‘Los hijos de otros’, Rebecca Zlotowski y su feminista reflexión sobre la maternidad y la sororidad
La cineasta francesa Rebecca Zlotowski presenta Los hijos de otros (Les enfants des autres), su quinto largometraje. Con su estreno en Sección Oficial, dio el pistoletazo de salida al Festival de Cine Europeo de Sevilla, fue una hermosa forma de dar comienzo a un circuito repleto de grandes nombres como Charlotte Wells o Alexander Sokurov, entre muchos otros. Ahora, Los hijos de otros, llega a nuestros cines.
Con esta pieza realista, la directora y guionista plantea cuestiones tan acuciantes como el sentido de la maternidad y la presión social en torno a las mujeres que deciden serlo, o no. En el centro, un dibujo sobre la sororidad hermoso e imprescindible.
El 19 Festival de Cine Europeo de Sevilla dio comienzo con este primer paso hacia una semana de cine diverso y feminista. Las mujeres fueron protagonistas indiscutibles de la edición de 2022. Teniendo, incluso, como presentadoras de la gala inaugural a la periodista María Guerra y la actriz Aixa Villagrán.
Los hijos de otros tiene a una mujer tras la cámara, del mismo modo que frente a ella. Rebecca Zlowoski escribe y dirige a la actriz Virginie Efira en su papel protagonista como Rachel. El foco se pone, literalmente, en ella. Recurriendo incluso al Iris Shot como técnica de montaje principal para enmarcarla. Un homenaje a la técnica de montaje más común del cine mudo que, aunque resulta un tanto anacrónica, es valorada por su énfasis en Rachel como protagonista de su propia historia.
Historia que se basa en la vida de una profesora de instituto de 40 años. Madre de los hijos de otros, tanto en el ámbito laboral como en el personal, al enamorarse de un hombre que es padre de una pequeña de 4 años. Una situación nada sencilla donde las emociones y el afecto tienen un papel fundamental.
Los hijos de otros: la tendencia contemporánea de un cine más realista con la maternidad como temática recurrente
Este último año, el cine español en particular, ha estado repleto de estrenos que reflexionan sobre la maternidad con una perspectiva feminista. Desde la exquisita Cinco Lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022) y su genuina representación más cruda, hasta Girasoles Silvestres (Jaime Rosales, 2022) y el foco en las masculinidades que la rodean. Junto a estas, también la nueva obra de Eduardo Casanova La Piedad, construye un relato donde la maternidad incluso protagoniza el título.
Con Los hijos de otros, Rebecca Zlotowski construye un relato más sosegado sobre la idea de maternidad. Reflexionando sobre cuestiones tan básicas como en qué consiste exactamente ser madre y situando la idea de sororidad como eje vertebral. La protagonista, profesora de instituto, tiene una gran responsabilidad a la hora de educar. En su caso, su labor educativa se aleja del ámbito más privado al ámbito público. Pero como bien se afirmó en la segunda ola del movimiento feminista: “Lo personal es político”.
Es imposible escapar de la presión social que ciertas mujeres sienten a la hora de decidir si ser madres, o no. Así como de ese “reloj biológico” que da mayor relevancia a la biología, más allá de la educación y responsabilidad de cuidar a hijos e hijas. La adopción, de hecho, no se plantea si quiera en la película francesa, algo que quizás se echa en falta en un relato tan rico desde la perspectiva feminista y de género.
En el caso de Rachel, además, intersecta otra categoría con su género como es la edad. El sector etario de la mediana edad en las mujeres está normalmente denostado tanto en el audiovisual, como en la realidad. Porque tal y como declaró la brillante Susan Sontag: “Mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen”. Algo que sustenta el subtexto de Los hijos de otros de forma exquisita y sin reivindicaciones ostentosas. Cimentando una narrativa basada en una realidad palpable.
Los hijos de otros: un reparto impecable con Virginie Efira como protagonista indiscutible
La protagonista de Los hijos de otros, Rachel, es encarnada por la actriz belga-francesa Virginie Efira, más conocida por su anterior papel principal en Benedetta (2021) de Paul Verhoeven. En la presente película ostenta un rol totalmente diferente. También llevado a cabo de forma soberbia. Demostrando su gran trabajo como actriz, en este caso, desde la afectividad más profunda y emotiva. Sus miradas repletas de sentimientos transmiten a la perfección cada momento que la protagonista atraviesa. Así como cada pensamiento que irrumpe de forma irremediable. Trabajo imprescindible para enriquecer la calidad de la cinta.
También son especialmente reconocibles las apariciones estelares de Frederick Wiseman y Chiara Mastroianni. Dos colaboraciones que, aunque secundarias, son un soplo de aire fresco en la historia. Particularmente, el rol del gran maestro del cine documental brilla por sí solo. El cual compitió también en el SEFF como director en la Sección Oficial, saltando a la ficción con A Couple.
En Los hijos de otros, encarna una figura imprescindible como es la del ginecólogo. Aportando incluso un toque cómico que provoca una sonrisa honesta en la audiencia mientras observa una situación tan real como es la exploración ginecológica, así como la edad en la que la menopausia se empieza a mencionar. Tema que, además, aparece nombrado en la película rompiendo los tabúes en torno a ello.
Los hijos de otros: una reflexión feminista y esencial
En Los hijos de otros, además, la cineasta francesa Rebecca Zlotowski construye un relato original en su ángulo. En la forma de observar desde la audiencia. Así como de cerrar círculos narrativos aparentemente negativos, pero que sitúan en el centro la esperanza y la sororidad.
La sororidad como afecto entre mujeres es un concepto tan antiguo como contemporáneo. Gracias al movimiento feminista, las imágenes populares de mujeres peleándose por un hombre, justificándolos y culpándose entre ellas, parece que empieza a difuminarse. Y es que, la empatía entre mujeres es algo que siempre ha existido, pero no se ha representado. Recientemente, por suerte, la sororidad empieza a pivotar múltiples producciones.
En el largometraje que inauguró el SEFF 2022 encontramos un emotivo relato sobre la responsabilidad de ser la madre de los hijos de otros. Pero, sobre todo, la responsabilidad de ser las dueñas de nuestras propias vidas, nuestros cuerpos y, por supuesto, nuestra felicidad. De dejar huella más allá de seguir los patrones normativos y hacerlo, siempre, siendo nosotras mismas.