Disney: la era de los remakes
Los remakes son, normalmente, una forma rentable y segura de recaudar por parte de productoras cinematográficas como Disney. Hay que hacer una pequeña distinción entre remake y reboot. El primero hace referencia a una película que trata de recrear fielmente otra anterior. El segundo se basa en un filme anterior, pero introduce cambios o actualizaciones en la nueva versión.
Disney y sus remakes
En los últimos 10 años, Disney se ha convertido en una fábrica de remakes (o reboots, aunque en menos casos). Su primera película live action fue una adaptación de El libro de la selva (1967) que se estrenó en 1994. Dos años más tarde se aparecía 101 Dálmatas, adaptando a la vida real el largometraje homónimo del 61, que además cosechó grandes críticas por la interpretación de Glenn Close como Cruella.
Ahí acabó la andadura de Disney transformando dibujos en humanos hasta que en 2010 hubo un punto de inflexión. Tim Burton hizo su versión de Alicia en el País de las Maravillas (1951) con un éxito en taquilla que les dejó un beneficio de más de 800 millones de dólares.
La locura se desataría pues, tras Alicia, vinieron Maléfica (2014), La Cenicienta (2015), El libro de la selva (2016), La Bella y la Bestia (2017) y en 2019: La dama y el vagabundo, Dumbo, Aladdin y El rey león. Este último título cosechó 1400 millones de beneficio en taquilla.
Hay que matizar que dos de las películas mencionadas se salen un poco de la norma y pueden considerar verdaderos reboots. Alicia en el País de las Maravillas sigue contando la historia de Alicia, pero tiene una estética totalmente diferente, es mucho más oscura y el momento personal de la protagonista es otro, principalmente porque se muestra a una Alicia adolescente y no niña.
El otro gran ejemplo de reboot es Maléfica. No deja de ser una adaptación de La bella durmiente (1959), pero contada desde otro punto de vista y dándole un giro final a la conclusión de la historia mucho más actualizado y acorde a nuestros días.
Pese a esto, la mayoría, aportan pocas diferencias con respecto a la versión animada. Simplemente es una manera segura de hacer caja, que se consume en masa pese a la falta de originalidad. Disney no va a parar aquí. Mulán acaba de estrenarse en Disney+ y ya se especula sobre los live actions de Tarzán, La Sirenita y es casi seguro que las adaptaciones de Peter Pan y Hércules llegarán en 2022 y 2024 respectivamente, con lo que parece que ninguna ficción se va a librar de este reciclaje por parte de la compañía.