Entrevista a Sara Jotabé, autora del cómic ‘Quiero ser como tú’
Sara Jotabé es una ilustradora y guionista de cómics que acaba de dar un interesante giro a su obra con Quiero ser como tú. Un cómic que, lejos de lo que parece, te hace redescubrir la vida que crees que decides tener y le da una vuelta de tuerca a las relaciones de amor. Nos recuerda cuál es nuestro auténtico amor.
En anteriores obras, como las divertidas Pajas mentales y Diario de una Vida de Mierda, la protagonista era su alter ego, en esta ocasión, su protagonista es Paula, una chica que, aún teniendo muchas cosas en común con Sara, se aleja lo suficiente de ella para regalarnos una historia en la que, como ella dice, ha echado las tripas.
Sara también es la presidenta de la AAAC (Asociación Aragonesa de Autores de Cómic) y en el último Salón del cómic de Barcelona, en el que se celebraban los 40 años del certamen, se presentó la edición impresa de su cómic on-line Tupper para tres, su última locura. Un cómic, libre, atrevido y desacomplejado, sobre tres compañeros de piso a los que las cosas no les salen precisamente como pensaban… Una ácida crítica a nuestra infantilizada y superficial sociedad capitalista que parece haberse olvidado de los jóvenes.
Hablamos con Sara Jotabé
– ¿Dónde estudiaste?
Estudié Bellas Artes en la Universidad de Zaragoza, lo que pasa es que la universidad está repartida en tres campus en todo Aragón, y el campus en el que nos ponen a los artistas fue en Teruel.
Luego, en tercero de carrera, estuve cinco meses en Loughborough, Inglaterra. Fue un cambio brutal. Fue a partir de ahí que empecé a trabajar el cómic. A mí me gustaba mucho, lo leía y lo dibujaba desde pequeñita, pero a la carrera entré pensando en pintar.
Hacía un trabajo muy similar al cómic. Jugaba con elementos y demás. Algo parecido al Arte Pop. Pero tuve una profesora, que era la que me iba a mover por circuitos y galerías, que enfermó y despareció. Así que me quedé un poco huérfana.
Al irme de Erasmus, volví al cómic por comodidad. En el avión, eso de llevar lienzos de 2x2m y las pinturas… era un poco inviable.
El cómic salió como forma de liberación y de expresión de todo lo que me ocurría. Se desarrolló con los amigos, en forma de tiras cómicas sobre lo que nos pasaba.
Me gusta meter un poquito el dedo en la llaga. Mirar hacia adentro. Ver qué hay debajo de este post de Instagram andante que somos.
Sara Jotabé.
– ¿Qué cómics leías de pequeña?
Pues mira, mi padre siempre había leído cómics. Leía lo típico, Súper Humor, Mortadelo y Filemón, Astérix, Jabato… lo que leía mi padre. Entonces, me enganché a Astérix. Me llamaba mucho la atención el color. El color y esa línea gordita.
Hoy en día sigo siendo fan de Astérix y digamos que ese fue mi primer contacto. Luego sí que empecé a leer otras cosas. Lo típico que te metes en Marvel y en DC… Spiderman me gustaba mucho… todo lo que me interesaba a nivel gráfico o de historia, lo cogía. Un poquito de manga…
Cuando me hice más mayor, salió la revista de las W.I.T.C.H., que las dibujaba Alessandro Barbucci, que es un fiera y un todo terreno. Ahí me enganché completamente al tebeo por la estética y la historia. Iba de cinco chicas de 13 o 14 años que descubrían que tenían los poderes de los elementos del universo. Eran guardianas del equilibrio entre varios mundos. Todo muy frikie. Coincidió con Harry Potter, o sea que imagínate. ¡De niña a topísimo! Y ahora también con Harry Potter (risas).
Cuando me hice adolescente conocí a Maitena, que me parece una fiera y me influyó mucho. Luego llegaron, Moderna de pueblo… humoristas como Ana Morgade, con ese discurso tan potente… Todo eso me hizo formar una idea crítica y humorística que dije, pues al cómic que lo plasmo (risas).
– Como dibujante, ¿cualés son tus referentes?
A nivel de dibujo no te sé decir muy bien. La línea gordita sé que la mantengo de Astérix, pero similitudes, similitudes, no le acabo de encontrar con nadie. Los colores verdes y amarillo, sí que los sacaba de Maitena, porque me gustaban mucho.
Es muy curioso, por que, cuando empecé a dibujar cómics, dibujaba un poco al estilo de Barbucci, de las W.I.T.C.H., que es una mezcla de manga muy suave y Disney, algo muy dulce, y el dibujo que tengo ahora surgió cuando me fui de Erasmus. Para mí era un juego. Soltar la mano, divertirme y desconectar. Estaba influenciada por las series que me gustaban, Hora de aventuras, Cartoon Network… con ese humor tan absurdo que me encanta.
De esa mezcla y de esa rapidez y absurdez que yo quería en el dibujo, que no significa que esté descuidado, si no que es muy dinámico, salió esto.
Yo miro del primer tebeo que publiqué a ahora, y siguiendo esa misma línea, va evolucionando.
– ¿Podríamos decir que tus cómics son auto ficción?
Sí, sí, me gusta. Siempre juego un poco con el ser humano, ¿no? Yo hago tebeos porque a mí lo que me gusta es contar historias. Y, con mucho humor, lo que me gusta es meter un poquito el dedo en la llaga. Mirar hacia adentro. Ver que hay debajo de este post de Instagram andante que somos.
Hubo un término que acuñó un compañero Doctor en Historia del Arte que me gustó mucho, me dijo que lo que yo hacía era “costumbrismo millenial”.
– Paula, la protagonista de Quiero ser como tú, es influencer, ¿te consideras influencer?
Yo diría que no, pero hay amigos que creen que sí. ¿Influencer de qué? Me resulta tan curioso… ¿Tengo seguidores? Parece ser que sí, pero no sé cuál es el límite. No sé qué es ser influencer. Yo no publico fotos del rollo tengo una fiesta aquí y esas cosas. Soy más de poner que me he puesto un calcetín al revés y me he dado cuenta ahora (risas). No soy como Paula.
Ella muestra su vida con edulcorante, yo muestro una parte que le puede interesar a quien me sigue por el contenido de cómic. Mis redes sociales las enfoco 100% a mi tebeo. Otra cosa es que de vez en cuando suba un story hablando un poco de mí, o diciendo que voy a estar en tal sitio. Al lector le gusta saber quién es el autor y descubrir que es una persona real.
Soy incapaz de ser influencer. Influencer Hacendado (risas).
Para Quiero ser como tú, me salí de mi alter ego. Quería jugar con un personaje que creo que podríamos ser todos si nos dejásemos llevar por esta vorágine de compra, maquíllate, arréglate, sigue la moda… de todo por fuera y nada por dentro.
Paula tiene rasgos de mí y de cualquier chica que haya nacido en los 90 y 2000. Con ese adoctrinamiento total de: estate delgada, haz esto, haz esto otro… Te puede influir en menor o mayor medida, pero siempre está ahí. Hay mucho “tienes que, tienes que, tienes que”, pero muy poco de “¿qué quieres?”. No nos paramos a pensar “¿qué quiero?, ¿qué necesito?, ¿quién soy?” Proyectamos mucho hacia afuera, pero se nos olvida mirar hacia adentro.
Ahora se está hablando mucho sobre el tema de estudiar y trabajar sobre las enfermedades mentales, que se habían dejado por tabú. Nos habíamos centrado en tener que ser perfectos de puertas para afuera, lo que pasaba para dentro no importaba. Con Paula quería ahondar un poco en esto.
– ¿Compartes con Paula su viaje de autodescubrimiento? ¿Has pasado por eso? ¿Te fuiste de la capi al pueblo?
Pues mira, sí, y no. Soy de Zaragoza, pero mi familia por parte de madre es de Teruel y por parte de padre es de Fabara, que es un pueblo de la Franja de Aragón. Siempre he tenido contacto con el pueblo y con zonas más rurales. Nunca he sido una de esas personas urbanitas 100% que dicen: “¡agh!, el pueblo, qué horror, huele a gorrino”, ¡pues bien que te comes el gorrino! Es lo que hay, los invasores somos nosotros en este núcleo de hormigón, esto no es lo natural.
Siempre he tenido ese contacto con la naturaleza, pero sí que es verdad, que cuando eres más joven, sobre todo adolescente, te da exactamente igual, porque estás en esa fase de proyectar hacia afuera, ¿no? Sí que ha habido un pequeño reencuentro en la edad adulta, de darte cuenta de que nosotros tenemos un reloj, pero no controlamos el tiempo. Que depende mucho de dónde estés y que, a veces, hace falta olvidarse de ese reloj y decir, voy a parar. No todo es producir, no todo es correr para coger el autobús porque llegas tarde a una reunión. Hay muchas cosas más allá.
La pandemia nos ha ayudado a verlo. La idea de Quiero ser como tú es de antes de la pandemia, pero el proceso se intensificó con la pandemia.
– ¿Crees que los que somos de ciudad daremos el salto a esa España vaciada? ¿A vivir en un espacio mucho más natural?, ¿mucho más verde?, ¿sin tanto ruido y estrés? ¿O hay mucho de postureo?
Creo que hay de las dos cosas. Sabes que, cuando algo salta a la palestra, todo el mundo quiere formar parte de eso. A mí me dio mucha rabia, y supongo que a vosotros también, que cuando el feminismo empezó a significar algo para el gran público, las empresas empezaron a sacar camisetas. Camisetas que fabricaban en lugares tercermundistas con unas condiciones terribles. Todo por vender.
Estas cosas me fastidian, pero creo que lo que se hace visible puede hacer que alguien se lo tome en serio y se conciencie. Entonces, ¿hay postureo? Sí, hay muchos “posturitas” de “qué mono que estoy en el campo, me he hecho dos fotos y luego me he ido corriendo porque el olor a gorrino me da mucho asco y no tengo wifi”. Pero eso también hace que la gente lo vea y tome conciencia.
Creo que no es tanto el volver a las zonas rurales, quién lo quiera hacer yo encantada de que lo hagan, como el dejar de verlo como un fracaso.
Nuestros padres y abuelos salieron del pueblo para irse a la ciudad y tener una vida, y muchos creen que, volver atrás, volver al pueblo, es como fracasar. Yo creo que es al contrario, uno necesita ir donde se sienta bien y donde se pueda desarrollar.
De hecho, conozco gente de 30 o treinta y pocos que está volviendo a núcleos rurales. Si teletrabajas te puedes organizar igual. Además, consigues más tranquilidad y tener más tiempo.
A la mujer se le exige la perfección, mientras que al hombre se le puede permitir ser mediocre. Nosotras también merecemos eso.
Sara Jotabé.
– En Quiero ser como tú, criticas la superficialidad a la que está sometida nuestra sociedad y te alejas de una historia de amor convencional para contarnos una historia de amor propio ¿Qué nos puedes contar sobre esa historia?
La historia de Paula es una aventura y una historia de amor propio, de auto conocimiento personal y de duelo. Paula entra en un duelo porque se ha dado cuenta de que se ha perdido a sí misma. Ella tiene el novio perfecto, la casa perfecta y todo súper mono, porque es lo que debe tener, pero no va hacia adentro. Es una crema que no absorbe su cuerpo.
Cuando ella se encuentra a su chico en la cama con otra, no se enfada porque le haya puesto los cuernos, lo que le da rabia es que él se haya salido de lo que tenía organizado. Ella no sufre por haberlo dejado con el novio. Por sentirse sola y echarlo de menos. Ella sufre porque ha perdido caché.
Hay personas que tienen parejas como quien acumula premios o trofeos. Solo se relacionan a nivel statu quo, no hay nada más profundo.
Lo que quería trabajar con Paula era eso, que había perdido al amor de su vida y el amor de su vida era ella.
Llega a un punto en el que todo se ha descontrolado. Ella no conoce ni maneja nada de lo que ocurre. Ahí es cuando se da cuenta de que no tiene nada. Por mucho que tenga seguidores en redes sociales, coches y demás. Se da cuenta de que se ha quedado sola porque ella ha sido la primera en darse la espalda.
Quiero ser como tú se divide en tres actos, pero dentro del segundo acto hay sueños y flashbacks. Los sueños son cinco, las cinco fases del duelo. Ella tiene esos sueños, esas premoniciones de la fase en la que va a entrar. Su perro Frustris realmente es una representación de su subconsciente, y llega un momento en el que esa representación deja de existir, Frustris deja de hablar. En ese momento Paula se ha completado.
Siempre he tenido ese punto de trabajar el subtexto, pero en este cómic le he querido dar un puntito más.
Quería hacer un cómic muy accesible a muchos niveles. Que puedas leerlo y quedarte con la historia divertida, pero que en algún momento también te pueda traer algo positivo.
– ¿Qué proyectos y sueños tienes pendientes?
En junio aparece otro proyecto que ilustro pero escribe otro chico. También tiene que ver con la educación y la forma de tratar a la gente. No puedo contar nada más, pero va a estar genial.
Estoy dándole vueltas a los próximos tebeos e historias que pueda sacar. No tengo muy claro cómo van a ser. Con Quiero ser como tú, me he abierto bastante, me he sacado las tripas y quiero que sigan por esa línea. Con mucho humor, pero explorando la intimidad de cada individuo y analizando cómo nos desarrollamos y cómo nos proyectamos. Trabajando desde el individuo hacia lo colectivo.
También me dedico a hacer campañas sobre feminismo y sobre diversidad afectivo sexual y me gustaría seguir haciéndolas.
– Como mujer, ¿cómo ves el mundo del cómic?
Lo veo de una forma muy positiva. Soy muy optimista y creo que el futuro se construye a pasos de hormiga. De hecho, trabajo con el humor para que lo que te estoy metiendo entre con mayor suavidad.
Todo lo que sea un avance, para mí es positivo.
De todos modos, hay muchísimo que hacer. El problema del mundo del cómic, como el problema de cualquier otro mundo laboral, es que hasta ahora veníamos de un pasado patriarcal terrorífico. Los puestos para las mujeres estaban relegados a cosas de poca importancia. Los tiempos cambiarán conforme cambie el individuo y la sociedad.
Actualmente estamos yendo hacia muy buen puerto. Hay muchas autoras jóvenes y se les está dando visibilidad. Las hay con todo tipo de historias. No tenemos que entrar y ser las mejores, simplemente tenemos que ser visibles y estar, como a cualquier otra persona. A la mujer se le exige la perfección, mientras que al hombre se le puede permitir ser mediocre. Nosotras también merecemos eso.
Somos muchas, pero aún queda mucho por hacer. De momento, se están reivindicando figuras del cómic que estaban silenciadas hace unos años por el mero hecho de hacer historias para chicas, como podían ser Purita Campos o Ángeles Felices, galardonada este año en el premio honorífico ‘Nuestras clásicas’ junto a Carme Barbará y Marika Vila en el Salón del Cómic de Barcelona.
Se está reivindicando y se está haciendo visible. No somos nuevas, ni invasoras. Siempre hemos estado ahí.
Cuestionario Furioso de Sara Jotabé
Película favorita: Monstruos S. A., de Pixar.
Serie favorita: Brooklin 99, de Dan Goor y Michael Schur. También me ha gustado mucho Lo que hacemos en las sombras.
Libro favorito: Harry Potter, no es el mejor libro del mundo, pero es el que más me hizo volar la imaginación. Pomelo, de Yoko Ono me parece súper evocador y siempre que tengo un bloqueo creativo le echo un vistazo.
Cómic favorito: No te sé decir… Idiotizadas, de Moderna de pueblo.
Cantante, grupo o músico favorito: Green Day, Avril Lavigne o Måneskin, que ganaron Eurovisión el año pasado…
Artista plástico favorito: Andy Warhol. Me encanta porque fue un auténtico estafador. Creaba un producto en masa con mínima intervención y lo vendía porque decía que era arte. Ese discurso Pop que también viene de Dadaísmo me gusta mucho.
También me gustan mucho, Roy Lichtenstein, Claes Oldenburg y Banksy.
Miedo tecnológico: Estar en un momento en el que si hubiese un apagón creo que no sabríamos volver. Que se venga todo abajo y que de un momento a otro no tengas nada de lo que has construido.