‘Drunk Tank Pink’ de Shame: Bienvenidos al verdadero Post-Punk
En el actual renacimiento post-punk en el que se encuentra el Reino Unido con grupos como Fontaines D.C. y The Murder Capital, Shame sigue siendo una de las bandas más intrigantes.
Si bien su primer álbum, Songs of Praise, no fue muy revelador en cuanto a estilo -con un sonido de rock de guitarra probado-, tenía una cierta chispa que los consolidó como una banda a tener en cuenta.
Su nuevo álbum, Drunk Tank Pink, confirma con creces la existencia de esa chispa. Es un álbum más fuerte en casi todos los sentidos, ampliando la paleta de colores de la banda e invitando a una gama más amplia de influencias. Recordando a todo el mundo, desde los Talking Heads a Peter Gabriel.
Shame, un cambio total de dirección
Al principio, es un poco chocante. El sonido de Shame ha cambiado tanto que casi parece que la banda ha sido reconstruida desde cero.
Pero, mientras que Songs of Praise a menudo parecía una colección de primeros singles, como suelen hacer muchos álbumes de debut, Drunk Tank Pink es una visión totalmente realizada. En él, Shame ha crecido en casi todos los aspectos imaginables.
La primera mitad de Drunk Tank Pink está llena de las canciones más alegres y pop del álbum. La primera canción, Alphabet, sirve de pistoletazo de salida con su ritmo de batería y sus riffs de guitarra.
También está March Day -que casi recuerda a Should I Stay Or Should I Go? de The Clash con sus voces de llamada y respuesta- y la casi groovy Nigel Hitter.
Sin embargo, es en su segunda mitad cuando el álbum alcanza su punto álgido, con canciones que adoptan un tono más pesado, casi goth-rock. Snow Day, que sirve como pieza central del álbum, es sin duda la mejor canción que Shame ha grabado hasta ahora.
Sin duda, la composición de este nuevo álbum de Shame es más aventurera, la música es mejor y, en general, hay mucha más variedad. Es el tipo de álbum que, incluso después de varias escuchas, da la sensación de que todavía tiene mucho más que descubrir.