‘My Mexican Bretzel’: a medio camino entre la realidad y la ficción
Camino a los Goya 2021
Hoy hablamos de una de las películas que están marcando esta temporada de cine: My Mexican Bretzel. El D’A Film Festival de Barcelona tuvo que realizarse online este año. La plataforma española de cine y series en streaming, Filmin, dio cobijo a la programación en las mismas fechas previstas para el evento en la ciudad condal, del 30 de abril al 10 mayo.
Se pudieron ver películas como La Reina de los Lagartos (Burnin’ Percebes, 2019), la premiada con el galardón Talents, Un Blanco, Blanco Día (Hlynur Pálmason, 2019) y la también premiada por el público del D’A, My Mexican Bretzel (Núria Giménez, 2019). La película está disponible en Filmin.
Este último es un filme, sin duda, peculiar. El D’A es un festival de cine independiente, y no podían faltar títulos rompedores. La historia se basa en el diario íntimo de una mujer de clase alta. Se relatan sus pensamientos y sentimientos más profundos, así como su historia de amor, e infidelidad, con un mexicano.
Una de las cosas que más llaman la atención es que no hay diálogos, sino que la narración se apoya en subtítulos, con lo cual se debe leer la película. Esta atmósfera se completa con la ausencia casi total de música y con imágenes que se suceden grabadas de manera casera, sin mucha precisión.
My Mexican Bretzel: jugar con la realidad
Pero esto no es lo más impactante. La ópera prima de Núria Giménez no está filmada por ella, sino que las secuencias que se pueden ver las grabó su abuelo, Frank A. Lorang, protagonista del largometraje junto a su abuela, Ilse G. Ringier.
Giménez encontró un tesoro en forma de 50 bobinas de 16 y 8 milímetros en un sótano. Eran grabaciones caseras de sus abuelos en Suiza. A partir de ahí, la directora elaboró un guion que cuenta una historia de ficción, los años de vida en pareja de Vivian y Léon Barrett, con escenas de la vida real, creando una fusión perfecta entre ficción y realidad.
Han tildado esta película de falso documental, supongo que porque algún nombre hay que darle, pero es un híbrido a medio camino entre lo real y lo imaginario que consigue transmitir un mensaje muy potente, no exento de ciertos tintes irónicos, sin dejar de ser una ficción que parte la realidad. Nominada al Goya 2021.