Entrevista a Mariana Sández: Diseccionando las relaciones humanas en ‘Una casa llena de gente’
Mariana Sández es una de las voces literarias que más sensación está causando en Argentina. La Editorial Impedimenta publica ahora en España su último trabajo, la novela Una casa llena de gente, una delicia escrita con precisión forense (y también arquitectónica) que indaga en los rincones más inaccesibles de las relaciones humanas.
Sández nos invita a entrar en un edificio en el que las relaciones entre vecinos, las amistades y los secretos guardados en cajones nos guiarán a través de una historia de las que dejan huella en el lector.
Una maraña de emociones, recuerdos y misterios aguardan en las páginas de esta novela, considerada como una de las más inteligentes del año. Te invitamos a asistir a un espectáculo, casi químico, en el que las relaciones entre las protagonistas cambian de estado, mutan del líquido almíbar al gas fétido. La vida más cotidiana y, al mismo tiempo, la más extraordinaria, reside entre las paredes de Una casa llena de gente.
Hablamos con Mariana Sández
– ¿Cómo describirías Una casa llena de gente?
La describiría como una historia que se focaliza en las relaciones familiares y en la amistad. En ese sentido va recorriendo muchos de los matices que existen en ese tipo de vínculos. Es decir, hay distintos tipos de maternidades, paternidades, distintas formas de ser hija o hijo…, en definitiva, diferentes formas y maneras de tratar la amistad. Pero, sobre todas las cosas, esto nos lleva a que siempre veamos la realidad desde perspectivas diversas.
Podemos estar observando un mismo episodio, un mismo hecho, y registrarlo e interiorizarlo de una manera única y totalmente distinta a la del resto. Por eso me interesa esa frase de Nietzsche que dice: “No hay hechos, sino interpretaciones”. Creo que ese es precisamente un foco importante del libro: los diversos puntos de vista y las distintas maneras en las que creemos recordar los hechos.
Por otro lado, me parece que también es central la idea de la edificación, de la construcción. Porque, así como el libro está organizado en partes que tienen que ver con la construcción de un edificio o de una casa, también se refiere simbólicamente al recorrido que hace una personalidad cuando se va formando desde que se es pequeño. En función de por quien está rodeado o lo que pasa a su alrededor; en qué ámbito, en qué entorno, en qué clima vive; y cómo se va conformando esa personalidad. De algún modo, las etapas que sigue un edificio son las que sigue a su vez una persona (cimientos, andamiajes, exteriores, interiores, etc,).
– ¿De dónde nace esta historia? ¿Es algo personal o una serie de historias que te han inspirado?
Me suele ocurrir que se me unen distintas historias. Distintas ideas para historias que vienen desde diversos lugares y en algún punto confluyen. Por un lado, tenía la historia que me interesaba de la amistad entre mujeres, que muchas veces pasan de la fogosidad absoluta al rencor, al enfado y a la distancia. Me gusta observar cómo son tan extremas esas posturas en las relaciones entre mujeres.
Y, por otro lado, me interesaba contar la historia de una niña que iba descubriendo lo que ocurre en su edificio únicamente a través de los sonidos. Con lo que va escuchando: los portazos, las ventanas, los gritos, las conversaciones entre vecinos…
La relación con los vecinos sí es algo que he tomado más de mi vida. De mis experiencias. El edificio en el que transcurre todo está tomado de mi vida real. De los distintos lugares en los que viví, construí uno.
De la relación entre vecinos digamos que también tomé no algo específico, pero sí una manera de convivir. Escuchaba a través de una de mis ventanas las discusiones constantes de una pareja de vecinos. Eso fue como una especie de disparador, pero me interesaba que fuera la niña la que se concentraba en esa discusión. Además, tengo una hija y pensaba en cómo se vería eso desde su punto de vista si ella le prestara atención, que no era el caso.
A veces las amistades femeninas pasan de un estado de éxtasis y admiración mutua a otro de némesis donde la otra es, por una parte, lo que una misma no puede ser, y por otra, lo que detesta.
Mariana Sández
Cuando estaba embarazada, empecé a escribir un diario para mi hija. Le contaba como iba dándose la evolución del embarazo, su crecimiento, y cosas que yo iba aprendiendo. Lo hice con la idea de que, en algún momento, cuando fuera más grande, pudiera leerlo y tener la sensación de que alguien le hubiera guardado esos recuerdos para ella.
Mientras estaba escribiendo este diario, comencé también a escribir esta novela. Entonces dejé de escribir el diario porque de alguna manera se continuaba en la novela.
De algún modo, pensé, qué pasaría en esta historia, con estos personajes, si llegado el momento la madre decidiera no darle el diario a la adolescente porque algo ocurrió en esos años que no debería leer alguien con esa edad.
Ensamblando todo esto, la historia me llevó diez años en total, así que han pasado muchas cosas en el camino de mi vida de la que siempre surgen disparadores para la novela.
– Además, 10 años en los que creo has vivido en diferentes países, además de en tu Argentina natal, como España o Inglaterra, por lo que esos sonidos a través de las ventanas hablan también distintos idiomas…
En realidad la novela la comencé después de salir de Argentina y vivir en otros países. Pero por supuesto, siempre está en el bagaje que uno tiene en la cabeza de todos esos países. Por ejemplo, en el personaje de la abuela inglesa de la novela. A mí me ha influido mucho la cultura inglesa porque fui a un colegio británico en Argentina con profesores ingleses y respiré mucho ese ambiente. Probablemente, todo esto influyó en el personaje de Granny.
– ¿Cómo fue el proceso de escritura que seguiste?
Cuando comencé a escribir esta novela no era tan organizada como ahora, posiblemente por eso tardé tanto. Trabajaba, tenía mi hija chiquita y me ocupaba de muchas cosas. Por el camino publiqué otros dos libros, uno de ensayo y otro de cuentos.
Normalmente me he ido armando una rutina en la que por la mañana cuando mi familia se va de casa, inmediatamente me siento a escribir y aprovecho 2-3 horas de la mañana intensas. A veces, si el trabajo o la vida me lo permite, sigo en el día, porque me gusta mucho. Si fuera por mí lo haría, pero sigo con mi trabajo y no siempre puedo dedicarle mucho más que esas horas. Pero sí que escribo todos los días y a veces también los fines de semana.
– Sobre todo, esta novela se centra en la historia y la relación de una madre con su hija, pero también de todo lo que las rodea y los choques generacionales…
Sí, en los choques generacionales, pero más que eso, diría que en los choques entre las distintas posiciones socioeconómicas. Porque esos choques que se dan entre los padres de Leila (protagonista) con Leila, tienen que ver con un nivel socioeconómico.
Ella y su marido han elegido una vida más cercana a las Humanidades y las Artes, entonces no tienen tanto dinero como los padres, y también de algún modo rechazan ese estilo de vida.
Por eso rechazan muchas de las propuestas que vienen de esta gente más rica. Por ejemplo, ellos tienen una empleada doméstica permanente en la casa, o la hermana de Leila que vive en una comunidad cerrada con todas las comodidades de una clase alta y también tiene una vida de potentada.
No es solo un choque generacional, sino más bien una forma de ver y de llevar adelante la vida, desde qué lugar encararla.
– También hay mucho misterio… Hay bastante en esta novela de esos secretos familiares que tardan en salir a la luz… ¿Hasta dónde podemos contar?
Creo que lo principal es ir descubriendo qué es lo que va pasando con Leila, que lleva una vida bastante introvertida, muy volcada en los libros.
Su trabajo es ser traductora y su hobby es escribir. Está muy metida en su casa, en su familia y en lo que tiene que ver con el arte, con los libros. Sin embargo, cuando llegan a esta comunidad de vecinos, este mundo comienza a expandirse. A abrirse, porque tienen un jardín que pueden compartir todos los vecinos.
Cuando llega el buen tiempo van a salir al jardín, ahí sí que se van a tratar y a conocer realmente. Antes, lo que conocían unos de otros era solamente de oírse a través de las ventanas.
Esa vida tan introvertida, tan para adentro que tiene Leila va a empezar a abrirse a los demás. En especial, a una de las vecinas con las que iniciará una amistad. Por un lado, ellas como adultas, y por otro, sus hijas, que también van a iniciar su propia relación.
Ahí empezarán a haber cruces entre las dos familias que tienen muy distintas maneras de ver la vida. Habrá también choques, entendimientos y malentendidos.
Veremos hasta qué punto se meten o no se meten en la vida del otro estando tan cerca y lo que decía al principio: cómo a veces las amistades femeninas pasan de un estado de éxtasis y admiración mutua absoluta a un estado de némesis donde la otra es, por una parte, lo que una misma no puede ser, y por otro lado, lo que detesta. Una relación de amor-odio bastante habitual.
Esto dará lugar a que la vida de vecinos ya no sea tan privada, no sea tan apacible y sucedan un montón de cosas donde estas mujeres van a ser el centro.
– Es, por tanto, una historia centrada en las mujeres, pero no solamente para mujeres. Encontramos a veces esa barrera en la que los hombres son reticentes a acercarse a este tipo de historias. ¿Crees que todavía pasa esto o ya se tienden a diluir las fronteras entre la literatura considera para mujeres?
Por un lado, tenía ese miedo por esto que comentas. Pero, si bien al frente están las mujeres, también hay hombres en la historia y van a estar muy involucrados. Además, he recibido mucho feedback de lectores masculinos que me hicieron llegar comentarios al igual que las lectoras mujeres.
Me han dicho que se conmovieron e incluso que se llegaron a plantear aspectos de la relación con sus madres. Porque no olvidemos que las madres somos madres de hombres también, así que esas relaciones madre-hijo o hija valen para todo el mundo por igual, sean hombres, mujeres o la identidad que sea. Ese vínculo existe de todas formas.
Es cierto que quizá pudiera parecer una novela para mujeres, pero no lo es. Creo que hoy por hoy esas fronteras ya se están diluyendo, la verdad.
– Hace tan solo dos semanas que la novela salió a la venta en España de la mano de la Editorial Impedimenta, ¿cómo está siendo la acogida aquí y como ha sido en Argentina?
En Argentina la acogida fue buenísima. A mí por lo menos me sorprendió mucho. Llegamos a tener cuatro ediciones bastante rápido y enseguida consiguió muy buena repercusión por parte de los libreros, los lectores y, sobre todo, de los medios. Los lectores me siguen enviando muchos mensajes.
Desde el punto de vista de España, hace solo unas semanas que ha salido a la venta, pero me han dicho los editores que los libreros están muy entusiasmados y que está gustando mucho. Estamos organizando diversos encuentros con los lectores en las librerías.
En Madrid, en la Librería Alberti, haremos una presentación de la novela el 17 de febrero a las 19:30h. En Barcelona, la presentación será en la Librería Casa Usher el 3 de marzo a las 18:30h.
– ¿Qué nuevas historias tienes en mente? ¿Podremos leer una especie de continuación de Una casa llena de gente, quizá de la mano de alguno de sus personajes?
Estoy trabajando en una novela que ya está bastante avanzada y que continúa la historia con el personaje de Charo, una de las protagonistas de esta novela, junto a su pareja. Luego, tengo también otras dos novelas en curso. Siempre estoy con proyectos en marcha.
Cuestionario Furioso de Mariana Sández
Película favorita: Sin salida (À bout de souffle), de Jean-Luc Godard.
Serie favorita: me han gustado muchas, pero me quedo con The Crown.
Libro favorito: es difícil elegir solo un libro, pero diría Interestatal de Stephen Dixon.
Cómic favorito: Fun Home de Alison Bechdel.
Cantante, grupo o músico favorito: es algo que va cambiando mucho con el tiempo. En estos momentos, Kings Of Convenience.
Artista plástico favorito: René Magritte
Miedo tecnológico: sentir que si no estoy en las redes sociales, me quedo fuera del mundo.
Foto de portada de Alejandro Guyot.