‘A través de mi ventana’: el fenómeno juvenil que sigue perpetuando clichés
La película dirigida por Marçal Forés se convierte en un fenómeno entre la juventud. A través de mi ventana está basada en la novela homónima de Ariana Godoy. Perteneciente a la trilogía Hermanos Hidalgo. Ya han anunciado la grabación de la segunda y tercera película. Completando así la trilogía completa.
El nuevo filme de Netflix recupera un argumento muy exitoso entre la adolescencia. Tan exitoso como peligroso en la perpetuación de estereotipos de género. El mito romántico y las relaciones son permeadas por los aspectos más neoliberales característicos de la sociedad actual.
Una historia repleta de clichés en un contexto contemporáneo
El argumento de la nueva película española perpetúa uno de los clichés más utilizados. La chica que está locamente enamorada de su atractivo vecino. Sin conocerlo. Y como respuesta, el acoso de él hacia ella, con la intención inicial de solo utilizarla.
En la actualidad, una historia como la de Federico Moccia en A tres metros sobre el cielo se traslada al mundo contemporáneo. Donde la vía principal de acoso es la red wifi. Una representación bizarra y agotada que se convierte en un fenómeno juvenil. En su día la saga de Federico Moccia fue un fenómeno literario y posteriormente audiovisual. En la actualidad, se recuperan los mismos argumentos encubiertos con incursiones aparentemente más diversas. La mejor amiga es bisexual. El mejor amigo tiene una estética menos normativa, pero, [spoiler], también está enamorado de la protagonista.
En la trama, la lucha entre distintas masculinidades. El joven enamorado que no quiere reconocerlo porque eso le haría parecer menos hombre. Y la protagonista que aparenta estar en control de la situación, pero termina por ser manejada por el protagonista. Si bien es cierto que en ciertos aspectos hay una mayor independencia de la protagonista y su toma de decisiones, el subtexto continúa siendo el mismo establecido por el sistema heteropatriarcal.
Trilogía Hermanos Hidalgo, el imperio familiar y los dioses griegos
Raquel, interpretada por Clara Galle, está obsesionada con su vecino Ares (Julio Peña). La obsesión llega a extremos que rozan el acoso. Del mismo modo que Ares hackea el wifi de Raquel y entra en su habitación sin permiso. Una relación romántica detonada por circunstancias de acoso peligrosas. Junto a Ares viven su hermano pequeño Apolo (Hugo Arbués) y Artemis (Eric Masip). El templo griego se erige ante la mirada de Raquel y todo el vecindario. Un imperio familiar construido por un padre que impone sus reglas y negocio a sus hijos. Mientras que la figura de la madre queda prácticamente relegada a la invisibilidad. Algo que también es destacable en Raquel. Cuya figura paterna es etérea, pero siempre está presente.
El protagonista, Ares, tiene una masculinidad muy tóxica. Resultado del ambiente familiar que le rodea. Las masculinidades Hidalgo en general, se construyen de forma negativa. Rodeada de estereotipos y clichés de género que perpetúan la idea del hombre que no llora. Del hombre que no puede enamorarse y cuyo único objetivo en la vida es seguir el legado de su padre. Una intersección entre género y clase que no se presenta nada novedosa.
El nombre de los hijos no es fortuito tampoco. Ares es el dios griego de la guerra y la valentía. Rasgos que caracterizan la personalidad del protagonista. Dios que además encarnaba todos los valores que rodean a la agresividad, la violencia y la frialdad. Por otro lado, Apolo, el hermano pequeño de los tres. Deidad que representa la belleza, la perfección y la armonía. También hijo de Zeus y gemelo de Artemis. Esta última, es la diosa que da nombre al hermano mayor. Un rasgo genuino que introduce una transgresión en la representación del género. Sin embargo, esta transgresión se limita al nombre del personaje. Dado que la masculinidad de Artemis es una de la más tóxicas. Construido como el hijo que debe seguir el ejemplo del padre y ayudar así a construir las masculinidades de sus hermanos que buscan escapar a los márgenes.
A través de mi ventana: El fenómeno Moccia en una sociedad neoliberal
La nueva trilogía de Marçal Forés se presenta como una pieza anacrónica dentro de las nuevas producciones. Alejada de la transgresión y evolución de construcciones de género. Vuelve a recoger un argumento común y permeado de clichés. Aspectos especialmente peligrosos por el target al que va dirigido.
Sigue la línea de películas como Fuimos canciones (Juana Macías, 2021). Filmes que se escudan en una estética y subtramas con tintes feministas. Que ocultan un subtexto y trama principal basada en el mito del amor romántico y los estereotipos de género. En A través de mi ventana (2022) se atrae a la audiencia joven con la incursión de las tecnologías, las fiestas, el alcohol, y el sexo. Este último se representa en general como un simple juego. Juego donde, además, la mujer siempre sale perdiendo.
En definitiva, se contextualiza un argumento arcaico en una atmósfera contemporánea. Con una escasez de brillantez técnica y audiovisual. Sentando el precedente de una trilogía de películas ya confirmadas. Entrando de lleno en el mundo juvenil y repitiendo las mismas construcciones negativas del fénomeno A tres metros sobre el cielo.
Portada: (c) Michael Oats.