‘Exótica’: la extraña y exótica película que te dejará huella
En 1994, el director canadiense de origen armenio, Atom Egoyan, estrena Exótica, su película más hipnótica hasta el momento. Un relato de vidas cruzadas que habla sobre la obsesión, la soledad, la tristeza y el deseo.
Dejen que les haga una pregunta, caballeros: ¿Qué es lo que da a una colegiala su especial inocencia? ¿Su dulce fragancia?
¿Las flores frescas? ¿La suave lluvia de la primavera? ¡Oh, Dios, Dios! ¿O es acaso su joven carne firme, que invita a todas las caricias, que incita a explorar sus secretos más profundos, más privados?
Exótica.
El DJ del club de striptease “Exótica” lanza estas palabras desde su extraño altar sobre los clientes embriagados junto al escenario. Una música de estilo árabe se funde con la decoración tropical del club creando un ambiente salvaje, como de selva mágica y sórdida. En el escenario aparece una chica morena, de piel pálida y labios rojos, que se contonea vestida de colegiala al ritmo de Everybody knows de Leonard Cohen. Todos quieren tocarla pero no pueden porque es un animal exótico, está prohibida.
Esta escena majestuosa, colocada al principio de la película, resume muy bien el tema central de Exótica: el sufrimiento generado por la soledad de un deseo prohibido.
En este caso, a través de cuatro personas: Eric (Elias Koteas), el DJ del club obsesionado con su ex, Christina (Mia Kirshner), una striper que baila vestida de colegiala cada noche para un hombre, a pesar de los celos constantes de su ex, Zoe (Arsinée Khanjian), la dueña del club tras la muerte de su madre que también desea a Christina, Thomas (Don McKellar), un traficante de animales salvajes, y Francis (Bruce Greenwood), un hombre roto tras la muerte de su hija que acude todas las noches al club a ver a Christina, su único apoyo.
Exótica: Bienvenidos a la selva
En el club Exótica todo es decadencia y dolor. Egoyan utiliza a unos personajes planos para construir un sentimiento complejo de nihilismo universal. Un nihilismo que tiene creadores y espectadores, que no deja de ser un espectáculo, como el baile de Christina y la propia película en sí. El director se reencarna en el personaje del locutor y DJ del club, Eric, para dirigir nuestra mirada a ese desfile lento y fatigoso de todos esos animales exóticos que habitan el club y para observarlos, como él, a través de un espejo polarizado, como los que hay en los pasillos secretos del club.
Junto a la metáfora de los espejos polarizados, Egoyan explota al máximo todos los elementos del lenguaje audiovisual para hablar de ese deseo y dolor que todos llevamos oculto. Sin embargo, si hay algo que de verdad transmite esto en la película es la increíble y espectacular banda sonora. Mezclando piano con elementos de viento, Mychael Danna logra hipnotizarnos, cual encantador de serpientes, con una música de clara inspiración árabe, que nos remite a esa parte primitiva y salvaje, dormida en nosotros.
Exótica es de esas películas extrañas y exóticas (nunca mejor dicho) que logra cautivar y dejarte huella sin que sepas muy bien por qué. Las verás una y mil veces, la examinarás, escucharás su banda sonora, leerás críticas y seguirás aún sin entenderla. Sin embargo, no dejarás de hacerte la misma pregunta: ¿Qué es lo que da a una colegiala su especial inocencia?