‘Secretos de un matrimonio’: La evolución diacrónica de las relaciones

En 2021 se estrena Secretos de un matrimonio, la versión contemporánea de la aclamada serie sueca homónima de Ingmar Bergman de 1974. Una representación diacrónica brillante de las relaciones y su evolución a lo largo de los años.

En el año 1974 el cineasta sueco Ingmar Bergman realizó la galardonada miniserie Secretos de un matrimonio. Una teleserie adelantada a su tiempo donde se aborda desde el primer capítulo un tema tan controvertido como el aborto.

Erland Josephson y Liv Ullmann en Secretos de un matrimonio (1974), de Ingmar Bergman.
Erland Josephson y Liv Ullmann en Secretos de un matrimonio (1974), de Ingmar Bergman.

Un matrimonio formado por Johan y Marianne que al comienzo se muestran aparentemente felices, hasta que se va desgranando poco a poco de manera exquisita, su inestable situación. Johan, interpretado por Erland Josephson, junto a Marianne encarnada por una impecable Liv Ullmann, forman el tándem perfecto para un resultado exitoso.

Ambos dan forma a una historia de personajes redondos, con un arco narrativo muy rico. 47 años después, Hagai Levi adapta la serie sueca a la actualidad, llevando a cabo un retrato fidedigno de la evolución temporal. Sin perder la esencia de la primera, y siguiendo el guion de forma precisa, Jessica Chastain y Oscar Isaac encarnan de forma espectacular a los personajes. Tanto ella como él además tienen la gran capacidad de mimetizarse con los originales incluso a través de los gestos más sutiles.

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Invertir los roles de género, ¿existe diferencia?

El cambio y mayor acierto de la nueva serie es la inversión de los roles de género. Mientras en la serie inédita es él el que deja a su mujer por enamorarse de otra, en la presente producción es ella, Mira, la que deja su marido Jonathan, por otro hombre.

Otro de los detalles resultado de la diferencia diacrónica reside en la relación de sus amistades. En la serie original no se pone nombre a lo que la pareja, amiga del matrimonio, tiene. En la actual, el matrimonio está sumido en una relación poliamorosa, que acaba en discusión por falta de entendimiento. No obstante, aunque introduciendo el poliamor, la homosexualidad – mencionada de pasada -, y las nuevas tecnologías, la esencia de la historia se mantiene viva a lo largo del tiempo. El desgaste de las relaciones, el querer conocer a otras personas y la pasión. Pasión que además se traslada a la pantalla ahora de forma mucho más explícita que en la serie sueca.

Oscar Isaac y Jessica Chastain en Secretos de un matrimonio (2021) HBO.
Oscar Isaac y Jessica Chastain en Secretos de un matrimonio (2021) HBO.

Respecto a la inversión de roles de género, sería interesante observar la mirada de la audiencia a la hora de juzgar lo que ocurre en un caso y en otro. En este sentido, el cineasta acierta al enfocar el matrimonio del mismo modo a pesar de los distintos roles, eliminando además la violencia de género que sí que aparecía en la primera. Aun así, hay una sutil situación de control por parte de él hacia ella que se intuye como detonante de los acontecimientos.

La institución del matrimonio

A pesar del paso de los años, y el cambio de ciertos aspectos en las relaciones, la institución del matrimonio se mantiene estática. Incluso con la aparición de las relaciones abiertas y el poliamor, en la miniserie actual se muestra cómo las mismas inseguridades y discusiones se mantienen intactas.

Ambas producciones, siempre desde la heteronormatividad, buscan reflejar el duro trabajo que supone mantener una relación estable sin grietas. La atracción sexual se pone en el centro como obstáculo y como pieza esencial para sostener una relación de pareja. La sociedad actual está permeada por lo fútil. El compromiso ha dado una vuelta de tuerca y ya no tiene el peso que tenía antiguamente. No obstante, el trabajo necesario para mantener una relación sigue siendo igual de necesario que antes.

Secretos de un matrimonio
Secretos de un matrimonio (1974)

Las relaciones vacías proliferan en la sociedad de la información y lo efímero. Se desmonta el mito del amor romántico y se muestra la cara más dura y real de las relaciones de pareja. Algo que en ambas miniseries se refleja a la perfección, y sobre todo gracias al gran trabajo del elenco actoral. Tanto en la original como en el remake, las actrices y actores resuelven un papel complejo de forma espléndida.

La fina línea que divide realidad y ficción

El formato de ambas miniseries es similar y uno de los rasgos más característicos es la cadencia narrativa. A través de un ritmo de montaje y narración pausado, la audiencia transita cada situación al mismo que tiempo que lo hace la pareja protagonista.

Otro de los rasgos que ambas miniseries reflejan es el mostrar lo que hay tras las cámaras y evidenciar así que la realidad proyectada es una ficción filmada. Así como en la serie sueca Bergman narra los créditos iniciales y finales, en la miniserie más reciente se dan comienzo a todos los capítulos con la grabación del lugar de rodaje y la preparación de la actriz y actor antes de entrar en escena.

Secretos de un matrimonio (2021)
Secretos de un matrimonio (2021)

Sin embargo, la interpretación de ambos es tan brillante que la audiencia se sumerge rápidamente en la trama dejando a un lado la idea de que todo es ficción. La audiencia forma parte del rodaje como de la historia, siendo pieza esencial del desarrollo de esta. La audiencia es consciente de la ficcionalidad del relato, al mismo tiempo que puede identificarse con sencillez a través de una historia realista. Realista y honesta donde el matrimonio se desnuda ante la pantalla, al mismo tiempo que lo hace el propio elenco actoral, dejando ver su parte más auténtica.

Cada discusión, cada reconciliación, cada impulso sexual atraviesan la piel de la audiencia hasta hacerla cómplice de cada emoción que los personajes sienten, desde el placer hasta el desasosiego.  Emociones que además llenan cada espacio de la escenografía, formando esta, parte imprescindible del relato.