‘No me gusta conducir’: el coitus interruptus de Borja Cobeaga
Desde finales de noviembre, en TNT podemos ver la serie No me gusta conducir, el nuevo trabajo de uno de los creadores mejor valorados en nuestro país, Borja Cobeaga, autor de obras como: Pagafantas, Negociador (ambas como autor completo) o los guiones de Ocho apellidos vascos y su secuela, o Superlópez.
Especializado en la comedia, Cobeaga dirige y escribe una serie con una premisa de la que se esperan muchas risas: un profe de universidad de mediana edad se apunta a sacarse el carné de conducir en una autoescuela cañí de Madrid. Además, la serie está protagonizada por actrices y actores de prestigio como Juan diego Botto, Leonor Watling, David Lorente, Lucía Caraballo, Carlos Areces o Enrique Villén.
¿Qué se puede esperar de un producto así? Una obra inteligente cargada de humor ¿Nos lo da? A medias. Ahora me explico.
No me gusta conducir: la aventura de sacarse el carné de conducir
La nueva serie de Borja Cobeaga nos cuenta la historia de Pablo Lopetegui (Juan Diego Botto), profesor de Literatura en la Universidad de cuarenta y tantos que, de golpe y porrazo, decide sacarse el carné de conducir. Lopetegui es despistado, contenido, muy exigente con el resto y mal humorado.
Acaba de romper con Iría (Leonor Watling), aunque ambos siguen manteniendo una relación de amistad demasiado parecida a la que tenían como pareja.
En la autoescuela conoce a Yolanda (Lucía Caraballo), una de sus alumnas. Ella también se está sacando el carné. Ambos comparten profe de autoescuela, Lorenzo (David Lorente), todo un personaje.
A lo largo de No me gusta conducir descubriremos qué ha empujado a Lopetegui a sacarse el carné; a otros interesantes personajes que se añadirán a su tardía aventura; todos los entresijos de una autoescuela; el oficio frustrado de Lopetegui y si realmente uno se puede sacar el carné de conducir en Cuenca en una semana y rodeado de famosos.
No me gusta conducir: Juan Diego Botto en un personaje lleno de clichés
Uno de los problemas de la serie de Cobeaga es su protagonista, Pablo Lopetegui. Botto no se acaba de ver cómodo en el personaje, dudo que haya sido una buena decisión de casting escogerlo a él como protagonista.
Juan Diego Botto es un excelente actor, solo hay que echarle un vistazo a prácticamente cualquier película de su carrera o ir a verlo al teatro para darse cuenta de eso. Pero no es uno de esos actores conocido por su vis cómica. Si, además, le ofrecemos un personaje como Lopetegui, poco lo estamos ayudando.
Lopetegui es un personaje con clichés que hemos visto infinidad de veces. Un clasista intelectual frustrado, uno de esos profesores que se enorgullecen de no poner dieces en los exámenes. Un tipo con traumas infantiles por superar y una desastrosa vida privada. No hay nada en Lopetegui que realmente sea jugoso de interpretar por novedoso y especial.
El objetivo del personaje es sacarse el carné, pero el motor que lo motiva es muy débil. Así como los conflictos internos para no conseguirlo.
Su relación con el resto de los personajes tampoco acaba de funcionar. Los personajes femeninos interpretados por Leonor Watling, Marta Larralde o Lucía Caraballo pasan por su vida prácticamente sin modificarlo. La serie habría funcionado igual sin esos personajes de mujeres cis-hetero-normativas que no acaban de aportar nada ni a la historia, ni a la vida de su protagonista.
David Lorente, lo mejor de No me gusta conducir
Cuando la serie funciona es cuando estamos en la autoescuela. Aquí sí que son necesarios los clichés y todos están muy bien jugados.
No me gusta conducir nos muestra muy bien la incomodidad de un cuarentón rodeado de chavales en una autoescuela y, una vez en el coche, lo mal que lleva un profe universitario que un formador de autoescuela (o cualquiera) le dé lecciones.
Aquí tenemos que hablar de Lorenzo, el profesor de autoescuela que interpreta David Lorente. Él y Cindy Fuentes, que interpreta a la secretaria de la autoescuela, son lo mejor de la serie de TNT.
Lorente, es un actor todoterreno e imprescindible que es capaz de levantar cualquiera de los proyectos en los que participa. En No me gusta conducir, lo vuelve a demostrar.
Su personaje es maravilloso, particular, entrañable, cargado de humanidad y el auténtico prota de la serie.
Todos los episodios en los que disfrutamos de Lopetegui intentándose sacar el carné de conducir con Lorenzo, son geniales y muy divertidos. Con diálogos ingeniosos que se te quedan grabados como “rueda en el bordillo, carné en el bolsillo”.
Por desgracia, en el ecuador de la serie, Lopetegui continúa su aventura automovilística en Cuenca y ahí la serie empieza a caer en picado. Ni un levanta series como Carlos Areces es capaz de conseguirlo.
Las subtramas con Iría y Yolanda se resuelven mal o se quedan colgadas; el motivo por el que quiere conducir comienza a hacer aguas y el final es apresurado, torpe, decepcionante y con una mirada rompiendo la cuarta pared que roza el ridículo.
No me gusta conducir porque me puedo estrellar
En pocas palabras, la serie de Cobeaga funciona a las mil maravillas, aun con la mala elección de su protagonista y desaprovechando a una actriz como Leonor Watling, en sus primeros tres episodios.
Cuando se profundiza en el pasado de Lopetegui, las clases en la autoescuela, todo lo relacionado con Lorenzo y esas imágenes de un programa cargado de nostalgia como La segunda oportunidad, No me gusta conducir encuentra su razón de ser, nos hace reír y nos recuerda a maravillas como Vergüenza o Vota a Juan.
Pero, en los últimos tres episodios, la conducción de la serie es errática, abre tramas que no cierra, presenta a personajes innecesarios, tira por el suelo todo lo construido y se sale de la carretera para lanzarse al vacío.
Saludos furiosos.