‘Phonogram’: cuando la música es una forma de vida
Hay para quien la música es mera diversión, una excusa para mover el esqueleto. La consumen como estimulantes, con una función finita. Y cuando su efecto se dispersa, apenas recuerdan el nombre de un par de canciones sueltas de algún que otro artista.
Para otros, sin embargo, la música es una forma de vida, una corriente que los traspasa y despierta en ellos una especie de sexto sentido. Podrían pasarse horas hablando de un disco muy concreto de alguno de sus grupos favoritos, y lo harían con un entusiasmo que se les desprende de la piel en pequeñas partículas luminiscentes.
De este segundo grupo de personas es de lo que va Phonogram. De eso, del paso de las modas, y de cómo se construyen los mitos musicales. A fin de cuentas, Richie Edwards no sería Richie Edwards si no hubiese desaparecido de aquella forma en que lo hizo. Veintisiete años después sigue vivo, muy vivo… en forma de recuerdo.
Rule, Britannia!
El primer volumen de Phonogram recuerda a Alta Fidelidad, de Nick Hornby, en un contexto de fantasía urbana. Publicado por Image Comics entre agosto de 2006 y mayo de 2007, sus autores fueron el guionista Kieron Gillen y el dibujante Jamie McKelvie.
David Khol es un treintañero que vivió la explosión del rock independiente en su país en los años 90: el Britpop. Igualmente, es un chulo pretencioso que utiliza sus conocimientos musicales para ligar con grupis en las mismas discotecas que frecuentaba cuando era más joven. También es un fonomante (“phonomancer”, en inglés), una especie de místico con una conexión sobrenatural con la música.
La acción comienza cuando Khol es sorprendido en un festival por una avatar de Britannia: la diosa de la música made in Britain desde los 60 en adelante, que usa polvo de estrella por brillantina y pólvora por sombra de ojos. Poco después, el protagonista de Phonogram se encuentra con la memoria de una antigua amante suspendida en lo alto de un puente, como un fantasma. Algo no va bien.
A lo largo de seis números, Khol deberá averiguar lo que está ocurriendo con Britannia. Para ello deberá desprenderse de su vieja forma de entender las cosas, soltar lastre, y dejar de comportarse como un gilipollas. Madurar, en otras palabras. También deberá cuidarse de los retromantes, parásitos de nostalgia que vampirizan a las personas en su afán por seguir siendo culturalmente relevantes.
De su lado, Khol cuenta con Emily, otra fonomante (y quizá el personaje más carismático e interesante del cómic), Kid, un tío normalito pero bienintencionado, e Indie Dave, un experto en retromagia.
Phonogram: Fantasía rockera
En un psicotrópico juego del ahorcado, David Khol deberá completar la palabra BR_TP_P o morir en el intento (y nosotros con él, un poco).
Phonogram es un cómic acerca de la muerte de una subcultura y el rechazo de algunos a olvidarla. El resultado es más que disfrutable, con multitud de referencias tanto en los dibujos como en el texto a grupos tales como Elastica, Pulp, Kenickie, Manic Street Preachers, Suede… etc.
Este primer volumen de Phonogram fue traducido al castellano en 2017 por Norma Editorial. Los dos volúmenes siguientes pueden conseguirse fácilmente en inglés. El dúo compuesto por Gillen y McKelvie ha alcanzado la fama recientemente por THE WICKED + THE DIVINE, nominada en 2018 a un premio Eisner (los Oscars de los cómics).