‘Chavalas’: llegó el día de quitarse la máscara
La semana que viene se estrena en nuestros cines Chavalas, la cinta ganadora del premio del público en el Festival de Málaga de este año.
Dirigida por Carol Rodríguez Colás y escrita por su hermana Marina, Chavalas nos transporta por un nostálgico viaje hacia Cornellà. Los que venimos del extrarradio necesitábamos una película así.
Protagonizada por Vicky Luengo junto a Carolina Yuste, Elisabet Casanovas y Ángela Cervantes, la película es un soplo de aire fresco para una cartelera cargada de efectos especiales y hombres musculados.
Culturetas, urbanitas y mentiras
Chavalas nos cuenta la historia de Marta (Vicky Luengo), una chica que salió de Cornellà para ganarse la vida como fotógrafa artística en Barcelona y Europa. No le salió todo como a ella le hubiera gustado.
Consiguió trabajo en un estudio de diseño y fotografía. Se hizo de un círculo de modernos amigos artistas. Pero en Barcelona, cuando entras en un grupo de ese tipo y tú no eres de la chupi pandi de toda la vida, es fácil ser la eterna extranjera. Mucho más aún si vienes cargada de complejos por ser de clase obrera, del extrarradio y te intentas comportar y vestir, por dentro y por fuera, de la forma que crees adecuada para integrarte.
Marta pierde el trabajo en el estudio y no le queda otra que volver a Cornellà, primero a casa de su amiga Bea (Casanovas) y más tarde a la de sus padres.
Se reúne con sus amigas de toda la vida y disfrutan rememorando los momentos que compartieron juntas, pero a Marta le van saliendo arranques de superioridad que acaban decepcionando tanto a sus amigas como a su familia. Durante su vuelta a Cornellà deberá desaprender toda la impostura adquirida en Barna. Encontrarse, quitarse el disfraz que se construyó de francesita aburguesada y reconciliarse con sus orígenes.
Las Chavalas de mi clase
Las actrices protagonistas de la película están genial en sus papeles. Todas tienen la actitud y el comportamiento que necesitan sus personajes. Estas retornadas (chicas que salieron para ir a la uni y volvieron a su barrio), son lo suficientemente diferentes y características entre ellas para cubrir entre todas un retrato certero de las “chavalas” de barrio.
El guion de Marina Rodríguez, recoge con eficacia todo tipo de detalles, diálogos y momentos que nos hacen querer a los personajes que ha creado y el lugar en el que viven.
Hacia el final de la película, Chavalas tiene varios momentos que emocionarían hasta a la escultura de Laocoonte y su hijos.
Carol y Marina son de Cornellà y se nota que saben de lo que están hablando. Tanto cuando hablan de ambiente más snob, como cuando lo hacen sobre “el bar de los pajaricos”.
Aunque todas las actrices están genial; Vicky con los conflictos y las diferentes capas con las que construye a su personaje; Carolina con su fuerza, frescura, naturalidad y magnetismo y Elisabet con su bondad, inocencia y convicción, quien se lleva la palma es Ángela Cervantes. La interpretación de su personaje es tan real que nos olvidamos de que detrás hay una actriz realizando su trabajo.
Chavalas, una película de mujeres
La película de Carol Rodríguez es una película de mujeres. No solo porque su equipo esté compuesto por muchas de ellas, sino porque, al fin, no aparece ningún hombre en la película que le solucione la papeleta a la protagonista, a lo Wonder Woman (2017) u otras películas que van de feministas pero siempre acaban recurriendo al “héroe”.
Gusta mucho encontrar películas como Chavalas, en las que los hombres solo tienen personajes anecdóticos o de objeto de deseo, como por desgracia podemos encontrar en la mayoría de películas de la historia cuando buscamos personajes femeninos.
En la película, las “chavalas” son las protagonistas. Son chicas jóvenes que se valen por sí mismas. Que no tienen que seducir al hombre ni llorar los vientos por él. Ni acostarse con el jefe para conseguir un gran trabajo o pedirle ayuda a un amigo para enfrentarse a un problema que necesite de fuerza bruta.
El personaje de Marta le aclara a su padre qué su talento artístico lo heredó de su madre, y Soraya, el personaje interpretado por Ángela Cervantes, es infiel sin sentir culpabilidad por ello y dirige el bar de sus padres con brazo de hierro e ingenio. Esos son tan solo algunos ejemplos de cómo se pueden hacer personajes femeninos interesantes, fuertes, débiles o de cualquier forma, que funcionen y que te atrapen en una película hasta el final, dejándote con ganas de más y sintiendo que te llevaste algo de ellas.
Saludos furiosos.