Entrevista a Juan Insua. Un viaje de Borges a Marte
Director del CCCBLab y vinculado al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona desde 1993, Juan Insua es un hombre al que no se le acaba ni la curiosidad ni su don para contagiarla. Un buen ejemplo de esa virtud es el festival que dirige desde 2002, Kosmopolis. El cofre lleno de tesoros que querría encontrar cualquier mente inquieta y apasionada por la literatura y la cultura.
Comisario de muchas exposiciones literarias y director de proyectos y programaciones culturales, Juan Insua siempre está atento a la actualidad. A un presente que le da las piezas necesarias para completar la hoja de ruta que nos llevará al futuro. A las tendencias y nuevas formas o experimentos culturales.
Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones y ahora nos vuelve a sorprender con la nueva edición del imprescindible festival Kosmopolis y la exposición Marte. El espejo rojo.
Hablamos con Juan Insua
– ¿De dónde surgió la idea de crear Kosmopolis en 2002?
Había hecho cuatro exposiciones sobre algunos escritores y Josep Ramoneda, que dirigía el CCCB en ese momento, me encargó la exposición de Borges en 2002 llamada Cosmópolis. Borges y Buenos Aires por la concepción que tenía Borges sobre el cosmopolitismo.
Kosmopolis salió con una serie de principios fundacionales que, humildemente, se adelantó, en parte, a lo que vendría después. El espíritu original es, habitantes del universo, habitantes del Cosmos, como una primera gran identidad.
En las bases de Kosmopolis explicamos que estamos abiertos a todas las culturas, a todas las épocas. No tiene nada que ver con privilegiar un país sobre otro.
La literatura es la que mejor expresaba a través de las épocas ese tipo de espíritu por su libertad, creatividad e ir en contra de los corsés.
A partir del siglo XX se ha demostrado que la literatura tiene muchas puertas. No solamente la producción de libros y autores de lo que sería La galaxia Gutenberg, sino también en forma de poesía, canciones, performances, teatro… Esa sería la concepción desde mi punto de vista.
En el fondo de cualquier gran obra, artistas plásticos, cine o guionistas de televisión, hay literatura. Kosmopolis nació con la intención de volver más igualitaria la concepción de la literatura amplificada. No solo porque entra por distintas vías y formatos sino también por que reivindica la capacidad transformadora. No es ir en contra del canon, pero sí decir que el canon es mutante. Cada generación revisa el canon a su manera, los clásicos nunca terminan de decir lo que quieren decir.
Por ejemplo, siempre se habla de la versión folio de Shakespeare, pero Maggie O’Farrell se pregunta cuál es la versión de la mujer de Shakespeare. Es muy interesante.
– ¿De qué forma ha ido evolucionando Kosmopolis a lo largo de los años?
Kosmopolis siempre ha tratado de seguir las tendencias y las tendencias de fondo, lo que viene cocinándose en la literatura a partir de todos los cambios. Asistir a Kosmopolis es como estar en un jardín igualitario. Todo es importante. Es para descubrir. Cada uno de los actos se hace para asombrar y emocionar de alguna manera.
– ¿Qué es la literatura amplificada?
La literatura amplificada o expandida es lo que siempre ha sido la literatura. La literatura tiene dentro de sí todas las artes. Cada vez que nace una nueva, la literatura lo incorpora. En su fondo confluyen todas.
La literatura amplificada incluye la literatura oral, que ahora resurge, y la electrónica que es todo el tipo de literatura influida por internet en los experimentos de los años 90 con el hipertexto hasta la “twiteratura”.
La calidad literaria de los guiones de series televisivas también es un ejemplo. La literatura siempre tuvo muchas puertas y alimentó mucho a las artes.
La manera en la que la literatura se transforma en sí misma y como impregna al resto de las artes es una evidencia. Está amplificada. Allí donde mires hay literatura. Somos seres literarios.
– ¿Qué nos ofrecerá la edición de Kosmopolis de 2021?
Hablaremos del concepto de ciencia ficción amplificada que se vive en este momento con figuras como la de Ted Chiang.
Ted Chiang dice que es discípulo de Asimov, pero también le encontramos elementos Borgianos. Como decía Borges, toda literatura es literatura fantástica, incluso la teología y la metafísica.
Chiang utiliza la ciencia ficción de una forma sin prejuicios. Por ejemplo, un cuento con la estructura de Las mil y una noches en la que trata los viajes en el tiempo, o preocuparse por los problemas de libre albedrío que podría tener la inteligencia artificial.
Hay una punta de lanza que es la ciencia ficción en su sentido más abierto: ficción especulativa, literatura fantástica… en la que hay una tendencia de fondo que llevamos trabajando desde 2017. Toda la literatura que está llegando sobre inteligencias no humanas.
Si pensamos en experimentos más radicales del siglo XX como los de Oulipo y sus constricciones, nos encontramos a miembros como Hervé Le Tellier, que junto a Pablo Martín Sánchez dialogará en Kosmopolis.
La última novela de Le Terrier, La Anomalía, es ficción especulativa y se ha convertido en un bestseller.
La literatura siempre tuvo muchas puertas y alimentó a las artes.
Juan Insua
Traemos a Robert Macfarlane que también parte de esa corriente, así como Richard Powers.
Se plantean inteligencias no humanas como, por ejemplo, las de las plantas o los animales. La literatura siempre ha dado voz a plantas o animales, especialmente la fantástica, pero ahora sabemos que existe y hay un conocimiento científico muy avanzado sobre cómo funcionan el reino vegetal, el reino animal y la inteligencia artificial que también interviene en el tipo de civilización que estamos formalizando.
Es una literatura para la consciencia climática, biocéntrica, en la que debemos aprender a convivir con el resto de las especies de este planeta. Algo que nunca hemos hecho. Y también plantearnos como sociedad interplanetaria ahora que se ha reactivado la carrera espacial.
Como plantea Donna Haraway, es una ciencia ficción en la que se busca en relatos multi especie la unión con otras especies del mundo vegetal y animal, bajo principios feministas y ecológicos.
Antes leíamos ciencia ficción, pero, como dice Kim Stanley Robinson, ahora vivimos en un relato de ciencia ficción.
– ¿La nueva edición de Kosmopolis se ha visto afectada por la situación pandémica?
Ha sido un año complicado con todo esto de la pandemia, mucho teletrabajo. La pandemia nos ha afectado a distintos niveles. Aun así, la programación de este año es muy digna teniendo en cuenta las circunstancias en las que hay que hacerlo todo. Han cambiado un montón de cosas.
Estamos arraigados al tejido local con la colaboración de películas de agentes locales, pero siempre hemos tenido una presencia internacional fuerte. Ahora, en el caso de Herzog, que en 2017 estuvo aquí de forma presencial, con los problemas de la pandemia, los viajes y todo, tenemos que conectar con él por videoconferencia. El vulcanólogo Clive Oppenheimer sí que estará de forma presencial y ambos hablarán sobre el tercer documental que ruedan juntos, Fireball: Visitors from Darker Worlds.
– La “libertad” es el principio en el que se basó Kosmopolis, ¿crees que este término se está desvirtuando en la sociedad actual?
Libertad, como la canción de Calamaro, “la hermana más hermosa” (risas). La libertad es algo muy delicado, es un don exquisito, hay que saberla utilizar bien.
Para que el prodigio se produzca necesitas persistencia, porque el entusiasmo se agota. Flexibilidad para estar abierto al cambio. Una obsesión positiva, porque sin eso no hay nada. Y una obsesión positiva necesita libertad.
Cada generación revisa el canon a su manera, los clásicos nunca terminan de decir lo que quieren decir.
Juan Insua
– ¿Eres partidario de los audiolibros?
Sí, todo es legítimo. Ahora se han puesto de moda los podcasts. Todo son cambios tecnológicos como ya ha habido con la música con Spotify o con la televisión con Netflix.
Los audiolibros en el contexto anglosajón y en consecuencia a los largos viajes en carretera, hizo que aparecieran hace muchos años. Se vendían en gasolineras. Aquí es un fenómeno más reciente que si está bien hecho puede ser interesante.
Lo que no creo es que sea una buena idea que todos los autores lean sus propias obras. Que sepan escribir no les da las herramientas que, por ejemplo, pueden tener los actores.
– Por último, ¿cómo lograr que la literatura sea más lúdica y atraiga a las nuevas generaciones?
En Kosmopolis hemos hecho sesiones de cómic o novela gráfica y jóvenes adolescentes han llegado a la lectura a partir de ese medio. Se han acercado a Stevenson, a Jekyll y Hyde a Verne o a cualquiera de los autores de Kosmopolis. Las puertas son muchas.
En Netflix se estrenó la segunda temporada de una serie de cortos de animación producidos por Fincher, Love Death + Robots. Hay uno de esos cortos que es un cuento de Ballard, El gigante ahogado. Está muy bien hecho y narrado como si fuera Ballard. Reformula a Gulliver, es una historia distópica y melancólica.
La música también es una buena puerta de entrada, piensa en las letras de Sabina o Nick Cave.
Cuestionario Furioso de Juan Insua
Película favorita: Las de directores de cine como Buster Keaton y Clint Eastwood.
Serie favorita: The Wire de HBO.
Libro favorito: Las Obras completas de Borges.
Cómic favorito: No lo tengo muy claro…
Cantante, grupo o músico favorito: Beatles, Rolling Stones, Pink Floyd, Battiato, Nick Cave…
Artista plástico favorito: Thom Yorke y Paul Thomas Anderson en Anima.
Miedo tecnológico: Ninguno en particular. Más que miedo, es el problema de la atención. La economía de la atención y cómo perdemos la atención y memoria sobre cuestiones esenciales y la capacidad de concentración para trabajar o leer a causa de las tecnologías disruptivas.