conscientes de que hay derechos y libertades a las que no se puede renunciar.
Lo veo con preocupación, pero no quiero ser derrotista. Creo que no hay que dar por perdidas batallas que aún están en disputa. La gente de izquierdas somos muy dados a dar por perdida estas batallas, pero me gustaría pensar que no lo están.
-Si echamos la vista atrás y nos vamos hasta el Movimiento 15M, el nacimiento y evolución de Podemos y lo comparamos con el escenario actual. ¿Crees que la izquierda ha fallado?
Sin duda, hay que hacer un ejercicio de autocrítica. De hecho, podríamos empezar por criticar esos viejos tics de la izquierda que tiende a autolesionarse ante cualquier mínima oportunidad de crecer electoralmente. Ese empeño por convertir los debates internos en purgas y en situaciones de crispación, causan un desafecto total en una ciudadanía que necesita que se hable de sus problemas y no de cosas que ni le van ni le vienen.
Pienso que desde la izquierda hay también una desconexión con una juventud que, de repente, ha encontrado en el gamberrismo de la ultraderecha algo más atractivo que en cualquier discurso emancipatorio de la izquierda. Tenemos que revisarlo. Yo no tengo las respuestas, pero creo que se ha perdido esa alegría del 15M, ese impulso.
Tampoco podemos olvidar que existe una gran apisonadora mediática en marcha que contribuye al desánimo permanentemente. Esto se suma a la predisposición de los que somos de izquierdas al desencanto, es casi como algo que llevamos en el ADN, que parece que a veces vivimos a gustito en ese desencanto.
Hay que hacer esa reflexión, sin olvidar el contexto internacional en el que nos encontramos con el auge de la ultraderecha en países del entorno, que también es una respuesta hacia nuevos liderazgos políticos que han surgido, no solo Podemos, sino también en Latinoamérica y otros muchos lugares que tratan de impugnar los consensos que hasta ahora se imponían en política. No creo que haya solo un factor determinante en cuanto al desencanto de los jóvenes, pero convendría hacer un ejercicio de autocrítica.
-¿Qué se puede hacer desde la cultura?
Desde la cultura, más allá de los posicionamientos políticos, se puede generar un sentido de comunidad que en un mundo hiper individualista me parece muy necesario. Entender que las luchas y las tragedias también te interpelan, tienen que ver contigo; que la historia del otro también es responsabilidad tuya, que la experiencia ajena también es parte de tu vida.
La música genera vínculos y te hace sentir parte de una sociedad, de un colectivo, despierta una chispa de responsabilidad; te ayuda a empatizar, despierta una sensibilidad, esa parte de animal social que el sistema pretende anestesiar.
Cuestionario furioso de Ismael Serrano
Película favorita: Amarcord, de Federico Fellini
Serie favorita: Poquita fe, de Pepón Montero y Juan Maidagán.
Libro favorito: Me encanta la ciencia ficción. Me quedo con La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin.
Cómic favorito: Persépolis de Marjane Satrapi o cualquiera de los reportajes que hace en forma de novela gráfica el ilustrador Joe Sacco.
Cantante, grupo o músico favoritx: Echo mucho de menos a Aute.
Artista plástico favoritx: Tengo pendiente siempre que voy a México visitar la obra de Frida Kahlo.
Miedo tecnológico: Creo que no nos estamos preguntando de qué manera el algoritmo está minando la creación de los nuevos artistas, de tal forma que los artistas ya no crean tanto por lo que les dicte el alma o ni siquiera por lo que piensen que le va a gustar al público, sino en función de cómo el algoritmo les va a posicionar. No somos conscientes de la tiranía del algoritmo en la pérdida de libertad creativa.