‘La Piedad’, la nueva película de Eduardo Casanova que dejó sin palabras al público de Sitges triunfa en los Feroz 2023
Eduardo Casanova, ha vuelto. Eso es siempre una buena noticia. Con Pieles y sus anteriores cortometrajes Casanova dejaba claro que su mirada era única, ahora con La Piedad se reafirma la personal visión del joven autor. Además, La Piedad ha ganado merecidamente el Premio Feroz Arrebato de ficción.
Es necesario resaltar que tres de las propuestas nacionales del Festival de Sitges 2022, son tres de las mejores películas que se pudieron ver. A las geniales Mantícora, de Carlos Vermut y Cerdita de Carlota Pereda, se unió Eduardo Casanova con La Piedad.
La nueva película de Eduardo Casanova es como un álbum de cromos completo y rosa. Un álbum cargado de imágenes simbólicas y perturbadoras.
La Piedad es una película tan imperfecta como sus personajes. Una cinta perfecta en su imperfección. Una propuesta audiovisual fascinante protagonizada por la maravillosa Ángela Molina en una de las mejores interpretaciones de su carrera.
La Piedad, una obra sobre la dictadura
Dice la RAE que una dictadura es cuando “una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad”.
En la película veremos como la relación entre una madre y un hijo, el tabaquismo o una enfermedad como el cáncer, podría ser comparable al régimen de Kim Jong-il en Corea del Norte.
Tanto es así, que la historia principal entre Libertad (Ángela Molina) y Mateo (Manel Llunell), da paso a algunas escenas brutales, representadas por el color gris y de corte teatral, sobre la dictadura de Corea del Norte. No es casualidad, ya que la película se sitúa en 2011 el año en el que murió Kim Jong-il. Cuando Libertad y Mateo miran la tele, en las noticias también hablan de la dictadura del país asiático.
Libertad se llama el personaje de Ángela Molina, y la libertad es lo que niega a su hijo. Libertad sufre el Síndrome de Münchhausen y Mateo un síndrome de Estocolmo como una catedral. A partir de la especial y desastrosa relación que comparte madre e hijo, Casanova compone imágenes prodigiosas, oníricas, escandalosas, fascinantes y escatológicas.
Su imaginario, como ya demostró en Pieles, no entiende de censuras ni de corrección, como si fuera un John Waters patrio, su cine provoca y no tiene límites.
Pero no creas que su cine solo busca provocación como objetivo. Ni mucho menos. Sus personajes son complejos, llenos de contradicciones y emocionalmente tan irónicos como el propio guion que ha escrito Casanova para La Piedad.
La Piedad, el cine entendido como arte
Las plataformas de vídeo, YouTube o Tik, Tok han transformado el cine. El medio audiovisual cambia a una velocidad de vértigo. Se consume más contenido audiovisual que nunca, se rueda más rápido que nunca y se olvida todo con la misma rapidez.
Películas y series pasan de moda al día siguiente de haberse estrenado. Las más exitosas consiguen ser tendencia tan solo algunos días más.
Hoy en día no tiene mucho sentido trabajar una película como se hacía hasta comienzos del 2000. Demasiado esfuerzo para que se olvide de un día a otro. Cada vez menos planos y la mayoría de ellos improvisados. Se valora la intuición como única herramienta de trabajo. Técnicamente se pasan por encima errores de todo tipo. Música, sonido, arte, vestuario… todo se trabaja a medias.
Es un negocio, para ganar mucho, mejor gastar poco.
Con las historias ocurre igual. Hagámoslo todo para tontos. Así llegará a más gente. Tenemos que vender.
Por suerte, autores como Casanova, un señor que invierte todo lo que gana en su cine, no piensa igual. Dentro de sus posibilidades, todo está extremadamente cuidado. Cada uno de sus encuadres, la música o su diseño artístico, suman y son elementos fundamentales de su obra.
Una de las cualidades del Arte, (muchas veces la más olvidada) es la originalidad. Para Casanova, esa cualidad es fundamental. No seré yo el que diga que La Piedad es arte, pero lo que sí que diré, es que comparte muchos de sus elementos y se aleja y rechaza pertenecer al cada vez más numeroso grupo de películas contenido.
Saludos furiosos.