‘Todo a la vez en todas partes’: una visita al multiverso de Michelle Yeoh
Este viernes se estrena en cines Todo a la vez en todas partes, una película/homenaje que nos trae de vuelta a la mejor Michelle Yeoh, una actriz todoterreno que lleva más de 40 años sin dejar de sorprendernos con todo tipo de personajes.
Todo a la vez en todas partes no es una película para todos los gustos. Es una ida de olla brutal que ha surgido de la mente de los Daniels (Dan Kwan y Daniel Scheinert), los creadores de aquella rareza bizarra y escatológica, llamada Swiss Army Man, una irregular película de 2016 que sorprendía por su argumento, originalidad y valentía.
Si la película protagonizada por Daniel Radcliffe y Paul Dano te pareció un disparate, Todo a la vez en todas partes la deja a la altura de un chiste de Arévalo. La nueva película de estos jóvenes directores de vídeos musicales es una muestra de libertad cinematográfica. Un ejemplo de que la mente y el cine no tiene límites. Una danza sin fin entre la imaginación más desbordada y Michelle Yeoh. Una película que entusiasmará a los fanáticos de los golpes, los frankfurts, las piedras, el pulso chino, los donuts, Wong Kar-wai y Matrix. Una vuelta de tuerca al cine para nostálgicos.
La película que merecía Michelle Yeoh
Si hay una actriz capaz de casi cualquier cosa, esa es Michelle Yeoh. Especialista y súper estrella de artes marciales, Yeoh ya destacó a mediados de los años 80 en su segunda película, El regreso de los supercamorristas. Rápidamente se hizo muy conocida en producciones de Jackie Chan como Supercop 1 y 2 o clásicos como Tai-Chi Master.
En los 90 participaría con El mañana nunca muere en la saga de James Bond y en los 2000 nos sorprendía a todos en Tigre y Dragón. Su personaje en la preciosa y oscarizada cinta de Ang Lee la catapultó a la fama internacional y la rodeó de prestigió.
A partir de ese momento, como actriz demostró sus cualidades interpretativas participando en grandes películas sin artes marciales como Memorias de una Geisha, de Rob Marshall o Sunshine, a las órdenes de Danny Boyle. Desde entonces no ha parado de trabajar en producciones de todo tipo, introduciéndose en famosos universos como el de Star Trek o Marvel. Además, este año también la podremos ver en la esperada secuela de Avatar, Avatar: el sentido del agua, de James Cameron.
Por todos esos motivos, no era de extrañar que los Daniels se fijaran en ella para su nueva película sobre universos alternativos. Quién mejor que Yeoh para hacernos creer todas las imaginativas versiones de Evelyn, el personaje que interpreta en Todo a la vez en todas partes. Es todo un placer verla interpretar a cada una de sus variantes. Dan ganas de ver una película completa de cada uno esos mundos. A los Daniels les debe haber pasado lo mismo ya que hicieron posters de cine de algunas de esas realidades. Mi universo favorito es el que nos recuerda irremediablemente a In the Mood for Love, de Wong Kar-wai.
De qué va Todo a la vez en todas partes
“Cuando una ruptura interdimensional altera la realidad, Evelyn (Michelle Yeoh), una inmigrante china en Estados Unidos, se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo. Perdida en los mundos infinitos del multiverso, esta heroína inesperada debe canalizar sus nuevos poderes para luchar contra los extraños y desconcertantes peligros del multiverso mientras el destino del mundo pende de un hilo.”
Esta es la sinopsis oficial de la película, pero Todo a la vez en todas partes es mucho más que eso. Los que me leen sabrán que me cuesta no hacer algún spoiler sobre las sorpresas de la peli, pero en este caso, os aseguro que no lo haré. Lo que sí que os diré, es que la película es una oda al amor. Al amor por el cine, ya que homenajea a todo tipo de films, desde el spaguetti western, al cine de artes marciales de los 70 y 80s, al cine romántico, de ciencia ficción o, cómo no, al propio cine indie, ya que la película que distribuye A24, es puro y autoral cine indie.
Su amor no solo va dirigido al séptimo arte, también a la familia, a la bondad, a la libertad y al día a día.
Todo a la vez en todas partes quizá peca de eso, de que ha metido demasiadas cosas en la coctelera, pero qué más da. El film no es perfecto, ni falta que hace. Es un viaje alucinante que hay que ver dejando los prejuicios en casa.
Las mujeres de Todo a la vez en todas partes
Los Daniels han escrito una película en la que encontramos tres alucinantes personajes femeninos. Además de Evelyn, que interpreta Michelle Yeoh en todas sus versiones, nos encontramos con la maravillosa Jamie Lee Curtis disfrutando como nunca. Sin duda, realiza uno de los mejores y más divertidos (o terroríficos, según se mire) personajes de su dilatada carrera.
Stephanie Hsu interpreta a Joy, la hija de Evelyn. Una chica lesbiana de físico no normativo harta de que su madre no la entienda, la desapruebe y se avergüence de ella. Su interpretación es maravillosa y no nos sorprende, ya que Stephanie interpreta a uno de los mejores personajes de la serie La maravillosa Sra. Maisel. Lo que sí que sorprende, es el espectacular surtido de habilidades varias que esconde Stephanie, ya que a Joy, como a Evelyn, también la veremos en más de un universo.
Esto sí que es un multiverso
Los Daniels ruedan una película con todo tipo de trucos visuales. Con la excusa del multiverso, vemos escenas de una creatividad técnica brutales. La fotografía de la película y la cantidad de efectos visuales (que en algunos momentos llegan a apabullar) nos transportan a un mundo cinematográfico cargado de nostalgia que se nos muestra desde un punto de vista novedoso y con algunas escenas imposibles de olvidar.
La escatología y sexualidad del imaginario de los Daniels, están tan presentes como en todos sus trabajos. Generando algunas secuencias tan hilarantes como cargadas de vergüenza ajena. Escenas que harán que quieras apartar la mirada.
No me quiero olvidar del genial diseño sonoro del film y de la maravillosa banda sonora de Ryan Lott, uno de los mejores compositores de cine del siglo XXI.
Ojalá la peli del Doctor Extraño en el multiverso de la locura se hubiera parecido un poquito a Todo a la vez en todas partes. Ojalá que toda la libertad que desprende la cinta de los Daniels, fuera la particularidad necesaria para que los espectadores volvieran al cine. La particularidad que exigieran los productores a sus creadores. Ojalá que los sueños se hicieran realidad.
Saludos furiosos.