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‘Francisca’: teatro feminista que nos descubre la primera sentencia de violencia de género de España

Francisca es una obra de teatro de Producciones 099 dirigida por Fredeswinda Gijón sobre Francisca de Pedraza, la primera mujer en la historia de España, de la que se tiene registro, que obtuvo una sentencia favorable de violencia de género.

Cartel de Francisca.
Cartel de Francisca.

El dramaturgo Borja Rodríguez escribe una obra de una sensibilidad exquisita sobre la desdichada vida de Francisca de Pedraza a comienzos del siglo XVII. Una huérfana de Alcalá de Henares que fue criada por las monjas en un convento y vendida por estas a un hombre: Jerónimo de Jaras.

De niña soñaba con el mar y cuando alcanzó la edad adulta, esos mismos sueños se convirtieron en su refugio. Junto a Jerónimo de Jaras descubrió lo que es ser madre, esposa y esclava. Junto a su marido vivió un infierno de dolor y castigo.

Mientras Francisca hacía las labores del hogar y cuidaba de sus hijos, el hombre bebía. Cuando llegaba a casa comenzaba la pesadilla.

Los malos tratos físicos se sucedían entre insultos y amenazas. Francisca tuvo dos hijos y otros dos los perdió a causa de la violencia ejercida por su marido.

Francisca nos muestra el viaje a los infiernos de Francisca de Pedraza. Seremos testigos de cómo sobrevivió al dolor y de cómo sufrió la indiferencia de una sociedad doblegada por normas y costumbres patriarcales que le daban al hombre, por el simple hecho de haber nacido con ese sexo, poderes e injustos derechos sobre la mujer. Como si de un dios todopoderoso se tratara.

Francisca.

Francisca: teatro clásico más actual que nunca

Francisca de Pedraza está interpretada por la actriz Carolina Lapausa (Los europeos (2020)) y su marido Jerónimo de Jaras por Antonio Lafuente. El reparto lo completan dos actrices todo terreno como son Anabel Maurín y Esther Acebedo. Ellas dos interpretan al resto de personajes de la historia, desde las monjas que cuidan de Francisca, a sus vecinas, los jueces o las compañeras de costura.

El reparto al completo logra unas interpretaciones maravillosas, sensibles y precisas, pero Anabel Maurín destaca por su versatilidad y presencia. Cuando está sobre las tablas del teatro, es difícil apartar la mirada de los diferentes personajes que interpreta.

Anabel Maurín en Francisca.
Anabel Maurín en Francisca.

La música es otro de los personajes de Francisca. Está interpretada en vivo sobre el escenario por las guitarristas Silvia Nogales y Celia González de la Aleja.

La directora Fredeswinda Gijón ha optado por una dirección que apuesta por una escenografía con pocos elementos en el escenario, proyecciones, un cuidado diseño sonoro y musical y un acting en el que las herramientas de teatro de cuerpo parecen danzar con los cuidados y escogidos diálogos de Borja Rodríguez. Un texto que, manteniendo muchas de las normas del teatro clásico, juega nuevas y modernas formas de conectar al espectador del siglo XXI con el lenguaje de una España del siglo XVII con hábitos y costumbres oscuras y machistas.

Francisca: “Porque si todas las voces gritaran una sola cosa, serían una voz clamando justicia”

La historia de Francisca de Pedraza, por desgracia, hoy vuelve a estar de actualidad. Que en 1624 y gracias al apoyo de las gentes de Alcalá de Henares, Francisca obtuviera una sentencia de separación matrimonial y el equivalente a una orden de alejamiento, pone en relieve la importancia del apoyo ciudadano contra de la violencia de género.

Como cuenta Francisca, que los vecinos de Alcalá de Henares presenciarán una brutal y extremadamente gráfica escena de violencia en plena calle, fue lo que les despertó para apoyar a Francisca de Pedraza cuando intentó por cuarta vez (primero fue denunciando ante la justicia civil en 1619, y en 1620 y 1622 ante instancias judiciales de la iglesia) que la ley tomara partido y atendiera su petición de separación.

Francisca.

Hoy en día, cuando nuestros políticos siguen discutiendo sobre qué se puede considerar violencia de género y qué no, las muertes por violencia de género en España ascienden a 37 en 2022 y a 1.167 desde 2003.

Como ocurría en tiempos de Francisca de Pedraza, parte de la sociedad continúa mirando hacia otro lado cuando ve alguna escena de violencia hacia una mujer en la calle o escucha algo que puede parecer un grito o golpes en la vivienda de al lado. A veces es por miedo, otras por desidia y despreocupación. Sin duda, el individualismo imperante en nuestra sociedad no ayuda a que las víctimas de violencia de género reconozcan algún tipo de apoyo en la mirada de quien las juzga.

Muchos de nuestros jóvenes, replican conductas caducas, tóxicas y machistas en sus relaciones. Que no tengamos que ver terribles escenas como las que vivió Francisca de Pedraza en Alcalá de Henares, para tomar cartas en el asunto.

Saludos furiosos.