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Entrevista a Anna Starobinets: ‘Tener miedo es lo que nos hace humanos’

El otro día vi en el Telediario de la 1 que el verano era una excelente época para que los españolitos de a pie cogieran un libro entre las manos. Entre visita y visita al chiringuito, podían aprovechar para leer algunas páginas. Ni pensarlo si quiera de octubre a junio, no vaya a ser que nos explote el cerebro a lo Mars Attacks! y empecemos a pensar más de la cuenta…

El caso es que, muy a mi pesar, tengo que darles la razón en que esta época estival de cierta pausa invita más a la lectura. Hoy pretendemos colarnos en el mueble de sugerencias de tu librería de confianza y convencerte para desbancar algunos de los best-sellers veraniegos. Si aún no lo has hecho, te proponemos que conozcas un poco más de cerca a la escritora rusa Anna Starobinets y a su tremenda propuesta literaria de terror y ciencia ficción.

En las novelas de Starobinets lo que asusta no tiene forma de monstruo verde, ni de asesino con careta de conejo y cuchillo en mano. En la prosa de esta excelente autora el miedo se encuentra en lo cotidiano, en la vida tal y como la conocemos. Y eso es lo que más acojona.

¿Tienes ganas de una lectura veraniega distinta? Pues asómate a las páginas de sus libros y descubre el talento de Anna Starobinets. Sus historias llegadas desde la fría Rusia te refrescarán más que un calippo tropical.

Anna Starobinets
Anna Starobinets

Hablamos con Anna Starobinets

Se dice que eres ‘la Stephen King rusa’ ¿Te molestan estas etiquetas?

Las etiquetas no me molestan en absoluto. Fui crítica literaria durante un tiempo, hace muchos años, y entiendo la necesidad de poner etiquetas a los escritores. Con esas etiquetas los describen para que los lectores se orienten sobre qué tipo de autores son.

Es muy difícil describir algo sin comparaciones y… ser ‘la Stephen King rusa’ no es para nada humillante. Lo respeto mucho y me sentí muy honrada cuando me llamaron así por primera vez.

No sé si en España se sigue diciendo, pero hoy en día nadie me llama así en Rusia. Lo hicieron durante un tiempo y después se dieron cuenta de que tenía voz propia.

En Tienes que mirar pones el foco en el tabú que existe en torno al aborto tardío por causas médicas y en la falta de humanidad de una parte del sistema sanitario. ¿Ha cambiado algo en Rusia después de la publicación del libro?

Sí, ha cambiado. La situación cambió después de la publicación del libro. El cambio más importante es que se eliminó el tabú sobre ese tema y se inició una discusión pública.

Tras el lanzamiento de la novela, se abrió una maternidad para mujeres con patologías fetales fatales. Allí pueden recibir apoyo médico y nadie las obliga a interrumpir un embarazo ‘defectuoso’ si desean tenerlo.

En la clínica a la que fui y que describo en el libro, organizaron una capacitación para médicos sobre ‘cómo dar malas noticias a tus pacientes’ porque, lamentablemente, no hay ninguna asignatura de ética en la facultad de medicina. Muchos médicos admitieron públicamente el problema de la ‘inhumanidad’ que se menciona en el libro.

Una parte de la comunidad médica rusa reaccionó de forma favorable ante el libro… ¿Te lo esperabas?

Esperaba todo lo contrario. La verdad es que la comunidad médica reaccionó mucho mejor que la gente común y la comunidad de escritores.

Los escritores decían ‘eso no es literatura, es su diario personal’ y ‘¿por qué no llamarlo novela documental?’ o ¿por qué debemos llamarlo literatura?’ y bla, bla, bla

Algunos miembros del personal de la comunidad médica estaban preocupados por lo que leían. Algunos médicos famosos compartieron en redes sociales que habían leído el libro y lo recomendaron. Dijeron que, desde el otro lado de la barricada, encontraron algo nuevo e inesperado para ellos.

En Rusia no existe una asignatura del tipo ‘ética con los pacientes’ en la facultad de medicina, por lo que no están formados en absoluto en ese sentido. Cada uno de ellos se comporta a su manera dependiendo del tipo de persona que sea y eso no es lo correcto. Debería haber un sistema de interacción con los pacientes.

Los médicos fueron los lectores más comprensivos y agradecidos con el libro, incluso cuando aparecen como los villanos de la novela.

Anna Starobinets firmando uno de sus libros en su visita a Madrid.

En Rusia, como en Esparta, solo necesitamos hijos fuertes. Si el niño no está sano, el sistema interfiere en tu derecho a decidir y tienes que abortar. No tienes elección.

Anna Starobinets, escritora.

Siendo Rusia un país pionero en la legalización del aborto. ¿Crees que está habiendo un retroceso social en torno al derecho de la mujer a decidir?

Parece que cuando vives en Rusia no va a pasar nada malo con tu derecho a decidir (en este campo, al menos) porque para abortar siempre serás bienvenida. En Rusia, cuando te enteras de que estás embarazada y acudes a tu primera ecografía, que es muy temprano, el médico te pregunta con indiferencia: ‘Ok. Hay un bebé. ¿Vas a abortar?’ Esa es literalmente la primera pregunta.

A veces también preguntan algo como ‘¿te lo quedas o lo dejas?’. Es una locura. Solo me encontré en una posición sin derecho a decidir cuando estaba pensando en quedarme con el bebé.

Pensé que sería algo bueno para mí y mi salud mental y luego pensé que no tenía otra opción que interrumpir el embarazo. Esta situación es contraria a la que tienes en España. En España el sistema hace que te quedes con el embarazo pero en Rusia, como en Esparta, solo necesitamos hijos fuertes. Si el niño no está sano, el sistema interfiere en tu derecho a decidir y tienes que abortar. No tienes elección.

¿Cómo has vivido los meses de pandemia?

Bueno, contraje el virus porque, aunque llevaba mi mascarilla, todos los que me rodeaban no. También estoy vacunada. Supongo que en este momento soy un súper-humano porque tengo miles y miles de anticuerpos. Pero en Rusia ha sido un desastre.

A la gente no le gustaba que le dijeran qué hacer y sentirse ‘débil’. Ahora mismo estamos en la tercera ola y no va muy bien. La gente muere todos los días, más que en las primeras oleadas. Aún así, nadie usa sus mascarillas. Tampoco están ansiosos por vacunarse. Hay mucha gente que todavía piensa que es falso y el Gobierno obedece a la multitud porque temen una revolución.

La gente solo usa sus mascarillas, colocándoselas en la barbilla, en los transportes públicos. Y si alguien no está usando una mascarilla y le dices que se la ponga, tendrás suerte si solo te dicen: “Si tienes miedo, simplemente, mantente alejado”.

Kurt Vonnegut dijo que es deber de los escritores y escritoras de ciencia ficción predecir catástrofes. En cierto sentido, lo es.

Anna Starobinets.

Algunas de tus obras, como El Vivo, tienen bastantes similitudes con la sociedad actual. ¿La ciencia y la ciencia ficción están cada vez más cerca? ¿Crees que ahora se escuchan y se miran más?

Ese libro es una distopía, que ya es una predicción, o tal vez una forma de precaución para el futuro. Si no me equivoco, fue Kurt Vonnegut quien dijo que los escritores de ciencia ficción son ‘los canarios en la mina’. Los mineros solían llevar un canario a la mina porque el canario podía sentir el olor de los gases y predecir el peligro. Empezaría a gritar fuerte y los trabajadores sabrían que tienen que irse, aunque, lamentablemente, no suelen llevarse el pájaro.

Vonnegut dijo que es deber de los escritores y escritoras de ciencia ficción predecir catástrofes. Y en cierto sentido, lo es. Debemos intentar predecir cuáles serían las consecuencias de lo que está sucediendo en el mundo.

Intento predecir eso en mis distopías. Por ejemplo: ¿Qué podría hacernos un confinamiento de Covid-19 durante 24 horas al día, 7 días a la semana? Semanas y semanas sin contacto humano, sin conexiones corporales…

Las cosas aterradoras siempre están con nosotros y tener miedo es lo que te hace humano. Eso es sobre lo que escribo. No escribo sobre monstruos verdes que te destrozan.

Anna Starobinets.

Tus historias de terror y ciencia ficción suelen partir de lo cotidiano. ¿La vida actual empieza a dar más miedo que antes?

Creo que la vida ya da miedo. Siempre ha sido así, desde el principio. Somos muy frágiles, por fuera y por dentro. Puedes morir en cualquier momento, enfadarte, perder tu personalidad… Puedes ser traicionado por las personas que te rodean.

Las cosas aterradoras siempre están con nosotros y tener miedo es lo que te hace humano. Eso es sobre lo que escribo. No escribo sobre monstruos verdes que te destrozan.

Anna Starobinets esta semana en Madrid.
Anna Starobinets este lunes en Madrid.

¿Qué autores te interesan dentro de la ciencia ficción actual?

De hecho, soy una lectora bastante devota de Stephen King. Amo a Neil Gailman, también amo a Kazuo Ishiguro … Probablemente me estoy perdiendo a muchos de ellos…

¿Por qué crees que a los españoles nos gustan tanto tus historias, aparentemente, tan alejadas de nosotros?

No sé. De hecho, pienso en esto con bastante frecuencia porque también me lo he preguntado muchas veces. Creo que tal vez es porque sois todos muy felices y tenéís buena comida, vino y buen clima. Tienen el mar muy cerca, el español es un idioma perfecto… Tienen cultura, moda…, todo es genial aquí, así que tal vez vosotros solo necesitáis algo de oscuridad para mantener la mente abierta, o incluso para sentiros aún más orgullosos (risas).

Quizá necesitáis saber que en algún lugar del norte hay un país lleno de monstruos para mantener el equilibrio.

– Por último ¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela de ciencia ficción?

Acabo de terminar de escribir un libro llamado The Fox’s Ford que tiene lugar en 1945 en Manchuria. Se trata de un lugar muy extraño y misterioso en el que se encuentra el ejército soviético. Los hechos históricos se combinan con la ciencia ficción y hay un lugar en el que cada persona que llega puede ver su destino. Por suerte, se traducirá al español.

Cuestionario Furioso de Anna Starobinets

Película favorita: La escalera de Jacob, de Adrian Lyne.

Serie favorita: Juego de Tronos de HBO.

Libro favorito: Flores de Algernon de Daniel Keyes.

Cómic favorito: No tengo ninguno. No son muy típicos en Rusia.

Cantante, grupo o músico favorito: The Doors.

Artista plástico favorito: Vincent Van Gogh.

Miedo tecnológico: quizá el sentirnos como en un Gran Hermano.