‘La infamia’: infamia en todos los sentidos
La infamia (Philippa Lowthorpe y Nicole Taylor, 2017) es una miniserie de hace unos años que está disponible en Filmin desde hace unas semanas. El título en inglés, Three Girls, deja bastante que desear porque, de hecho, quise verla por cómo se llama en español.
Y es que realmente es una infamia la historia que se cuenta en estos tres capítulos de 60 minutos aproximados de duración.
Cuando la policía aparta la mirada
La historia narra las desventuras de tres jóvenes menores de edad que se ven inmersas en una red de prostitución de pakistaníes británicos en Reino Unido. Está basada en hechos reales, lo que hace que sea aún más desagradable verla.
Los temas principales son la desatención de los padres y, especialmente, la no acción de la policía local ante las denuncias de las niñas sobre que estaban siendo violadas por señores de 30, 40 o 50 años, teniendo ellas entre 13 y 16.
Un pifostio de la leche en cuanto a la mala gestión del caso por parte de las fuerzas de seguridad del estado. En algo, además, que no solo implicaba a estas tres niñas, sino que se extendía por todo el país en una red con cientos de casos a cuestas sobre los que nadie hacía nada.
Una infamia en todos los sentidos
Entremos en materia, la historia que cuenta la serie es devastadora a más no poder. También es tremendamente asquerosa por la parte que concierne a los criminales de este caso, pero audiovisualmente la serie es una mierda.
No destaca en fotografía, diálogos (que son más bien pésimos en algunos puntos), banda sonora ni interpretaciones. Simplemente te cuenta una historia, recordemos que basada en hechos reales, de manera ordenada y comprensible.
Ahora yo me pregunto, para eso ¿por qué no hacer un documental? Te haces un documental y quedas la mar de bien, pero no tiene sentido contar la historia como la han contado. O sea, sí, tiene sentido para quien le guste, pero a lo que me refiero es a que ya tenemos miles de historias contadas así.
Es una manera de narrar algo aséptica, lo que digo, que no destaca en nada. Esto podría estar bien hace unos años, pero el nivel ha subido y creo que no se debería valorar un producto cultural únicamente por lo que cuenta sino también por cómo lo cuenta, por cómo se usa el lenguaje audiovisual. En este caso: efectivo, pero soso.