Entrevista a Mona Martínez: la fuerza de una mirada
Mona Martínez es una actriz única. Cuando las ves interpretar por primera vez, deja una impronta imborrable en tu mente que acaba convirtiéndose en el personaje de una novela, o en un impulso irrefrenable de volverla a ver en un nuevo trabajo.
Actriz y bailarina que puede presumir de haber trabajado con lo mejorcito que pisa las tablas de un teatro o dirige desde un set de rodaje.
Una actriz con la capacidad de colarse en la última película de Terminator o interpretar a personajes tan dispares como una matriarca mafiosa, un niño de 10 años con leucemia o una asistenta rumana.
Este año la podremos ver en tres esperados trabajos: la serie La Nueva Gitana en la que se vuelve a reunir con Paco Cabezas, el director que le ofreció a María Santos, personaje con el que estuvo nominada a los Premios Goya; Las niñas de Cristal, de Jota Linares, en la que se sumergirá en una historia cargada de misterio sobre el sacrificio que supone triunfar en la danza y que podremos ver el 8 de abril en Netflix; y La maniobra de la tortuga, donde se pone a las órdenes de Juan Miguel del Castillo, director de la prestigiosa Techo y comida. Ambas películas han sido seleccionadas en el Festival de Málaga.
Hablamos con Mona Martínez
– ¿Dónde estudiaste?
Yo empecé bailando en Málaga con Tona Radely en su escuela. Luego empecé en el conservatorio y después me fui a bailar a Madrid y a hacer doblaje, que yo quería hacer doblaje.
Quería estudiar en Madrid con los flamencos porque había visto todas las funciones de Miguel Narros con Manuela Vargas, su danza teatro, bueno, lo que hacían era teatro y en él introducían el flamenco. Eso me enamoró. Me fui para Madrid a estudiar con los mejores, allí, en Amor de Dios, con los flamencos.
Me fui a trabajar fuera y hasta el 98 no volví a Madrid para ponerme a estudiar teatro en la escuela Réplika. Allí estuve tres años. Más tarde me seguí formando con diferentes profesores. El último con el que he entrenado ha sido el maestro Fernando Piernas, pero sigo buscando nuevos maestros. Quiero estudiar con Paco de La Zaranda, con Claudio Tolcachir…
– Una vez empezaste a estudiar interpretación, ¿seguías bailando?
Seguía bailando, pero para buscarme la vida. Seguía trabajando con Carmen Mota en Scala Madrid, pero el baile para mí terminó en el 97 cuando decidí irme para Madrid a estudiar teatro. Los bolos que iban saliendo siempre se dedicaban a pagar las clases de teatro. Después no seguí dedicándome al baile.
Al acabar tercero, me salió un casting y conseguí mi primer trabajo en Padre Coraje, de Benito Zambrano.
– Así que antes de hacer teatro ya trabajaste en una miniserie de éxito.
Sí, terminaba teatro y Ángel Ruíz, que es un compañero muy conocido, me dijo que le echara una mano con una prueba. Yo le estaba ayudando y le pregunté que para quién era, él me dijo que para Benito Zambrano. Me quedé muerta. Ese fue uno de los pocos nombres que se me quedaron en mi vida porque me impactó muchísimo Solas. Cuando entré al cine y escuché que hablaban andaluz y vi esa historia tan sencilla, tan preciosa, tan auténtica, tan de la tierra y tan universal, me dejó muy impactada.
Al día siguiente Ángel me dice, ve a tal dirección a tal hora y di que vas de mi parte. Claro, yo llegué allí y no tenía cita, no tenía currículum, no tenía nada. Pregunté y el director mandó que me hicieran una Polaroid y me dijo que me quedase. Ahí nació mi carrera, con Benito Zambrano en Padre Coraje.
– Desde entonces no has parado. Has ido encadenando personajes pequeñitos, capitulares en series…
No paré porque soy muy cabezona (risas), en esos intervalos los tiempos de espera son bastante amplios, pero soy muy cabezona, no me bajo del burro. Soy un poquito terca en eso.
– Pero hay un punto de inflexión en tu carrera. Un nuevo redescubrimiento en el que todos ponen sus ojos en ti.
El punto de inflexión es cuando los compañeros empiezan a decirme, “no te conocía, pero te conozco por tal, te conozco por cual” …
– ¿Por cuál fue con la que te empezaron a redescubrir, Ana de día, Vis a Vis …?
Por Ana de día, de Andrea Jaurrieta, allí los compañeros empezaron a ver otra versión de Mona Martínez. Esa película fue una sorpresa porque toda la gente que la veía eran personas que aman mucho el cine, cinéfilos y gente del gremio. Fue una película muy reconocida. Ese fue mi primer personaje con una historia para contar con más recorrido.
Pero Ana de día tiene historia, porque yo le dije que no la hacía. Te explico, hice la primera prueba, que fue preciosa, pero la segunda me cogió con una sustitución en la obra de teatro que estábamos haciendo, con otra función que estaba preparando y con ensayos con Boadella con el que también hacía una sustitución. Me fue imposible estudiar la secuencia como a mí me gusta estudiármela, como un padre nuestro.
Cuando llegué a la prueba no me la sabía cómo yo quería para poder estar trabajando libremente, así que le dije: “sé que eso no se hace, ni se dice, la directora de casting me va a odiar, pero no he podido estudiar como me hubiese gustado. Si quieres que suspendamos la prueba para otro día…” y ella me dijo que no, que la hiciésemos.
Tu cuerpo se modifica dependiendo de donde esté y lo que le esté pasando, simplemente hay que dejar que pase.
Mona Martínez
Nos pusimos a trabajar con lo que había y a ella le encantó y le cuadró. Pero pasó el tiempo y yo no sabía nada. Entonces, un día me llama y me dice que ya empezábamos la película, que me había cogido. A mí eso me dejó parada. Como soy un poquito cuadrada y los arrebatos me dan vértigo, necesito un poco de tiempo. No estaba preparada, pero ahora el cine es así, todo es muy de sopetón.
Al final, lo que empezó siendo una conversación con Andrea se convirtió en una amistad. La quiero muchísimo, a ella y a Iván, dos personas excelentes.
– Nos gustó mucho tu trabajo en Vota a Juan, ¿qué nos puedes contar de tu trabajo en la serie?
Eso fue el maravilloso director de casting Luis San Narciso que ama profundamente a los que llevamos tiempo llamando a la puerta. Cuando hice Padre Coraje, me llamó al día siguiente de que se emitiera en la tele para felicitarme. Cuando colgué el teléfono, llamé a un amigo y le dije que me había llamado Luis San Narciso, él me dijo que si sabía quién era, que él era el capo de los directores de casting.
Después, Luis San Narciso me preguntó si yo me atrevía a hacer a una rumana. Le dije que sí, que yo le daba mi versión de la rumana y probamos. Entonces, yo hice una rumana en la serie Periodistas hace miles de años y cuando apareció el personaje de Vota a Juan, me llamó y me dijo, ven el lunes que vamos a hacer una improvisación de asistenta. Así que yo me fui con mi batita de asistenta que me compré y empezamos a improvisar. Así fue como nació la asistenta de Vota a Juan.
Haber estado con Javier Cámara para mí mereció la pena como siete temporadas. Es maravillo, aprendes muchísimo a su lado. Es un ser excepcional, como David Serrano.
– Después, con Adiós, de Paco Cabezas, nos volviste a dejar a todos con la boca abierta.
Es que eso estaba tan bien escrito… Adiós estaba muy bien escrita. Que el personaje esté bien escrito es el mejor pistoletazo de salida. El personaje de María Santos estaba muy bien escrito.
La prueba se hizo con otra separata, con un texto diferente que no aparece en la película. Ese texto era una barbaridad de precioso. Solo con leerlo veías lo bien que expresaba la vida de todas las mujeres del mundo, no solo las de Andalucía, que lo primero que me pregunté fue quien había escrito esto; quién conocía tanto a las mujeres de mi tierra; quién conocía tanto a esas mujeres de luto que van por el mundo defendiendo a su familia a capa y espada.
Paco y José Rodríguez hicieron un trabajo magnífico. Son unos guionistas maravillosos.
– Tu María Santos nos recuerda mucho a El séptimo día de Saura.
Claro, tiene mucho que ver. Hay un cortometraje que hice que sí que está El séptimo día de referencia directa, La Guarida, de Iago de Soto. Fue un corto que, aun estando nominado a los Goya, pasó un poco desapercibido, pero mi personaje se parecía al de María Santos. A ver cuando Iago puede producir su largo, porque es un director excepcional.
– ¿Qué trabajos son los que más te han gustado en estos últimos cinco años de éxito?
A mí me ha fascinado trabajar con Sorogoyen. En El reino hice de la jueza Costa y después en Antidisturbios me llamó para interpretar a la misma jueza, con el mismo nombre. Trabajar con Sorogoyen me pareció un privilegio.
En la comedia Deuda, de Atresplayer junto a Carmen Maura, también me lo pasé muy bien. Eso fue un disparate total, pero con un elenco excepcional. Esa serie me hizo mucho bien y me sentó muy bien.
Hay una serie que a mí me apasiona cuando la veo, Veneno, con losJavis. El personaje de Mari Carmen, la hermana de Veneno, era bellísimo. Además, es una serie dirigida con una delicadeza…, no sé como describirte el arte que ellos tienen tan genuino. Se compaginan muy bien entre los dos.
Después, hubo una cosa formidable que fue trabajar con todas las actrices que hacían de la Veneno. Te enseñaban el amor por la profesión. Sin ser actrices, esa forma de poner el alma y ponerse al servicio de una historia, me pareció admirable y un ejemplo a seguir.
Veneno ha sido una experiencia que me ha gustado mucho.
– En teatro has trabajado con los más grandes, con nombres como los de Miguel Narros, Ernesto Caballero, Albert Boadella, Salva Bolta, Carol López… pregunta obligada, ¿cine o teatro?
En mi caso van a la par. También te digo, no he tenido opción de hacer películas de tres semanas rodando a full. No he tenido personajes protagónicos. No sé lo que es estar todo el día en un set rodando y todo el día implicado en eso.
En teatro también ha habido personajes que sigo enganchada a ellos, como el de Óscar o la felicidad de existir, papeles que son fundamentales para no caerte. Personajes que te cogen de la mano y te levantan. Que te dicen sigue que esto merece la pena.
El teatro, a diferencia del cine, lo que te permite es estar más en el día a día dedicada a eso, concentrada para eso. Dedicada en cuerpo y alma y en exclusiva al personaje de la obra de teatro.
Algo de esa continuidad para mí es muy satisfactorio, pero reconozco que el cine, con una buena dirección y un equipo compenetrado, tiene el mismo efecto que estar en el teatro. Tienen los dos el mismo valor para mí.
– ¿Qué tipo de película te gustaría protagonizar?
Lo que me gustaría es que fuera un personaje que se haya escrito pensado en mí. Que cuando un director lo lea se acuerde de mí. Que sienta que estoy hecha para ese personaje. Como María Santos, que estaba hecha para mí. O como el de Spanish Beauty, la nueva novela de Esther García Llovet.
El otro día me llama un amigo y me dice “léete el periódico” y cojo y leo que le preguntan a Esther García sobre el personaje de su última novela, y ella contesta que se inspiró en la actriz Mona Martínez. Me encantó (risas). Cuando leí eso fue como si me hubiesen nominado para los Goya, los Oscar o a los Globos de Oro. Lo recibí como un premio.
– ¿Qué nos puedes contar de la serie La Novia Gitana?
Que su protagonista es Nerea Barros y está fantástica. Que adapta una exitosa novela en un guion maravilloso en el que se despliega el mundo gitano de forma magnífica. Paco Cabezas lo rueda con mucha sabiduría y con mucho instinto.
Han encontrado un elenco formidable. Un conjunto de actrices de diferentes edades que van a sorprender por su trabajo excepcional a la hora de contar esta historia. La serie ampliará el éxito de la novela. Va a ser muy impactante.
– Y de la película Las niñas de cristal, ¿qué nos cuentas?
Pues como pasa ahora con las producciones, apenas nada, porque hay mucho secretismo. Lo que te puedo decir es que Jota Linares es un director que va a dar mucho que hablar porque parece un viejo sabio haciendo películas y contando historias. El reparto de Las niñas de cristal también dará mucho que hablar.
– De La maniobra de la tortuga, ¿puedes contarnos algo?
Mira, lo que te puedo decir es que estoy conociendo a unos directores que me los llevaría para casa, porque Juan Miguel del Castillo, no te puedo contar lo que es ese ser. Gaditano, lleno de arte de los pies a la cabeza y sereno como un buda. También adapta una novela en la que, como Techo y comida, habla de unos temas que atañen a la sociedad.
Está también Natalia de Molina que es una actriz a la que yo no puedo admirar más y con la que deseo pronto volver a trabajar porque su trabajo es inigualable.
– ¿Cómo trabajas los personajes?, ¿cuáles son tus trucos?
Lo primero que hago es un exhaustivo análisis de guion en el que siempre pido ayuda. Comparto con alguien ese trabajo para analizarlo bien. A partir de ahí, lo que más favorece al trabajo es tener tiempo para empezar a ver la historia desde el punto de vista del personaje y trabajar a diario.
Antes te decía que me gustaba aprenderme el guion como el padre nuestro porque me gusta y me da libertad. Hay personas que leen el guion y se lo saben. Tengo compañeros que solo lo leen una vez, lo retienen. Yo tengo que dedicarle tiempo. A veces en esa dedicación es donde se encuentra el placer, más que en hacerlo o tenerlo todo fácil.
En el proceso es donde está el trabajo y donde está la profesión. En lo demás está el director que te dirige; el director de fotografía que te ilumina bien; los técnicos que te tratan cuidadosamente; la de vestuario que diseña parte del personaje y completa lo que has trabajado…
En principio, es el tiempo que tú le dediques más la suma de todo el equipo que termina de componer ese personaje, te dan el último empujón y te lo hacen fácil.
– Corporalmente, ¿cómo consigues esa verdad tan apabullante?
Eso lo puedes conseguir tú también, cuando hablas por teléfono con tu amigo no es igual que cuando hablas con tu madre o con tu jefe del trabajo. Tu cuerpo se va modificando en función con quien hables, tú mismo lo puedes comprobar.
El cuerpo se compone con la persona, su situación y el objetivo que tiene que llevar a cabo. Tu cuerpo se modifica dependiendo de donde esté y lo que le esté pasando, simplemente hay que dejar que pase.
– Pero cómo consigues ese punto de naturalidad, ¿no te pones nerviosa?
¿Yo, nerviosa? Depende de lo que sea, siempre tienes los nervios por dentro. ¡Ojalá se quitaran! Lo peor de los nervios es cuando no los detectas, que de esos también existen.
Mi maestro Fernando Piernas te enseña muchas cosas, pero lo primero que te enseña es a no confundir nervios con ganas. A veces, los mismos nervios de cuando empiezas, de cuando eres más novata, esos nervios que te comen el cuerpo entero, a veces se confunden con las propias ganas de salir a hacer tu papel. Esos nervios a veces desaparecen con el tiempo, entonces se camufla el nervio bueno con el nervio malo. Hay que detectar cuál de los dos nervios es el que te está impidiendo estar relajada.
Respondiendo a tu pregunta, sí, claro que te pones nerviosa. Los primeros días de rodaje son inquietantes.
Cuestionario furioso de Mona Martínez
Película favorita: Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore.
Serie favorita: Doctor en Alaska.
Libro favorito: El camino, de Miguel Delibes y En busca del unicornio, de Juan Eslava Galán.
Cómic favorito: no controlo mucho, Mortadelo y Filemón.
Cantante, grupo o músico favorito: Raphael.
Artista plástico favorito: Antonio López.
Miedo tecnológico: El lado oscuro de todas las redes sociales.
Foto de portada de Álvaro Serrano Sierra.